"La cuestión es salir, fuera ya veremos", dicen los cubanos rumbo a Managua
Todavía está activa la "ruta de los volcanes", que muchos emprenden con la esperanza de llegar a EE UU por Centroamérica
México/"Los pasajeros que no tienen pasaporte, manténganse en sus asientos". La frase, que en cualquier otro vuelo sonaría extraña, es ya una rutina en los aviones de la compañía Aeroméxico que hacen la ruta entre La Habana y la capital mexicana para concluir viaje, posteriormente, en Managua. Los cubanos siguen usando esa ruta para llegar a Estados Unidos.
Entre abrazos y lágrimas, Dayuris y Julio se despidieron de sus familiares este miércoles antes de dirigirse al área de chequeo de migración de la terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí. Después de pasar los controles y acercarse a la puerta 13, desde donde un par de horas después comenzaría el embarque para el vuelo AM 052 de Aeroméxico, la pareja sentía que había logrado "la mitad del trayecto".
"Mi hermana nos rellenó todos los formularios para obtener el parole humanitario en Estados Unidos pero se está demorando y preferimos esperar la respuesta en México", advierte Dayuris. "Tenemos un primo en Monterrey que nos ha ofrecido su casa y también quizás podamos regularizarnos para trabajar en lo que esperamos por los papeles para viajar a Miami".
Tras la entrada en vigor, en enero pasado, de un nuevo programa que ofrece hasta 30.000 permisos mensuales para que ciudadanos cubanos, nicaragüenses, haitianos y venezolanos ingresen a Estados Unidos, el número de viajeros que desde Cuba hace la llamada "ruta de los volcanes", a través de Managua, ha descendido significativamente.
Los migrantes cubanos deben permanecer en el interior de la nave hasta que vuelva a despegar, esta vez rumbo a Managua
Sin embargo, todavía hay interesados en salir de la Isla aprovechando las flexibilidades que el régimen de Daniel Ortega ofrece a los cubanos que no necesitan una visa para visitar el país centroamericano. Unos por no querer seguir esperando en Cuba y otros porque temen que algo ocurra y se complique su salida, lo cierto es que "se siguen vendiendo boletos La Habana - Ciudad de México - Managua", reconoce una empleada de la aerolínea a este diario.
A diferencia de hace unos meses, cuando la mayor parte de los viajeros que abordaban el vuelo de Aeroméxico iban hacia Nicaragua con una parada en la Ciudad de México, ahora en el interior de la aeronave se entremezclan algunos migrantes cubanos con turistas rusos, canadienses y europeos que tras una estancia en la Isla emprenden rumbo hacia el Norte.
La diferencia entre estos pasajeros es que mientras los turistas extranjeros desembarcan en el Aeropuerto Benito Juárez, los migrantes cubanos deben permanecer en el interior de la nave hasta que vuelva a despegar esta vez rumbo a Managua. También tienen la obligación de entregar el pasaporte en el momento de abordar el vuelo, una medida que está en vigor desde el 30 de octubre pasado, cuando Aeroméxico retomó sus vuelos a La Habana.
Entonces, los representantes de la compañía informaron de que era imprescindible que los viajeros con destino final Managua compraran el boleto de ida y vuelta sin conexiones con otras aerolíneas, pues se permitiría que en el aeropuerto de Ciudad de México hicieran un transbordo hacia una aeronave que no sea de su empresa. Casi cinco meses después, el mecanismo se mantiene intacto.
"Estamos llamando al abordaje a los pasajeros con destino final Ciudad de México. Los pasajeros que no cuentan con visa esperen a ser llamados"
A Dayuris y a Julio el documento de viaje les fue retirado por empleados de la aerolínea antes de subir a la nave. "Estamos llamando al abordaje a los pasajeros con destino final Ciudad de México. Los pasajeros que no cuentan con visa esperen a ser llamados", repitió varias veces un empleado de la aerolínea en la sala de abordaje del aeropuerto habanero. Una docena de personas se quedó aparte hasta que el resto de los pasajeros entró al avión.
"Entonces nos retiraron los pasaportes y nos dieron un número con el que podemos recuperarlo ya en Managua", comenta Julio. En la capital nicaragüense los espera un "guía" que los llevará a un modesto hotel y al día siguiente de su llegada tienen "arreglado un transporte" que los trasladará hasta la frontera con Honduras. "Si todo sale bien, la semana que viene ya estamos con nuestro primo en Monterrey", especula. "La cuestión es salir, fuera ya veremos".
En el mismo vuelo en que viajó la pareja, también había una maestra jubilada con dos hijos en Miami que la quieren "acercar todo lo posible a la frontera" sur de Estados Unidos, un padre con su hijo que "en julio cumple la edad para entrar en el Servicio Militar y hay que sacarlo cuanto antes de Cuba" y dos hermanas de Güira de Melena en Artemisa que aseguran "tener un contrato para bailar" en Ciudad Juárez hasta que reúnan el dinero para llegar a Houston donde vive una tía.
Cada uno pagó una cifra cercana a los 2.000 dólares por el viaje de ida y vuelta, un boleto de regreso que todos esperan no tener que usar. Con un minúsculo paquete de maní salado, todo el alimento que repartieron los empleados de la aerolínea en el trayecto entre La Habana y Managua, emprenden una travesía migratoria de la que tienen más dudas que certezas.
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