Derroche de luz en el supermercado en dólares, boca de lobo en la tienda en MLC
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Cuando la tienda en moneda libremente convertible de 3ra y 70 sufrió un apagón, los clientes tuvieron que echar mano a las linternas de sus teléfonos para salir
La Habana/El mercado en dólares de 3ra y 70, en Miramar, La Habana, se ha coronado como el soberano de todos los comercios de su tipo en la Isla. Comparado con sus tiendas hermanas, abiertas en otras provincias y, sobre todo, con las anticuadas tiendas en MLC (moneda libremente convertible), el lujo y privilegios de este comercio son difíciles de emular en Cuba. El derroche de luz que exhibía este viernes, mientras los edificios vecinos sufrían un apagón, lo dice todo.
Ubicado al pie del hotel de lujo Gran Muthu Habana, en el local en dólares los clientes elegían con parsimonia los productos de anaqueles bien surtidos. Las neveras llenas de tubos de picadillo o jamón, los carritos rojos para llevar la compra y los largos pasillos bien iluminados contrastaban con la “boca de lobo” en que se había convertido la tienda en MLC, justo en la misma esquina pero en la acera de enfrente, tras cortarse el suministro eléctrico.
Pronto el local cercano a 3ra y 70 se vació y solo quedaron los clientes privilegiados que, verdes en mano, cargaban con ollas arroceras y los indispensables paquetes de arroz, además de aceite, galletas dulces, cerveza o pastas. Se hacían colas en las neveras y en las cajas, y Cuba –al menos durante ese rato privilegiado en un supermercado abastecido y limpio– no parecía un país en absoluta crisis.
Sin dólares para adquirir los productos más demandados, o incluso gozar de servicio eléctrico, los clientes del comercio en MLC solo atinaban a echar mano a sus teléfonos para encender la linterna en la oscuridad.
En las cajas, las vendedoras organizaban los pagos recibidos antes del corte de corriente y esperaban a que los últimos clientes salieran del laberinto de estanterías profiriendo insultos. Solo ellos, al llegar a la calle, comprendieron –en palabras de una mujer sudorosa que abandonaba la tienda– lo que es comprar en la “Cubita socialista”.