Derroche de luz en Casalinda, la nueva tienda en dólares de La Habana, donde estuvo el Ten Cents
Comercio
"¡A decirle a papi que recargue!", contestó un empleado a dos mujeres indignadas por el cobro en divisas
La Habana/En un país totalmente desabastecido, abrió sus puertas este sábado la "tienda más completa de Cuba", en la esquina más concurrida de La Habana, en Galiano con San Rafael, donde estuvo el famoso Ten Cents. El Centro Comercial Casalinda, creado por una sociedad mixta entre el Estado cubano y la italiana Italsav, ofrece "productos para el hogar y la persona", eso sí todo en dólares con la tarjeta Clásica o en billetes estadounidenses.
Han pasado justo dos años desde que el local, donde estaba la popular ferretería Trasval, cerró, y nada menos que año y medio desde que se anunció qué comercio ocuparía su lugar. Esta mañana, horas antes de abrir el mercado, todavía la falta de transparencia rodeaba el edificio. "Hay que esperar que vengan los dirigentes", respondía un empleado, con un recién estrenado uniforme amarillo y azul con el logotipo de la empresa.
Hasta el último minuto, el perfil de Facebook de Casalinda en Facebook no anunció la inauguración. Eso no impidió que frente a la fachada, un poco antes de las diez de la mañana, comenzara a armarse una pequeña cola, bajo la atenta mirada de varios boinas rojas (Tropas de Prevención del Ejército). Con el sol ya entrando de lleno en el portal, los clientes se refugiaron en la sombra de las columnas a la espera de que se abrieran las puertas, que cumplieron con la norma de la impuntualidad tan extendida en la Isla. La tienda no permitió a los compradores entrar hasta pasado el mediodía.
"Me enteré porque pasé por aquí ayer, pero no han dicho nada en ninguna parte. Bien calladitos que lo han hecho", comentó a 14ymedio una mujer que se sumó a la fila junto a otros familiares. Su objetivo, "comprar jabón y cositas de aseo" que en su barriada de Luyanó no se consiguen con tanta facilidad pero fundamentalmente "mirar y pasear por un lugar nuevo, bonito y lleno de cosas". En su cartera, confesó que solo llevaba tres dólares.
Otros preguntaban sobre la moneda que se usa en Casalinda y seguían de largo al saber que la tienda solo acepta la divisa estadounidense, algo diferente a lo inicialmente anunciado. El plan, según publicó la prensa oficial en 2023, era vender en moneda libremente convertible (MLC), pero las circunstancias del país han cambiado. El Centro Comercial Casalinda forma parte, hoy, del batallón de nuevas tiendas que abren sus puertas en dólares.
Ubicada en la magnífica fachada a escasos metros del Boulevard habanero, una pantalla anuncia sus productos y mensajes políticos con la imagen de Ernesto Che Guevara. Dentro del local, los repletos estantes dan la bienvenida a los clientes a los que la apertura ha tomado por sorpresa después de tanto tiempo en que parecía que la reinauguración era inminente pero nunca llegaba a confirmarse.
Las primeras obras de remodelación del lugar datan de enero de 2024, cuando pulieron el piso de la entrada. Aquella era la primera fecha de inauguración que habían dado las autoridades. No se concretó. Muy lentamente, se iban añadiendo novedades, sin que las puertas se abrieran ni hubiera noticias.
Desde hace pocos días, a través de las vidrieras se adivinaba que esta vez la cosa iba en serio. Anaqueles repletos de champú, acondicionador, detergente, líquidos limpiadores y una gran variedad de productos de higiene personal y doméstica eran visibles desde el exterior. Con el rostro pegado al cristal, los transeúntes buscaban este jueves alguna señal que delatara lo que habían confirmado empleados de un negocio cercano a 14ymedio hace unas semanas: en Casalinda, nada de pesos cubanos.
