Los cubanos prefieren hoteles regentados por extranjeros
La Habana/Guillermo y María Eugenia se ufanan de conocer casi todos los hoteles "buenos que hay en este país". Ocho años después de que el Gobierno de Raúl Castro autorizara a los cubanos a hospedarse en las instalaciones turísticas de la Isla, la presencia de huéspedes nacionales va en aumento y la posibilidad de disfrutar de un "todo incluido" es un signo que distingue a la clase media emergente.
"Vamos hasta tres veces al año a algún centro turístico", detalla Maria Eugenia, quien con un hijo emigrado que le envía remesas y un trabajo como peluquera por cuenta propia ahorra todo lo que puede para darse "ese gusto". Se ufana de conocer muy bien el entramado de reservaciones y ofertas más baratas de la empresa Cubatur. "Hay que estar bien conectado para enterarse de cuándo van a sacar una rebaja interesante", detalla.
Cuando en marzo de 2008 el Gobierno cubano anunció el fin de una época de segregación hotelera contra los nacionales, Guillermo y María Eugenia solo habían estado una vez hospedados en un alojamiento. "Fue cuando nos casamos, en 1969, y estuvimos en el Internacional de Varadero", recuerda el esposo. Tardaron más de 40 años en volver a disfrutar de un hotel en su propio país.
"Queremos recuperar el tiempo perdido", comenta a coro la pareja, que ha rentado habitaciones en Trinidad, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Ciego de Ávila e innumerables playas a lo largo de la geografía cubana. "Preferimos los hoteles regentados por extranjeros", aclara la mujer, que asegura que "están más limpios, la atención es más eficiente y la variedad de comida más amplia".
En el año 2014 utilizaron la red de hoteles nacionales 1,2 millones de ciudadanos de la Isla y se situaron como el segundo grupo de visitantes más numeroso que arribaron al balneario de Varadero, solo superados por los canadienses. Sin embargo, las críticas a una atención diferenciada en el servicio que reciben los huéspedes del patio en relación con los extranjeros se han vuelto frecuentes en los últimos años.
"No es lo mismo, desde que uno enseña el carné de identidad para que le entreguen la llave de la habitación ya se nota que el trato no es igual", se queja Amanda, de 38 años y casada con un músico, quien con frecuencia toma vacaciones en el hotel Arenas Doradas, situado también en la más famosa playa cubana. "A los cubanos nos hacen aclaraciones que llegan a ser irrespetuosas sobre el tema de no robarnos las toallas ni los vasos de la cocina", protesta la mujer, madre de dos niños.
“La gente sigue teniendo hambre vieja y quiere ir a llenarse a los hoteles” pero “no hay suministro que aguante esa demanda desmedida”
Aunque no están inscritos en ningún servicio online de reservas y jamás han escrito un comentario sobre su experiencia hotelera, Guillermo y María Eugenia son una fuente inagotable de sugerencias y tips para lograr la mejor oferta al precio más barato. "Preguntamos siempre si el hotel lo administra una firma española o de otro país, porque son los que mejorcito funcionan", aclaran.
"El ojo del amo engorda el caballo", sentencia la señora, quien desaconseja los hoteles gestionados exclusivamente por la firma nacional Gaviota. "No llegan a tener un servicio de excelencia, y los detalles como el agua caliente, el aire acondicionado o la variedad de quesos en el desayuno a veces dejan mucho que desear", sentencia. "Preferimos los que incluyen el transporte en el precio, para no hacer el viaje por nosotros mismos".
El grupo Gaviota, controlado por el Ministerio de las Fuerzas Armadas, gestiona el 30% de la oferta de alojamiento en toda la Isla y en estos momentos se encuentra en un proceso de ampliación que incluye la construcción de 16.000 nuevas habitaciones hoteleras en La Habana, Varadero, Cayos de Villa Clara, Jardines del Rey y Camagüey antes de 2017.
Las críticas no vienen solo de parte de los clientes nacionales. "Tenemos muchas pérdidas cuando la mayoría de las habitaciones del hotel están ocupada por cubanos", comenta bajo anonimato un empleado del Sol Río de Luna y Mares, un resort de "todo incluido" con cuatro estrellas y 464 habitaciones en la Playa Esmeralda, del litoral norte holguinero. "Se llevan los cubiertos del restaurante, las copas y echan la comida en bolsa para llevársela a sus casas", se queja el camarero.
A mediados de 2015 la televisión cubana pedía a los cubanos "mantener una conducta adecuada" cuando se encontraran en espacios turísticos junto a extranjeros. El pasado año, el mercado del turismo interno creció en un 7,5 % con respecto al anterior y se espera que para 2016 la cifra aumente, por lo que esas fricciones también podrían hacerse más evidentes. "Ahora mismo estamos priorizando el turismo internacional, que va en aumento y deja más dinero", aclara una trabajadora de Cubatur en el municipio Plaza.
"Los turistas vienen buscando sol y mucha playa, tranquilidad y buena música; pero el cliente cubano tiene otras exigencias", detalla la mujer. A la hora de elegir un alojamiento los nacionales priorizan "comodidad de las habitaciones, que haya canales extranjeros en los televisores y abundante comida en los restaurantes", enumera. "La gente sigue teniendo hambre vieja y quiere ir a llenarse a los hoteles" pero "no hay suministro que aguante esa demanda desmedida", asegura.
Por el momento, Guillermo y María Eugenia planifican su próxima escapada. "Tenemos ya una reserva por dos noches con todo incluido en un cayo, que nos ha costado menos de 100 CUC", asegura la mujer. "Ya tenemos preparadas las jabas, porque de ese viaje tengo que traer el queso y la mantequilla para varias semanas", confiesa sin vergüenza.