Su deportación a Cuba sería reencontrarse con un marido que la quiso matar

Desde que recibieron un aviso colectivo para que se fueran de EE UU, Ana y muchos cubanos han entrado en pánico

Fotografía de archivo del proceso de revisión de las autoridades estadounidenses a migrantes.
Fotografía de archivo del proceso de revisión de las autoridades estadounidenses a migrantes. / EFE/César Contreras
14ymedio

09 de abril 2025 - 16:23

La Habana/Hace seis meses, cuando cruzó la frontera entre EE UU y México y tecleó sus datos en la aplicación CBP One, Ana dio por sentado que su pesadilla familiar había terminado. En el umbral de una nueva vida, con poco más de 30 años, la liberación que representaba aquel país era, para ella, doble: del régimen –culpable de su angustia económica– y de su marido abusador. 

Una amenaza como la que recibió Ana cuando dejó a su marido en La Habana, llevándose consigo a su madre y a su hijo pequeño, no se borra con facilidad: “Donde quiera que te encuentre te voy a matar”. 

Este lunes, otras palabras le helaron la sangre: “No intente permanecer en EE UU, el Gobierno lo encontrará”. Firmaba el Departamento de Seguridad Nacional (DHS): debía salir del país lo antes posible –ella y cientos de migrantes que entraron con CBP One– o exponerse a una persecución policial. Demasiado acostumbrada a los ultimátums, Ana sabe que ante la prepotencia ajena, venga de una persona o de todo un Gobierno, hay poco que hacer. 

“El único lugar en que mi mamá, el niño y yo podremos vivir si tengo que autodeportarme es con el abusador”

“El único lugar en que mi mamá, el niño y yo podremos vivir si tengo que autodeportarme es con el abusador”, lamenta la mujer, que ingresó a EE UU en septiembre pasado. “Espero no tener que verme de nuevo en La Habana. No habíamos pedido el asilo porque estábamos esperando un año y un día, para acogernos a la Ley de Ajuste Cubano”. 

Fue la estrategia que muchos cubanos siguieron, sin contar con que Donald Trump –para muchos el ícono de la libertad y prosperidad que ofrecía el sueño americano– iba a ser el adversario más feroz que tendría su regularización en EE UU. El ambiente es, para muchos, de verdadero pánico. 

El correo electrónico, dirigido a quienes entraron a EE UU desde México con CBP One y obtuvieron un parole de uno o dos años –hasta regularizar su situación–, afecta a todas las nacionalidades, pero perjudica especialmente a los cubanos por un efecto perverso de la Ley de Ajuste. Al permitirles solicitar la residencia al cumplirse un año y un día desde su entrada en EE UU, los cubanos no tenían ningún motivo para pedir el asilo cuando llegaron, mientras los demás sí lo hacían y, teóricamente, no pueden ser deportados mientras están en ese proceso. En cambio, los cubanos que llegaron hace menos de un año están en un limbo jurídico y algunos abogados consideran que es demasiado tarde para que soliciten el asilo, además de que no ofrece ninguna garantía de éxito.

“Los abogados se están forrando en dinero con las peticiones de asilo”

En un estado que no quiere revelar, Yamilé ha pasado las últimas horas con miedo de salir a la calle. Cubana con ciudadanía mexicana, lo que comenzó como un viaje a Miami para establecerse definitivamente en EE UU –un país donde imaginaba sentirse más a gusto y con más oportunidades que en México– se ha convertido en un atrincheramiento. 

“Ahora es volver a México o arriesgarme a que me deporten a Cuba”, un escenario que es mejor ni siquiera considerar, afirma. Canadá, Europa o algún país de América Latina son también opciones. El pasaporte mexicano le abre puertas, pero no las necesarias para quedarse en el lugar donde, ahora, se siente en peligro. Es su enésimo exilio: primero de Cuba, luego de México y ahora de Florida. 