"Aceptamos dólares y tarjetas Clásica, Visa o Mastercard", explicaba un empleado a dos mujeres que se acercaron temprano para interesarse sobre las ofertas del nuevo local. Ante el soplido de molestia que salió de la boca de ambas clientas al escuchar la respuesta, el trabajador fue más allá y las invitó a buscar los fulas para hacerse con los tintes de pelo y las cremas faciales en exhibición: "¡A decirle a papi que recargue!", ironizó el hombre.
Una vez dentro, un cartel señala que Casalinda es "la mejor tienda para tu familia" y en el techo del amplio salón de la planta baja todas las lámparas brillan, casi de forma enceguecedora para unos usuarios cada vez más acostumbrados a la penumbra de los apagones. En una esquina, al fondo, el membrete de Agua y Jabón, la firma italiana en manos de Bartolomeo Sabina Tito.
El empresario italiano, presidente del conglomerado Italsav, tiene una larga relación con el castrismo. Desde los inicios de la dolarización, en los años 90, los productos con el logotipo de la compañía llenaban los estantes de las muy populares tiendas de Todo por Uno que se extendieron por la Isla. Desde insumos de aseo hasta cualquier tipo de baratijas de plástico, sus mercancías entraron a raudales en las tiendas, las casas y las cocinas cubanas.
El comerciante lleva años gestionando el portal digital Casalinda, en el que vende alimentos, decoración hogareña, bebidas y muebles de plástico. Pero la cereza del pastel de su negocio en la Isla es, sin dudas, la apertura del local en Centro Habana, ubicado en una de las más importantes arterias mercantiles de la ciudad, con una capacidad impresionante para albergar mercancías y clientes, además de ser un edificio indisolublemente ligado al imaginario económico de la capital. La apertura este sábado de la tienda física de Casalinda lo ubica a la cabeza de los empresarios extranjeros vinculados al comercio en Cuba.
La historia del edificio donde ahora radica Casalinda bien podría servir de metáfora para contar los complicados caminos que ha seguido el comercio en Cuba en los últimos 66 años. Antes de enero de 1959, cuando Fidel Castro y su fiebre nacionalizadora tomaron el poder, el local de tres plantas albergaba al muy popular Ten Cents, de la cadena estadounidense Woolworth. Poco después fue rebautizado, bajo las estrictas normas del mercado racionado, como Variedades Galiano.
En los años 90, la caída del campo socialista sumió al gigante de las tiendas por departamento de La Habana en el desabastecimiento y en el deterioro estructural. De ese período oscuro emergió con la dolarización, de la mano de la Ferretería Trasval, gestionada por los militares y actualmente en la lista de las empresas cubanas sancionadas por Estados Unidos. En aquellos años, el hermoso edificio de estilo neoclásico se llenó de herramientas, muebles y hasta parrilladas para jardín.
Luego, volvió a caer en crisis. La pintura de los muros comenzó a desteñirse, el polvo cubrió el amplio portal y la oscuridad se tragó sus amplios salones. Así, hasta que en 2023 se difundió la noticia de que la empresa italiana Italsav y la cubana Tiendas Caribe habían firmado un contrato de asociación económica internacional para gestionar el centro comercial Variedades Galiano Casalinda.
Junto a la española Vima y a la mexicana Richmeat, Italsav siempre ha tenido encima la sombra de ser en realidad un negocio del propio régimen registrado en el extranjero. Las tres empresas son prácticamente desconocidas en sus países de origen y la calidad de los productos que venden en los mercados cubanos dista mucho de lo que podrían comerciar bajo las estrictas regulaciones de la Unión Europea o bajo las normas mexicanas.
Con un traje pulcro y escoltado por dos grandes retratos de Fidel y Raúl Castro se ve a Sabina Tito en una de las pocas fotografías que se le conocen. Extiende su mano para estrechar la de Ana María Ortega, directora General de las Tiendas Caribe, la empresa estatal con la que hace un par de años selló el acuerdo para la gestión del mercado Casalinda. El italiano sonríe amablemente y con esa imagen vuelve a desaparecer de los medios oficiales cubanos.