El diario cubano 'Invasor' juega con la cadena pero no con el mono
El diario de Ciego de Ávila sigue con sus críticas al régimen y exculpa a los líderes
Madrid/La sección de opinión del diario oficial de Ciego de Ávila, Invasor, no da tregua al Gobierno. Apenas una semana después del artículo de Saily Sosa en el que se ponía en evidencia los graves errores económicos cometidos por las autoridades en el sector turístico, hoy es otro de sus periodistas, Mario Martín Martín, quien se lanza a tumba abierta sobre el mantra del voluntarismo al que recurren constantemente y desde hace 60 años todos los funcionarios del régimen, aunque él lo circunscribe a quienes defienden la ortodoxia.
"Soy ultradefensor de una afirmación que se escucha por doquier, sobre todo en las orientaciones de quienes nos dirigen al más alto nivel en el país: 'Hay que cambiar de mentalidad'. Parece fácil, y no se necesitan varitas mágicas para hacer valer tal aseveración, pero es evidente que conseguirlo no es cuestión de buena voluntad", señala el columnista.
En el artículo, titulado Parece fácil, ¿lo es?, el periodista se describe como una persona que trata de mantener el optimismo, pero sin alejarse de la realidad. "Puede mirarse el futuro todo lo lindo que uno quiera, pero el presente no hay forma de colorearlo", advierte. Así, Martín se rebela contra la solución mágica de "cambiar la mentalidad", ya que lo considera una "verdad de perogrullo".
"De inmovilismos, inercia, lentitud y desdén está plagado el camino, 'asfaltado' por quienes pretenden repetir fórmulas estériles y quedarse en lo estático para seguir arando en el mar", señala, en una crítica que recurre a Fidel Castro para recordar que "a la Revolución no la podrían destruir desde afuera, sino desde adentro".
Martín añade que estando en el siglo XXI es inconcebible que se hable de convocar reuniones cuando tantas cosas se podrían resolver con una simple llamada telefónica
El autor salva a los máximos líderes del país de la quema y advierte de que fue el primer ministro Manuel Marrero quien mencionó el "autobloqueo" que hace tanto "daño, incluso más", que el de EE UU. Miguel Díaz-Canel también se libra del rapapolvo porque "ha insistido" en que de lo que se trata es de "avanzar por nuestros propios esfuerzos".
Pero a partir de ahí, los burócratas son señalados en conjunto por cometer dos graves errores. "La mentira que arropa al voluntarismo es uno. Fechas de entrega imposibles a las que, sin embargo, nos comprometemos y estamos diciendo que sí hasta que la realidad nos echa en cara que no", alega, un caso que recuerda al del ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, que el pasado año se negó a rectificar la previsión de viajeros internacionales hasta el propio mes de octubre, cuando el desastre era evidente.
"El segundo –continúa– son las reuniones. ¡Ay, las benditas reuniones! A pesar de que se ha reconocido públicamente, hasta por las máximas autoridades del país, el excesivo número de las que a diario se convocan, en todas las instancias, uno tiene la sensación de que el llamado ha sido interpretado a la inversa. No disminuyen, aumentan", lamenta.
Martín añade que estando en el siglo XXI es inconcebible que se hable de convocar reuniones cuando tantas cosas se podrían resolver con una simple llamada telefónica.
El columnista finalmente acaba cayendo en su propia trampa, ya que, no señala posibles salidas o soluciones a los muchos problemas que afectan a la nación, sino que pide él mismo, un cambio de mentalidad, como había reprochado a los funcionarios. "A estas alturas, el lector con cierta lógica podría decir: 'Pero con solucionar estos detalles no vamos a cambiar el panorama'. Y, en verdad, no nos llenará de "panes y peces", pero sí abriría mejores caminos para lograrlo", remata.
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