Los desechos de un hotel Meliá contaminan las playas y manglares de Trinidad, en Cuba
medio ambiente
El derrame ha provocado daños también a las jaibas, cangrejos, peces y aves acuáticas de la zona
La Habana/Meliá Trinidad Península, el coloso hotelero que acaparó el 60% del presupuesto constructivo para 2023 en Sancti Spíritus, ha provocado en solo seis meses de actividad un deterioro significativo de los manglares de la provincia. En un llamado de alerta publicado por la emisora local de radio, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente denunció el “vertimiento de residuales” desde el hotel a ecosistemas sensibles de la costa sur espirituana.
Las fotografías que acompañan la nota dan la medida del daño. Se trata no solo de basura y otros desechos, sino de material tóxico que produce “pestilencia de aguas contaminadas”, sobre todo en el tramo de carretera que une a la localidad de Casilda con las playas del sur. La causa del derrame parece ser –según los especialistas del ministerio– la obstrucción del sistema de procesamiento de desechos del hotel.
Además del ecosistema de manglares de la zona de Las Piñas, los primeros afectados han sido los “conductores y vacacionistas” cubanos, que no pueden darse el lujo de hospedarse en el Meliá y que, tradicionalmente, se han bañado en esas playas. El Ministerio dice haber trasladado su queja a la delegación provincial de Recursos Hidráulicos, encargada de gestionar el desagüe del hotel. Ni siquiera de una instancia oficial a otra ha habido solución.
Los residentes en la zona han manifestado su preocupación por la pestilencia y se han quejado a los medios oficialistas
“Hasta el momento no se ha resuelto el derrame de residuales que hace aproximadamente un mes genera daños al ecosistema de manglar y su biodiversidad: jaibas, cangrejos, peces y aves acuáticas son víctimas de la contaminación”, lamentan.
Los residentes en la zona han manifestado su preocupación por la pestilencia y se han quejado a los medios oficialistas, un dato que –considera el Ministerio– es la única “arista positiva” que ve en el asunto. “Ello confirma los conocimientos adquiridos por la ciudadanía sobre el cuidado y conservación del entorno”, alegan.
El Gobierno cubano, recuerda Radio Sancti Spíritus, tiene la responsabilidad de resolver el incidente provocado por la hotelera española. Existe, subrayan, el plan conocido como Tarea Vida, que debería –por ley, aprobada durante un Consejo de Ministros en 2017– penalizar todas las “acciones negativas de la especie humana sobre la naturaleza”.
Ajeno a la crisis, Meliá no se ha pronunciado hasta el momento sobre el daño causado a la costa espirituana. Inaugurado por el primer ministro, Manuel Marrero, como “homenaje” a Trinidad por sus 510 años, el Meliá Trinidad es una de las joyas de la corona de la hotelera española en Cuba. Los datos poco optimistas de la llegada de turistas no impidieron que sus directivos apostaran por reforzar su posición en la Isla.
El pasado diciembre, cuando el hotel iniciaba sus servicios, Francisco Albertí –el gurú financiero de Meliá y otras compañías con intereses en la Isla– pidió a las autoridades cubanas dar más posibilidades a las empresas europeas, para tener voz y voto en la “recuperación turística” como “grandes actores”.
Sancti Spíritus lleva meses dando voces de alarma por el deterioro medioambiental general de la provincia
El negocio sería redondo para La Habana, argumentó Albertí, porque junto al dinero de los hoteles vendría una "inversión privada a todos los sectores que sufren: el energético, el de los suministros, el de la alimentación, el agrario o el ganadero". "Cuba está en un momento en el que se tienen que tomar decisiones importantes a nivel turístico y de país" si quiere "levantar cabeza", agregó Albertí.
Sancti Spíritus, por su parte, lleva meses dando voces de alarma por el deterioro medioambiental general que sufre la provincia. El caso más grave es el de la presa Zaza, la mayor de la Isla, que está al 13% de su capacidad, según Cubadebate. En el reportaje que el medio estatal dedicó a la situación de la presa también había fotos que daban fe de la crisis que atraviesa el embalse, y no solo por la falta de agua.
Varios camiones de Acopio abren sus puertas, a la vera de la presa, para que los pescadores –que han lanzado una operación de pesca frenética antes de que seque por completo Zaza– les vendan todo el pescado que puedan capturar. Según los testimonios recogidos por Cubadebate, ni siquiera era necesario ya echar las redes. La poca profundidad del agua, y el hecho de que solo queden algunos arroyos y zonas con seres vivos, han hecho posible “coger los peces con la mano”.
Zaza está “agonizante”, lamentaban, no obstante, los trabajadores y familias que dependen del embalse para su sustento. Es cuestión de tiempo antes de que, allí también, la vida bajo el agua quede exterminada, y la que alguna vez fue una de las provincias más limpias de la Isla acabe lastrada por la contaminación.