"Disponibles", el eufemismo oficial para los desempleados
Más de 2,7 millones de cubanos está en el limbo del desempleo, una situación a las que han llegado fundamentalmente por el poco estímulo que significan los salarios estatales
La Habana/La terminología oficial tiene sus palabras prohibidas. Un montón de términos ausentes que no pueden ser usados por funcionarios, ministros ni medios de prensa nacionales. Ese vocabulario vedado incluye conceptos como crisis, feminicidio o desempleo. Para los cubanos que no trabajan, a pesar de tener la edad y las condiciones físicas para hacerlo, el Gobierno reserva la frase "trabajadores disponibles".
Aunque las cifras oficiales ubican por debajo del 3% el desempleo en la Isla, basta caminar por las calles un día entre semana en horario laboral para ver el gran número de personas que están sin hacer nada. De los 7.173.150 de cubanos en edad laboral reportados en 2017 por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), solo 4.474.800 trabajaban, ya fuera en el sector estatal, privado o cooperativo.
De los 7.173.150 de cubanos en edad laboral reportados en 2017 por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), solo 4.474.800 trabajaban
Más de 2,7 millones de cubanos está en el limbo del desempleo, una situación a las que han llegado fundamentalmente por el poco estímulo que significan los salarios estatales. Aunque también influyen, según testimonios recogidos por 14ymedio, los deseos de emigrar, que los llevan a dedicar la mayor parte del tiempo a trámites o tareas relacionadas con la partida o su implicación con algún negocio informal que les provee más recursos que un empleo legal.
Son los que viven al margen, los que no tienen acceso a unas vacaciones pagadas ni a una pensión cuando envejezcan, pero que sin embargo se ufanan de no tener que "pasar ocho horas en un lugar por unos pocos pesos al mes", como describe Pablo, un joven de 33 años que solo laboró durante dos años, tras graduarse de una ingeniería y pasar su servicio social en una dependencia estatal.
"Quedé puesto y convidado, más nunca vuelvo a trabajar así con un horario fijo", sentencia. Ahora se dedica a la reventa de perfumes y ropa interior a través de sitios digitales de clasificados. "Hay semanas que gano más y otras que gano menos pero yo soy mi propio jefe". Pablo no se considera desempleado. "Yo lo que soy es libre", aclara.
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