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Los cubanos esperan más que símbolos ante el debut de la Isla en cumbre de Panamá

Ciudadanos ante la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana para conseguir el visado. (AFP / Yamil Lage)
Sara Gómez Armas

08 de abril 2015 - 11:33

La Habana/(EFE).- Cuba vive los días previos a la Cumbre de las Américas con expectación ante el debut de la Isla en ese foro y con el deseo de muchos de que ese estreno vaya más allá de los símbolos y acelere el proceso de restablecimiento de relaciones con Estados Unidos.

Cuba se estrenará en la cumbre, que tendrá lugar los días 10 y 11 de abril, representada al más alto nivel por el presidente Raúl Castro, pero también contará con una amplia representación de organizaciones sociales oficialistas en los foros paralelos previos que empiezan este miércoles, donde coincidirán con representantes de la disidencia.

Con el optimismo entre moderado y cauteloso con que acogieron el anuncio del deshielo diplomático del pasado 17-D entre Cuba y EEUU, muchos cubanos de a pie perciben la asistencia por primera vez de su país al foro hemisférico como algo "significativo", aunque con el temor de que se reduzca a un solo gesto: el esperado saludo entre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

"Si se saludan o no, no importa. Lo que a mí me gustaría es que no se lleven mal porque nosotros necesitamos mucho que Cuba haga amistad con Estados Unidos y con todos los países", indicó a Efe Maikol, un veterinario que apuesta por que las naciones del continente traten de "compartir ideales".

Ideltrudes Valdés, médico de profesión, confía en que la esperada foto entre Castro y Obama sea "más que simbólica" y signifique "el comienzo de lo que todos los cubanos están esperando, que se reanuden por fin las relaciones diplomáticas y haya una mejoría para todos en Cuba".

"El proceso está siendo extremadamente lento, esperábamos que todo hubiera fluido con más naturalidad. Escuchamos hablar de diálogo y más diálogo, pero resultados todavía no vemos", lamentó.

Después de tres rondas de conversaciones para restablecer relaciones, e incluso una reunión sobre derechos humanos, Cuba y EE UU aún no han acordado las fechas para la apertura de sus respectivas embajadas, algo que la parte norteamericana deseaba que se produjera antes de la cumbre de Panamá.

"Se esperaban muchas cosas pero hasta que no se vean no podemos decir que estamos restableciendo relaciones"

"Se esperaban muchas cosas pero hasta que no se vean no podemos decir que estamos restableciendo relaciones. La lista terrorista, las embajadas... Hay muchas cosas que se nos dijeron y que todavía no han pasado", señala a Efe Yanelis Llorca, una estudiante en 3º curso de Psicología.

Para esta universitaria, la previsible foto entre Castro y Obama puede contribuir a "cambiar la mentalidad" de los sectores más reaccionarios dentro de la Isla, escépticos ante la nueva relación con EE UU, "algo muy difícil después de tantos años de rivalidad histórica".

"Aunque no hacemos nada si nos quedamos en una foto. Lo importante es todo lo que pueda arrastrar después", subrayó.

Más pesimista es Jorge Santacana, un desempleado de 52 años, para quien lo único positivo de la cumbre es la presencia en ella de un grupo de una treintena de disidentes, un "reconocimiento" a la oposición cubana, "un grupo de personas a las que no se da voz dentro de Cuba pero que han sido capaces de llegar a Panamá".

"Lo triste es que el Gobierno sigue con la parte virtual. No hay apertura, hay personas que siguen presas, no hay prensa libre, hay un sólo partido, no hay donde elegir. Y el modelo de los norteamericanos tampoco es el bueno", aseveró.

"Hay personas que siguen presas, no hay prensa libre, hay un sólo partido, no hay donde elegir. Y el modelo de los norteamericanos tampoco es el bueno"

Entre los disidentes que viajan a Panamá están algunas de las figuras más conocidas de la disidencia como la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler; Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Guillermo Fariñas, del Frente Antitotalitario Unido, o Manuel Cuesta Morúa, líder del Arco Progresista.

La asistencia de estos opositores ha desatado las críticas de los representantes de la sociedad civil oficialista, cuya delegación, nada más aterrizar ayer en Panamá, denunció la presencia "ofensiva e inadmisible" de "mercenarios pagados por enemigos históricos de Cuba".

La Isla también enviará a Panamá una delegación, encabezada por el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, que participará en el foro empresarial previo a la cumbre para mostrar las posibilidades de negocio que ofrece la isla y captar la inversión foránea que precisa para llevar a cabo sus reformas económicas.

Cuba quiere aprovechar esa plataforma para explicar ante sus vecinos continentales y potenciales inversores dos de sus principales proyectos de desarrollo: la Zona Especial del Mariel y su nueva Ley de Inversión Extranjera.

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