Con una directora formada en Moscú, la Oficina del Historiador trae "a los rusos en la sangre"
Perla Rosales, quien sustituyó a Eusebio Leal, es hija de un general de Fidel Castro
La Habana/“Cuando los rusos nos llamaban, Eusebio Leal decía: Ni me pidan permiso, vayan para allá”. Las palabras de Perla Rosales, directora adjunta de la Oficina del Historiador de La Habana, sobre el rol de Moscú en la supervivencia financiera de su organización no dan pie a dudas. “Con los rusos trabajamos muy bien”, resumió, entrevistada por Russia Today. “Traemos a los rusos en la sangre”.
Con el diálogo, que transcurrió en la antigua oficina de Leal, Rosales dejó claro que no habrá un nuevo historiador de La Habana en lo inmediato. “La gente se pregunta cuándo habrá un nuevo historiador. No, no, no: Eusebio está presente”, zanjó. Ahora todo está a cargo de un “equipo que no traiciona” y que ella preside.
Hija de un general de Fidel Castro y cacique de la Oficina tras la muerte de Leal en 2020, Rosales se deshizo en elogios a Moscú, cuyo financiamiento fue decisivo tras la absorción en 2016 de la empresa Habaguanex por Gaesa, el brazo económico de las Fuerzas Armadas, dirigido entonces por Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl Castro y fallecido en julio de 2022.
Hija de un general de Fidel Castro y cacique de la Oficina tras la muerte de Leal en 2020, Rosales se deshizo en elogios a Moscú
Habaguanex, recuerda –no sin exaltación– Rosales, “llegó a operar con 120 millones de dólares”, restauró y administró 21 hoteles que siempre estuvieron “al 90% de ocupación”. En aquel momento, Leal concedió una entrevista a la agencia AP en la que aludía con sumo hermetismo a la tutela de Gaesa, no decía una palabra sobre las causas y afirmaba lacónicamente: "Cedo todo aquello que considero que debe estar en las condiciones actuales mejor enrutado".
“En el momento en que Leal decidió que era el momento de que el negocio fuera operado por una gran empresa como la que tiene el Gae (Grupo de Administración Empresarial) fue porque su proyecto era la comunidad y los proyectos sociales”, justificó. Gaesa paga una parte a la Oficina de lo que gana con Habaguanex, aseguró, que reinvierten en sus propios proyectos de restauración.
Ahora dedica más de siete millones en “moneda dura” a obras sociales, declaró Rosales. Restauran un centenar de viviendas anuales –solían restaurar 120– con dinero de “muchísimos países que colaboran”.
Rusia llegó al rescate tras un momento complejo para Leal, enfermo de cáncer y sin la persona que le otorgó lo que ahora Rosales denomina su “principio de autoridad”, Fidel Castro, muerto ese año. El proyecto que devolvió el prestigio a la Oficina: la restauración del Capitolio. “Hay que hablar de eso porque estamos en un canal ruso”, dijo el presentador de RT.
Condecorado en 2018 por el Kremlin, Leal afirmó –según Rosales– que “solo los rusos podían lograr dorar la cúpula del Capitolio. Los italianos ofertaron, todo el mundo trató de dar su mejor oferta, pero Leal dijo: Cerrado, eso es con los rusos. Trabajamos muy bien”. Especialistas rusas trabajaron “intensamente, día y noche” para acabar el proyecto, inaugurado en 2019.
Cubrir de oro la estatua de la República, obra del escultor italiano Angelo Zanelli, no estaba en el plan, sino que fue un “pedido especial a las muchachas rusas”. “¿No sobrará un poquito de oro por ahí?”, asegura que dijo el historiador a la delegación de Moscú. Rosales tuvo que negociar –confesó– el lado financiero del “chiste”. A Leal no le gustó el resultado, admitió la actual directora, porque el oro era demasiado chillón por una mala elección de los restauradores cubanos.
La Oficina está “tomada por las mujeres”, declaró el entrevistador y Rosales asintió
La Oficina está “tomada por las mujeres”, declaró el entrevistador y Rosales asintió: “Nosotras, el equipo”, remató. Ella se considera no una “sustituta”, sino la jefa de las “continuadoras” que se han repartido distintos “frentes” de la Oficina. Una aliada cercana es la periodista Magda Resik, encargada de la parte comunicativa de la institución. “Romper puertas” es el método de ese “ejército”, y considera que, aun en ausencia de Leal, el Gobierno “respeta” a la Oficina.
“Todos los días nos preguntamos cómo lo haría Eusebio”, explica –dice– a quienes le reclaman si Leal hubiera aprobado convertir en mipymes estatales, como la que opera en la Quinta de los Molinos, viejos proyectos de la Oficina. “Sí, cómo no. Estamos seguros de que sí”, se responde a sí misma la directora adjunta. Su trabajo: “auxiliar al Gobierno y al presidente”. De hecho, el último acto en vida de Leal, con “dolores irresistibles”, fue dictarle una carta para Raúl Castro, añadió.
Rosales también habló de sus estudios de arquitectura en la Unión Soviética y su regreso a Cuba en los 90. “Llegué como una joven que acababa de graduarse”, contó. Ascendió a pasos acelerados hasta que Leal la nombró directora de inversiones de la Oficina, gracias a la renuncia de su antecesor. En 2013, con autorización de Raúl Castro y en previsión de la muerte de Leal, se convirtió en directora adjunta.
Es ella quien ha asumido ese “peso sobre los hombros”. El tono de Rosales al describir su “herencia” no teme recaer en lo mortuorio. “Él no ha dejado de trabajar con nosotros”, asegura, apuntando a la mesa vacía de Leal. “Aquí está presente. Aquí trabajamos día a día con él”.