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Los datos agropecuarios de la Onei reflejan una crisis alimentaria sin precedente en Cuba

El cerdo encabeza la lista con un desplome del 93,2%; hasta la langosta y la miel registran pérdidas sustanciales

El plátano, una de las frutas más consumidas en la Isla, está entre los cultivos más afectados. / 14ymedio
14ymedio

22 de enero 2025 - 19:03

Madrid/Los datos agropecuarios del anuario 2023, publicados este martes con un año de retraso, reflejan una situación dramática cuyo alcance real solo se conocerá cuando las autoridades cubanas se atrevan a dar a conocer los números de 2024. Por el momento, los indicadores de la inmensa mayoría de productos confirman que la Isla pasa por una crisis alimentaria imparable.

Lo demuestra, fundamentalmente, la abrupta caída del ganado porcino, que en solo un año pasa de 2.677.000 cabezas en 2019 a solo 116.500. En octubre de 2023, el ministro de la Agricultura ya había revelado un fuerte descenso (del 92%) en las toneladas de carne del animal que se producían en la Isla, y cifró la masa reproductora en 35.892 cabezas en 2022, frente a las 96.200 que había en 2018, una pérdida de 60.308 animales. El dato actual del anuario sorprende por lo abrupto. Según el cuadro, en 2020 había 1.120.700 cabezas; en 2021, 1.075.500 y en 2022, 1.456.200, por lo que en apenas un año se perdió, de acuerdo con la estadística oficial, el 93,2% del ganado porcino.

Entre los datos más esperados estaba el de la zafra, pero una vez más habrá que quedarse sin saber. El documento no incluye los datos de Azcuba de la zafra 2022-2023, mucho menos los de la última completada, 2023-2024. Los más recientes aportados por la prensa oficial eran los 1,2 millones de toneladas de 2021 y, desde entonces, los números se habían tenido que calcular mediante las referencias disponibles. Hoy sabemos que el período 2021-2022 se cerró con tan solo 700.000 toneladas y, a partir de ahí, se entra en otro vacío. 

El documento no incluye los datos de Azcuba de la zafra 2022-2023, mucho menos los de la última completada, 2023-2024

El cuadro dedicado al azúcar no llama la atención, conociendo la completa ruina en que se ha convertido la industria otrora estrella de la Isla, aunque produce vértigo ver los datos año tras año, que muestran una penosa evolución desde los casi ocho millones producidos en 1990 –de los que 6,5 correspondían al sector estatal y 1,5 al privado– a la paupérrima cantidad que remata la lista y revela un abandono casi total de la producción por parte del Estado: 10.000 toneladas frente a las 690.000 del sector privado.

No es un secreto, y se vuelve a poner de manifiesto en el anuario 2023, que la privilegiada empresa estatal socialista, catalogada por el Gobierno de sujeto principal de la economía, es altamente ineficiente en lo que a la alimentación respecta. Queda claro nuevamente en el cuadro comparativo ofrecido en el anuario agropecuario agrícola. Al sector privado se debe el 92% de frutas, el 87% de los cítricos, el 83% de los frijoles, el 82% del plátano y las viandas, el 81% de los tubérculos y el 67% del arroz, única producción principal en que el Estado asoma la cabeza y, aún así, se queda en el 32%. 

Todo esto, teniendo en cuenta que la propiedad de la tierra sigue siendo mayoritariamente del Estado, que tiene el triple de superficie agrícola, aunque estos datos están muy desactualizados, ya que corresponden a 2017. El 68% de los tenentes de tierras son arrendatarios, frente al 24% de propietarios y el 8% de campesinos “dispersos”. Los arrendatarios suponen tan solo el 0,3%, una cifra muy baja teniendo en cuenta la cantidad de tierras ociosas que posee el Estado, la mayoría en Camagüey, que también tiene una enorme cantidad de terreno sin cultivar (no en vano es la más grande de las provincias cubanas).

Por cultivos, todos experimentaron caídas en el último quinquenio, siendo las más visibles las del plátano, de 1.036.176 toneladas a 438.125; o los cereales, de 702.147 a 208.685. Dentro de ellos sobresale el arroz, uno de los productos básicos en la dieta diaria de los cubanos, que pasaron de 426.228 toneladas a apenas 58.766. 

También destacan algunos otros productos, como la fruta en general (283.950 toneladas en 2019 a 86.605 en 2023) o la cebolla (de 71.557 a 13.686), la malanga (167.202 a 89.445) y la toronja (22.987 a 1.840), por solo poner algunos ejemplos. Además, llama la atención que incluso el producto agrícola más mimado, al que se destinan específicamente algunos recursos, como el combustible, tampoco amortigua las caídas: el tabaco decreció de 28.584 toneladas a la mitad, con 12.248 en cinco años.

Ni uno solo de los productos del campo mejoró sus datos comparados en los últimos años, y peor aún le fue a la ganadería, como ya se ha comentado. Pero igual suerte corren otros productos de origen animal, como la leche, uno de los más prometidos desde el inicio de la Revolución a la población cubana. La producción cayó de 512.000 toneladas en 2019 a 230.800 en 2023, lo que a nadie extraña si se tiene en cuenta que el hato bovino pasó de 312.900 cabezas a 217.000 peor alimentadas, como se ve en el gráfico de rendimiento, donde se observa que cayó de 1.636 kilos anuales por vaca en ordeño a 1.064. 

Lo mismo ocurre con las cabezas de vacuno para entrega, que pasaron de 475.000 a 299.700 y, como ya se ha comentado en anteriores ocasiones, las aves, que descendieron estrepitosamente de 35.356 a tan solo 5.589. En el detalle se observan también reducciones casi del 50% tanto en ponedoras como en reemplazos como en reproductoras, una hecatombe que deja su huella en los huevos, claro está. La producción total se redujo desde los 196.020.000 a 94.410.000.

Pedro Monreal certificaba que Cuba está ante una "señora crisis de seguridad alimentaria" y recordaba que la realidad es aún peor

El pescado naufraga un año más, dejando cifras paupérrimas para un país con la flota pesquera hecha añicos. El total pasó en cinco años de 45.654 toneladas a 26.239, y solo hay un producto que se sostiene, el pargo, y uno que crece ligeramente, la cherna, de solo 27 a 32 toneladas, cantidades ridículas pero que son el casi el único apartado en aumento de las 36 páginas de informe, junto con el también modesto crecimiento de la carpa. Los productos más mimados del mar no corrieron mejor suerte, y la langosta pasó de 3.278 toneladas a 2.625, mientras el camarón bajó de 672 a 426 y, en su concepto más amplio, la camaronicultura se precipita desde las 6.656 toneladas a solo 931 el pasado año.

Por último, otro de los rubros exportables más cuidados por las autoridades deja otro dato curioso. Creció el número de colmenas en los últimos cinco años, de 204.900 a 231.400. Sin embargo, tanto la miel (9,9 toneladas a 6,7) como la cera total (148,2 a 114) cayeron visiblemente. 

Con estas cifras, el economista Pedro Monreal certificaba que Cuba está ante una “señora crisis de seguridad alimentaria” y recordaba que la realidad es aún peor, ya que las autoridades declararon en octubre de 2024 que ese año el empeoramiento fue aún mayor.

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