“Ese día, como los niños, salí a jugar”, cuenta El Sexto

Danilo (El Sexto) tras su liberación (2)
Danilo Maldonado (El Sexto) tras su liberación. (14ymedio)
Luz Escobar

27 de enero 2017 - 22:41

La Habana/Desde finales de noviembre pasado Danilo Maldonado, El Sexto, vivió una pesadilla. Pasó de una estación de policía en otra hasta llegar a la temida cárcel Combinado del Este, en La Habana. Su delito: escribir en varios muros una pintada que rezaba "Se fue", a pocas horas de la muerte del expresidente Fidel Castro.

El pasado sábado el artista callejero quedó en libertad. Pocas horas después de charlar con 14ymedio, el jueves, la oficina de Inmigración y Extranjería renovó su pasaporte y le anunció que podría salir del país. Este viernes, El Sexto viajó a Miami en compañía de su pareja sentimental.

Pregunta. ¿Cómo vivió la noticia de la muerte de Fidel Castro?

Respuesta. Ese día me despertaron con la noticia y no podía creerla. El músico Gorki Águila me llamó primero, después otros amigos y luego mi hermana que me decía "oye, se murió Fidel, de verdad".

Me vestí y, como los niños, salí a jugar. Primero pinté en un muro de una bodega en la esquina de 23 y F, además de otros lugares hasta llegar al hotel Habana Libre donde una persona estaba conectada a la zona wifi y transmitía en vivo por Facebook. Entonces se difundió el momento en que hice un grafiti con la frase "Se fue" sobre el muro.

Al rato fui a mi casa, ya casi amanecía y todo estaba muy tranquilo. Cuando ya estaba acostado, la policía abrió la puerta de la habitación y me cogió a la fuerza. Me golpearon y me tiraron en la patrulla policial.

No me dieron explicación alguna durante durante el arresto

P. ¿En algún momento le explicaron el motivo de la detención?

R. No me dieron explicación alguna durante durante el arresto y me trasladaron a una unidad de La Lisa, luego a Guanabacoa, donde me quitaron mi teléfono, que hasta hoy no ha aparecido. Allí me hablaron de un delito de "daños". Después pasé a la estación de Zapata y C, y más tarde al Vivac. De ahí a la prisión de Valle Grande donde el fin de semana del 10 de diciembre, día de los derechos humanos, me pusieron en una celda de aislamiento.

Luego vino el Combinado del Este, donde me recibieron con una mano de golpes. Me ahorcaron prácticamente y me quitaron toda la ropa civil que tenía. Me pusieron la ropa de preso a la fuerza.

P. ¿Tenía algún tipo de seguimiento especial en la cárcel?

R. Cada vez que hablaba por teléfono era vigilado. Un reeducador me decía que me soltarían pronto, pero me di cuenta que era para que me quedara tranquilo e hiciera silencio.

Hace falta que los niños vean otras cosas lindas, diferentes a lo que ven en ese dogma con en el que aprenden a leer

P. ¿Cómo reaccionaban los otros presos?

R. Mostraron una solidaridad increíble. Pintaba mucho y trataba de sacar los dibujos de la cárcel. Era muy bueno también saber que tanta gente estaba pendiente de mi caso. En especial, quiero agradecer a Yulier Rodríguez, el grafitero, que estuvo pendiente de mi situación.

P. ¿Qué planes tiene para ahora que ya está en la calle?

R. Lo más inmediato es hacer todo por ver a mi hija. Además, quiero recopilar algunos de los dibujos que hice en la prisión y hacer un libro con esos textos cortos y con ilustraciones. Hace falta que los niños vean otras cosas lindas, diferentes a lo que ven en ese dogma con en el que aprenden a leer.

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