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Ni con dinero y asesoría de Vietnam remonta la pesca en el embalse de Los Palacios

El país asiático garantizará la comida y el cuidado de los peces en Pinar del Río hasta 2026, pero no más allá

Los pescadores de La Juventud están al tanto de los planes de los dirigentes, pero advierten de que la vida real va por otra parte. / Guerrillero
14ymedio

14 de noviembre 2024 - 18:18

La Habana/Cuando en 2011 Vietnam invirtió dinero y asesoría en la presa La Juventud, ubicada en el municipio pinareño de Los Palacios, esperaba que casi 15 años después los resultados fueran satisfactorios. La pesca en el embalse no solo ha estado por debajo de lo previsto en la última década, sino que este año –entre roturas, pocos insumos y deserciones de pescadores– ha sido catastrófica. 

Ahora, el personal que trabaja en La Juventud espera la llegada de cuatro técnicos vietnamitas que contribuirán a la “cría intensiva de tilapias”. Con la estrategia de los recién llegados, los pescadores esperan estar a la altura de sus planes: 10 toneladas para acabar 2024, 40 en 2025 y 50 en 2026. 

Los científicos de Vietnam aspiran a mejorar genéticamente a las tilapias a través de la reversión sexual. Si logran que la mayor parte de los alevines sean machos inyectando hormonas en el huevo, tendrán más peso cuando crezcan. Los vietnamitas habían abandonado Los Palacios durante la pandemia, pero, afirma con alivio el director de la presa, Antonio González,  ya comienzan a volver. 

En La Juventud hay 16.000 tilapias criadas en jaulas; cada una pesa 860 gramos

En La Juventud hay 16.000 tilapias criadas en jaulas; cada una pesa 860 gramos. Vietnam garantizará la comida de los peces hasta 2026, pero no más allá. El “reto” del Estado cubano es “comercializar una parte de sus producciones en divisas para la adquisición de piensos”. La pesca, de momento, corre a cargo de la estatal Pescarío, que captura, transporta y refrigera el pescado. Todo, sin embargo, se limita a dos municipios –Los Palacios y Pinar del Río–, y no hay garantías de que el producto sea exportable. 

Los pescadores de La Juventud están al tanto de los planes de los dirigentes, pero advierten de que la vida real va por otra parte. La pesca “no va a buen ritmo”, asegura Luis Quesada, con 20 años de experiencia pescando en la zona. Hay razones naturales y otras que tienen que ver con la falta de recursos. 

“Los pejes se pegan al fondo”, explica Quesada, por el mal clima de la superficie. Vientos, lluvia y el alto nivel del embalse han obligado a que las tencas y tilapias huyan del oleaje revuelto y bajen al fondo, una conducta habitual en los últimos meses del año por la ocurrencia de frentes fríos, pero atizada por el huracán Rafael. 

Por otra parte, la Chernera –como llaman a la embarcación que utilizan los pescadores de la presa– estuvo tres meses parada por una rotura en el motor. Desde enero, cuando hubo una buena captura, “han sido meses muy malos”, lamenta el pescador. 

El jefe de la brigada de pesca, Julián Mesa, explica que tampoco tienen redes apropiadas. Algunos artes de pesca tienen hasta dos décadas de explotación, y los materiales nuevos que el Estado les ha proporcionado “no tienen las dimensiones idóneas”: son muy pequeños para aguas tan profundas. 

Mesa pidió recursos para una red de 400 metros, pero le “permitieron” adquirir una de solo 200 metros

Mesa pidió recursos para una red de 400 metros, pero le “permitieron” adquirir una de solo 200 metros. “Con el nivel de la presa tenemos que pescar en los fonditos de atrás de los arroyos, que ahí es donde nos da con ese tamaño, si fueran más grandes, tendríamos más capturas”, dice. 

Sin embargo, su mayor preocupación –explica– es el “descontento de sus hombres”. “Ya dos abandonaron la brigada este año porque están sujetos a sistemas de pago por resultados y cuando no cumplen las capturas reciben sólo el salario mínimo de 2.400 pesos, insuficientes para asumir los gastos de la economía familiar”, añade. 

Los integrantes de la brigada se someten a duras condiciones de trabajo. De pie desde las seis de la mañana, acaban a las cinco de la tarde, “pero con los artes y condiciones actuales del embalse la recompensa por el empeño es mínima”. 

González, por su parte, tiene claro que “será muy difícil cumplir con el plan del año” en estas condiciones. La pesca es solo el primer paso de una industria que, en la provincia, no funciona bien. Se procesa poco y casi todo se restringe a las pescaderías y comedores sociales de la localidad, donde la población, afirma, siempre “está esperando”.

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