Díaz-Canel califica de "diseño subversivo" la decisión de EE UU de autorizar cuentas bancarias al sector privado cubano
Cautela entre los beneficiados por las medidas de Biden en la Isla, ante la incertidumbre sobre su despliegue
Madrid/La decisión de Estados Unidos de autorizar a los emprendedores cubanos a abrir cuentas a través de internet en su territorio responden, según Miguel Díaz-Canel, “a un diseño subversivo, delineado en estrategias conocidas, que contempla la manipulación y el empleo de este sector como potencial agente de cambio en el país”. El dirigente cubano se tomó un día de reflexión para reaccionar con palabras más fuertes que las de su Ministerio de Relaciones Exteriores y lo hizo a través de su cuenta en X.
“Son limitadas, restrictivas y no tocan el cuerpo fundamental del bloqueo contra nuestro país, ni las demás sanciones de su política de máxima presión”, argumentó, esto sí en línea con el comunicado de la Cancillería, publicado el miércoles. “No eliminan ni cambian las medidas coercitivas que más afectan a la economía cubana y los servicios públicos, con lo cual dañan hoy duramente el bienestar de toda nuestra población”, agregó.
Aunque Díaz-Canel no lo mencionó, se refería a lo que casi 24 horas antes el Ministerio de Relaciones Exteriores calificó de “absurda inclusión de Cuba en la lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo”. Hace 15 días, Washington retiró a la Isla de la otra lista, la de los países que “no cooperan plenamente con (sus) esfuerzos antiterroristas”, pero el régimen quiere salir de la primera, que tiene mayores implicaciones, entre ellas las restricciones a algunas ayudas económicas y financieras y el acceso a créditos internacionales, además de la cancelación de la exportación de armas.
“No eliminan ni cambian las medidas coercitivas que más afectan a la economía cubana y los servicios públicos, con lo cual dañan hoy duramente el bienestar de toda nuestra población”
“Mientras el bloqueo recrudecido siga en vigor, afectando criminalmente a todo el pueblo cubano, Estados Unidos no podrá librarse de la condena mundial a este genocidio sin bombas que busca arrasar con la admirable resistencia de Cuba”, insistió Díaz-Canel en otro mensaje.
En los círculos más próximos al republicanismo estadounidense la medida de la Administración de Biden ha sido rechazada, al estimar que el régimen cubano se verá colateralmente beneficiado por las mejoras que puedan derivar de ellas para el sector privado. De ahí que, a pesar de la retórica, el Gobierno haya adelantado que no pondrá obstáculos al despliegue de la norma emitida por el Departamento del Tesoro y en vigor desde el 28 de mayo. Sin embargo, el argumentario se centra en la defensa de que todos los “actores económicos” forman parte de un único país, de ahí el título del comunicado de Exteriores y la etiqueta empleada por Díaz-Canel este miércoles en sus mensajes: Cuba es una sola.
“No es genuina la preocupación por el desarrollo del sector no estatal de nuestra economía”, subraya el mandatario, para quien “la intención de dirigirlas [las medidas] solo a un segmento de nuestro pueblo evidencia su histórica intención de fracturar la unidad entre los cubanos”. Paradójicamente, histórica ha sido la división establecida por la Revolución cubana entre el sector estatal, que fue único durante medio siglo, y el privado, al que aún se resisten a llamar por su nombre.
Las cosas han cambiado, ligeramente –las restricciones a los privados siguen siendo la norma y el mensaje es que “la empresa estatal socialista es el sujeto principal de la economía nacional”–, desde que el Gobierno ha visto la necesidad de nutrirse de la iniciativa privada. En el sector, animado además por los asesores del Kremlin –Boris Titov ha visitado Cuba en varias ocasiones para proponer flexibilizaciones y supervisarlas personalmente– se han instalado cientos de genuinos empresarios, pero también muchos otros cuya afinidad con el régimen les ha facilitado la prosperidad.
Histórica ha sido la división establecida por la Revolución cubana entre el sector estatal, que fue único durante medio siglo, y el privado, al que aún se resisten a llamar por su nombre
Díaz-Canel insistió en que se seguirá “potenciando la integración cada vez mayor” de todos los actores económicos, como “pieza angular para desarrollarnos y avanzar hacia el bienestar de todo nuestro pueblo”.
Entre los afectados –o beneficiados–, reina aún la incertidumbre, como lo reflejan algunos emprendedores entrevistados por la agencia EFE. Uno de ellos, Juan Carlos Blaín, un “operador logístico de productos alimentarios” que lamentaba que nunca un banco en EE UU quiso abrirle una cuenta a pesar de tener el visado de negocios. “A todos los bancos que fui me dijeron que no". Ahora es optimista y reconoce que “cualquier paso hacia adelante evidentemente trae beneficios", pero planea esperar a ver cómo se despliega la norma en la vida real.
“Es el primer paso de muchos que hay que dar", añadía Yulieta Hernández, consejera delegada de una constructora que también estima que es una oportunidad excelente, pero con cautela. En su opinión, una posible victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre podría revertir la decisión, y cree, además, que serán "muy pocos" los bancos que se lancen a trabajar con empresarios cubanos porque la "percepción de riesgo es muy alta", entre otras cosas, por la presencia del país en la lista de patrocinadores del terrorismo.
Oniel Díaz, de la consultora Auge, también calificó de positiva la medida, pero cree que los “problemas cambiarios” complican a los cubanos su inserción en el sector bancario internacional. "Una medida de este tipo contribuye a interrelacionar más la actividad económica de las mipymes cubanas con muchos cubanoamericanos y a que nos sigamos conectando más entre las dos orillas, aunque habrá que ver la letra pequeña", amén de la decisión de los bancos, responsables últimos de levantar la prohibición.
“Los bancos serán muy cautelosos, pero al final no necesitamos diez bancos dispuestos a hacer esto; necesitamos uno"
Entrevistado por el Nuevo Herald, el consultor de abogados Akerman Matthew Aho, que trabaja con empresarios de ambas orillas, dijo que no espera que muchos bancos estén dispuestos a los posibles riesgos aunque hay un enorme potencial para las operaciones electrónicas. “Los bancos serán muy cautelosos, pero al final no necesitamos diez bancos dispuestos a hacer esto; necesitamos uno. Lo que hizo la Administración es una declaración de política, dice que este sector existe, es real. Pero tenemos que ver cómo reaccionan los bancos. ¿Van a sentir que las regulaciones son lo suficientemente claras y amplias?”
También John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial de Estados Unidos, se pregunta quién se arriesgará a dar el primer salto al vacío, “jugar a largo plazo y ser el primero en abrir una de estas cuentas”. Ambos coinciden en que existe, además, la posibilidad de que, como en toda norma, se produzcan abusos, una pregunta que hizo el miércoles el Centro para una Cuba Libre, con sede en Washington: “¿Qué medidas tomará el Departamento del Tesoro para garantizar que puedan excluir a miembros de la dictadura, el Ejército, el Ministerio del Interior y el Partido Comunista de explotar estas oportunidades?”, preguntó.
Los consultados señalaron que probablemente será necesario un sistema de verificación que deba desarrollar el Gobierno al respecto. Muchas dudas con unas elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina.