Díaz-Canel ensalza el socialismo cubano, pese al desastre económico y la falta de libertad

El presidente cubano fundamenta su defensa de la democracia en la Isla en que el Código de las Familias se podrá votar

Raúl Castro junto a Díaz-Canel este miércoles. (Granma)
Raúl Castro junto a Díaz-Canel este miércoles. (Granma)
14ymedio

23 de diciembre 2021 - 15:38

Madrid/Miguel Díaz Canel defendió este miércoles la democracia socialista cubana como forma ideal de Gobierno frente a la "democracia liberal" en su discurso del cierre del Octavo Período de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El presidente cubano dedicó todo el bloque inicial de su intervención a confrontar el modelo que impera en la Isla con el "neoliberal" que, a su juicio, "promueve la desigualdad, el egoísmo, la pobreza, el odio, la inseguridad, la discriminación, la violencia, la arbitrariedad, la injusticia y el poder ilimitado de las élites económicas".

Frente a ello, reivindicó el socialismo cubano –al que algunos presentan "como un régimen dictatorial, arbitrario, tiránico y despótico", dijo– que "progresa en el perfeccionamiento de su ordenamiento jurídico" y "avanza en la tutela judicial efectiva, que garantiza desde el acceso a los tribunales de justicia hasta la ejecución de las resoluciones judiciales", añadió de forma genérica.

Para un Gobierno de "izquierdas" del siglo XXI era difícil e incómodo seguir sin aprobar el matrimonio homosexual de cara a sus socios internacionales, pero nadie ha olvidado el pasado abiertamente homófobo del castrismo

Puesto que lo segundo está puesto en duda desde todo tipo de instancias internacionales que van desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) o la Unión Europea (UE) hasta ONG independientes como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, Díaz-Canel trató de convencer de lo primero y para ello no se le ocurrió mejor ejemplo que el próximo referendo para la aprobación del Código de las Familias, única legislación en Cuba que será sometida a consulta popular precisamente por contener un precepto polémico: abrir la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Las autoridades cubanas han visto cómo se le atragantaba este asunto de difícil resolución. Por un lado, para un Gobierno de "izquierdas" del siglo XXI era difícil e incómodo seguir sin aprobar el matrimonio homosexual de cara a sus socios internacionales. Por otro, nadie ha olvidado el pasado abiertamente homófobo del castrismo y los internamientos de homosexuales en los campos de las Umap (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) con el fin de reeducarlos, que ha contribuido a que ese sentimiento se expanda por la sociedad cubana.

Ante esa disyuntiva, el Gobierno ha delegado por una vez la decisión en los ciudadanos, un grave error según el colectivo LGTBI que se fundamenta en la consideración de la mayoría de politólogos, que opinan que los derechos de las minorías no pueden someterse a las mayorías precisamente porque son de especial protección.

La intervención de Díaz-Canel también estuvo marcada por la férrea defensa del modelo de vacunación frente al covid-19. El plan de La Habana ha sido autoabastecerse con unas vacunas que aún no están reconocidas por la Organización Mundial de la Salud y rechazando las donaciones de otros países o el mecanismo Covax de cooperación.

"En Cuba el derecho a la vida, como derecho que permite el ejercicio del resto de los derechos, es prioridad, y la salud pública no es mercancía"

"En Cuba el derecho a la vida, como derecho que permite el ejercicio del resto de los derechos, es prioridad, y la salud pública no es mercancía, es un derecho de todos y responsabilidad del Estado", dijo el más alto cargo de un Gobierno cuya fuente principal de financiación es la venta de servicios médicos al exterior, mientras los hospitales nacionales están desatendidos.

El mandatario dio un repaso general a los temas del año: los duros meses pasados por el pico de la pandemia, las elecciones que han cambiado Gobiernos en distintos países –en unos casos de su agrado y en otros para su frustración, como el de EE UU, del que esperaban lo que no ha llegado–, la lucha contra el cambio climático o la aprobación de varias leyes en Cuba. En este sentido, durante la jornada de este miércoles también se conoció el cronograma legislativo para el año próximo, en el que se prevé la aprobación de hasta 27 normas; un programa muy apretado si se tiene en cuenta que 15 de ellas correspondían a este 2021 y se han atrasado, presuntamente por la pandemia.

Entre estas están algunas tan esperadas como las de empresas, sociedades mercantiles, formas asociativas, ganadería, vivienda, migración interna, derechos del consumidor o expropiación forzosa, además de todo un compendio de normas de carácter penal y una sobre transparencia que será merecedora de total atención. Además, habrá otros decretos-leyes que desarrollen preceptos constitucionales o lineamientos.

Parte del discurso de Díaz-Canel estuvo nuevamente dirigido a la economía, un asunto que ni el primer ministro, Manuel Marrero, ni el ministro de Economía, Alejandro Gil, han eludido en los últimos días, admitiendo que la elevada inflación y los errores de la Tarea Ordenamiento están complicando más aún la sobrevivencia de los cubanos.

Entre estas están algunas tan esperadas como las de empresas, sociedades mercantiles, formas asociativas, ganadería, vivienda, migración interna, derechos del consumidor o expropiación forzosa

Frente al discurso de Marrero, que en jornadas anteriores y en su rendición de cuentas ha pedido que no se olviden los fallos internos –"no se pueden seguir poniendo excusas como el bloqueo para no lograr los niveles productivos planeados", dijo el domingo pasado–, su jefe volvió ayer a lanzar la pelota fuera. "La inflación que padecemos es consecuencia de un desequilibrio existente entre la producción y la demanda, al que hemos llegado por diversas causas, la pandemia combinada con los efectos del recrudecimiento del bloqueo y sus consecuencias para la economía son algunas de ellas", insistió Díaz-Canel.

"Pero no observamos de brazos cruzados los imponderables de las circunstancias o los zarpazos del adversario, más hostil mientras más resistimos el cerco. Este ha sido también un año de profundas transformaciones", aseguró y ensalzó la serie de cambios cuyos efectos, de existir, aún se esperan.

La parte final del alegato se convirtió en la acostumbrada loa a la continuidad, al pasado, a los líderes históricos y cómo es su obligación no esperar que todo brote de ese presunto pasado glorioso, sino dar "soluciones osadas y de creación heroica".

Allí estaba Raúl Castro, el hombre que lo eligió, sin que la mascarilla permitiera ver la cara que ponía escuchando a un sucesor que, inesperadamente, está resultando ganarle en cifras de presos políticos, crisis económica y hasta obsolescencia en el discurso.

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