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El cubano que disparó contra la Embajada de la Isla en Washington queda en libertad condicional

Alexander Alazo deberá seguir en casa su tratamiento psiquiátrico, y no podrá salir de noche ni acercarse a edificios y personal gubernamentales

Alexander Alazo Baró reside en Estados Unidos desde 2010. / Diario Las Américas
14ymedio

03 de octubre 2024 - 15:51

Madrid/Alexander Alazo Baró, el hombre que atacó a balazos la Embajada cubana en Washington en 2020, será puesto en libertad condicional el próximo 15 de octubre, aunque deberá seguir un tratamiento psiquiátrico supervisado por un profesional médico. La jueza Amy Berman Jackson tomó la decisión en una audiencia celebrada este martes, según ha contadoCafé Fuerte

La magistrada ya había absuelto el pasado mayo a Alazo Baró, a quien consideró no responsable de sus actos por “demencia”. Berman Jackson ordenó, no obstante, que el cubano fuera hospitalizado para comenzar un tratamiento previo a quedar en libertad. Según la ley estadounidense, los internos con problemas mentales solo pueden ser liberados cuando se acredite que no representan un riesgo para sí mismos y la sociedad. 

Ahora, el tribunal ha revisado la situación y ha ordenado que Alazo Baró, que ha cumplido 46 años, siga su tratamiento en casa, siempre con la supervisión de los funcionarios de libertad condicional, que deben vigilar el registro de los medicamentos que toma, custodiados por su esposa, Marianys Alazo Delgado, enfermera de profesión.

Además, deberá permanecer en su vivienda, ubicada en Pensilvania, durante las noches y no podrá abandonar el centro de la ciudad sin autorización

Además, deberá permanecer en su vivienda, ubicada en Pensilvania, durante las noches y no podrá abandonar el centro de la ciudad sin autorización. También tiene prohibido aproximarse a cualquier dependencia gubernamental y funcionario público de Estados Unidos. 

“El objetivo a largo plazo es que el señor Alazo esté sano, que esté con usted y sus hijos en la comunidad. Tengo la responsabilidad principal de proteger a la comunidad a través de todo esto”, dijo la jueza a la esposa de Alazo al entregar su dictamen, según The Washington Post.

Alazo Baró, residente en Estados Unidos desde 2010, disparó 32 proyectiles con un fusil AK-47 contra la sede diplomática cubana el 30 de abril de 2020

Desde entonces, el cubano estuvo inmerso un proceso judicial que duró cuatro años y en el que se le imputaban cuatro cargos –disparo con armas de fuego en un acto violento, ataque con violencia a un funcionario con arma mortal, daños a propiedades de un Gobierno extranjero en EE UU y tenencia de armas–, de los que fue absuelto este mayo.

La decisión provocó una furibunda reacción del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que emitió una protesta donde acusó a EE UU de ser “incapaz de calificar la acción por lo que es: un acto terrorista”. Además, la Cancillería dijo que la decisión del tribunal “traslada un peligroso mensaje de impunidad para quienes se propongan tomar acciones violentas contra sedes diplomáticas”. 

"El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que emitió una protesta donde acusó a EE UU de ser “incapaz de calificar la acción por lo que es: un acto terrorista”

“El propio Alazo confesó que iba con la intención de batir lo que hubiera delante, incluso seres humanos si hubieren estado en su línea de fuego. Se trató de un acto terrorista en la ciudad capital de los Estados Unidos contra una sede diplomática permanente”, rezaba el comunicado, en el que se mencionó que el cubano también “causó extensos daños materiales en el exterior e interior de la edificación y puso en peligro las vidas de varias personas que se encontraban dentro del edificio”.

“Al momento de su detención, era conocida la asociación regular de Alazo con el centro religioso Doral Jesus Worship Center, en Miami Dade, en el que se reúnen personas con reconocida conducta a favor de la agresión, la hostilidad, la violencia y el extremismo contra Cuba”, acusó.

Alazo Baró, casado en 2011, vivía en Middletown con su esposa, su madre y dos hijos pequeños. Desde hacía años tenía delirios de persecución y pensaba que un grupo armado procedente de Cuba quería matarlo, una situación que forzó varios cambios de domicilio familiar y un diagnóstico por trastorno delirante en marzo de 2020. Solo dos meses después, atacó la embajada cubana. 

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