“Los abogados se están forrando en dinero con las peticiones de asilo”, advierte Pablo. Escéptico con la viabilidad del proceso –al fin y al cabo, los cubanos que entraron con CBP One no alegaron ser refugiados políticos ni sufrir persecución del régimen–, piensa que muchos se han dejado llevar por el miedo y se han apresurado a la hora de desembolsar los dólares. 

“A una de mis colegas del trabajo le llegó la orden de deportación”, explica. “Todo el gasto de los abogados ya le ha costado 12.000 dólares, entre un trámite y otro”.

Pablo, residente desde hace algún tiempo en EE UU, comprende que el miedo sea la emoción que prime. “Muchos abogados te hacen creer que son indispensables. Y además, leyendo ese correo, la primera reacción es buscar uno”, afirma. “Una orden de deportación ya son palabras mayores y atravesar ese camino sin asesoría legal no es buena idea”.

El hospital Jackson West, de Miami prepara el despido de al menos 30 empleados a los que se les vence el permiso de trabajo

Una fuente en el hospital Jackson West, de Miami, dijo a 14ymedio que la institución prepara el despido de al menos 30 empleados en situación migratoria delicada a los que se les vence el permiso de trabajo. Otros centros de trabajo en todo EE UU han ejecutado o están a punto de implementar medidas similares. 

En el Jackson West, explica la fuente, la mayoría de los despedidos están matriculados en los cursillos de cuidado doméstico y asistente de enfermería (Home Health Aide y Certified Nursing Assistant, respectivamente), con una duración de tres a seis meses, por los que muchos migrantes optan como medio para lograr un trabajo en el sector sanitario. 

La crispación es perceptible también en las escuelas, donde algunas organizaciones, como el Immigrant Legal Resource Center, han repartido “tarjetas rojas” para que los niños y adolescentes emigrados, además de sus padres, defiendan sus derechos. Consejos como no abrir la puerta a los agentes, no contestar preguntas o no firmar nada –amparados en el derecho constitucional a guardar silencio– forman ya parte del arsenal mental ante la posibilidad de un encontronazo con la policía migratoria. 

Los bufetes de Florida, por su parte, han dado su opinión sobre el correo electrónico del DHS y muchos han instado a los migrantes cubanos a no sucumbir al pánico. Autodeportarse, insisten, trae consecuencias irreversibles ante la ley y puede complicar futuros intentos de retornar a EE UU.

"Usted no puede decir, teniendo una corte pendiente, yo me fui porque me llegó una carta que me decía que me autodeportara"

En una grabación de Facebook, por ejemplo, la abogada Liudmila A. Marcelo pedía a los cubanos que entraron con CBP One –y que, admitió, han enviado numerosas solicitudes en busca de consejo– dar un compás de espera a la medida. La noticia es reciente y no ha habido demasiadas “respuestas” de la Casa Blanca al respecto, por lo que recomendaba prudencia ante una situación que calificó de “ambigua”. 

“Quizás es una estrategia nueva del Gobierno”, añadió. “Hay que tener mucho cuidado a la hora de leer esta carta. Dice que es momento de que abandonen el país y se autodeporten porque su parole ha sido revocado. ¿Cuál es el peligro? Que tienen su corte pendiente. Usted no puede decir, teniendo una corte pendiente, yo me fui porque me llegó una carta que me decía que me autodeportara”. 

Según Marcelo, solo un juez tiene potestad para ordenar una deportación voluntaria. “Si usted se autodeporta por esta carta que crea pánico entre las personas, va a faltar en el futuro a su corte de inmigración. Y el juez va a decir: orden de deportación, ausencia, y lo va a tener en una lista negra”. 

La abogada también lamentó que no se supiera con certeza quiénes eran los destinatarios del correo, porque, subrayó, a unos les ha llegado y a otros no. “No creo, entonces, que haya que entrar en pánico y empezar a hacer solicitudes de asilo”, resumió. “Un asilo frívolo lo deja a usted sin beneficios. Puede ser peor el remedio que la enfermedad”.

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