La madre del detenido español por el 11J pone toda su esperanza en la mediación de Madrid
Niurka Ricardo ha emprendido una campaña por la libertad de Mario Josué, condenado a 12 años de prisión
Salamanca/El joven Mario Josué Prieto Ricardo, de 27 años, lleva en el cuerpo las marcas de la prisión. Pesa poco más de cien libras, se le nota en la clavícula y las costillas; su ojo derecho ve mal, nublado, y le llega cada día una jaqueca puntual y dolorosa. Su celda, en Holguín, está diseñada para quebrar la voluntad del prisionero.
Niurka Ricardo, su madre, ha hecho todo lo posible por que el mundo sepa en manos de quién están los jóvenes que protestaron el 11 de julio en Cuba. "Su salud se va deteriorando cada día que pasa", asegura a 14ymedio la mujer, cuya única esperanza es la mediación del Gobierno de España, país del que Mario Josué posee ciudadanía a través de su padre, beneficiario de la Ley de Nietos.
"Espero que el Gobierno español intervenga a favor de Josué y pida su repatriación a España", afirma, "que no deje abandonado a la suerte del Gobierno cubano la libertad y la vida de mi hijo".
"Ellos han hecho todas las gestiones posibles, pero el Gobierno cubano no ha querido negociar"
La familia acudió a la Embajada de España en La Habana y fueron atendidos por el ministro consejero Javier González Sanjuan y el consejero político Julio Navas. Recibieron una atención esmerada y amable, refiere Niurka. "Ellos han hecho todas las gestiones posibles, pero el Gobierno cubano no ha querido negociar".
Si alguien le pregunta al teniente coronel Gilberto, jefe provincial de cárceles y prisiones en Holguín, cómo se encuentra la salud del recluso, la respuesta será la misma que dio a su madre hace unos días: "Acabo de verlo, está mejor y más gordo que yo".
Niurka enumera los padecimientos de su hijo en prisión: contagios de covid-19 y dengue en dos ocasiones; diarreas de sangre, fiebre y dolores abdominales causados por el agua contaminada de la cárcel; crisis de nervios y depresión crónica, que agravan su condición de paciente psiquiátrico; gastritis, úlceras y falta de apetito.
"En las visitas está nervioso, alterado, hace muecas con los ojos y la boca", cuenta su madre a este diario. "La última vez que lo visitó su novia, no probó bocado". En la prisión no lo atienden debidamente y los medicamentos debe llevarlos la familia.
Sigue pendiente de una cita con el neurólogo, por la visión borrosa de su ojo. Mientras, está recibiendo inyecciones de dipirona, más los antidepresivos y los somníferos. Gracias a la doctora de la prisión, Niurka ha podido conocer la evolución de su hijo y llevarle algunos alimentos.
El día 12, mientras buscaba un regalo para su novia, fue detenido por la Policía. Estuvo cuatro jornadas preso y tuvo que pagar una multa de 2.000 pesos
El 11J, Mario Josué se unió a la protesta pacífica en Holguín. Él vivía en EE UU y, en 2020, viajó a Cuba para estar una temporada con sus padres después de la muerte de su hermana, víctima de un cáncer a los 37 años. Residían ambos en el estado de Virginia y él la atendía. El cierre de las fronteras por la pandemia de covid le impidió volver a EE UU y se le venció la residencia, ya que nunca solicitó la ciudadanía. Por ello seguía en la Isla cuando ocurrieron las manifestaciones del 11 de julio de 2021.
El día 12, mientras buscaba un regalo para su novia, fue detenido por la Policía. Estuvo cuatro jornadas preso y tuvo que pagar una multa de 2.000 pesos.
El 23 de agosto de 2021 fue arrestado una vez más, y se le condenó a 12 años de prisión, bajo el cargo de sedición.
"Desde ese día", añade Niurka, "el sufrimiento, la incertidumbre, la tristeza y la desesperación es lo único que rodea a Mario Josué y a todos sus seres queridos y amigos". Su juicio fue una pantomima: un tribunal militarizado, donde solo podía entrar un familiar del recluso.
"Nos registraban todo el cuerpo", cuenta la mujer, "nos mandaban a quitar los ganchos de pelo, nos revisaban la cabeza y la boca, y no podíamos llevar ni un papel". Señala que jueces y fiscales estaban en complicidad con testigos falsos, que ni siquiera pudieron decir el nombre de Mario Josué.
Un individuo que alegaba haber sido golpeado por el joven cambió su declaración tres veces, denuncia Niurka. Al final, admitió que ni siquiera conocía a Mario Josué. Solamente el abogado defendió su inocencia, declarando que todo aquello era "una mentira mal arreglada".
17 años de condena inicial; 12 después de la casación; apenas 13 meses cumplidos en La Vieja, como se conoce a la prisión provincial de Holguín.
"Nos registraban todo el cuerpo", cuenta la mujer, "nos mandaban a quitar los ganchos de pelo, nos revisaban la cabeza y la boca, y no podíamos llevar ni un papel"
Hace varias semanas, Niurka Ricardo se propuso no consentir más la situación degradante a la que se ve sometido su hijo. Para ello ha comenzado una campaña por su libertad, contactando a la prensa independiente, varias organizaciones defensoras de derechos humanos y diplomáticos. "Le han dado visibilidad", asegura la mujer, que piensa que mientras más se conozca su situación mayor será la posibilidad de que sea liberado y enviado a España.
La novia de Mario José habló también con Emilio Aranguren, obispo de Holguín y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que se mantiene al tanto del caso.
Niurka y su esposo son Testigos de Jehová, y sus creencias les impiden tomar partido contra ningún Gobierno. Sin embargo, quieren justicia y libertad para su hijo.
"Mario Josué se crió escuchando las historias de la añoranza que su bisabuelo sentía por España, su tierra natal", recuerda Niurka. "Entonces le prometió a su papá que un día haría realidad el sueño de su abuelo, y nos compraría una casita en Zamora o Roquetas de Mar, para vivir todos juntos".
Para luchar por ese futuro, según la mujer, el joven marchó a Estados Unidos. "Y estoy segura de que los diplomáticos van a seguir insistiendo hasta lograr sacar a Mario Josué para España".
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