El dólar se impone poco a poco en las tiendas de barrio en Cuba
Muchos comercios cierran por supuestas reformas y reabren solo con venta en divisas
La Habana/Un día cierran por una supuesta rotura o por la necesidad de hacer un inventario y abren semanas después en otra moneda. Esa es la historia de muchas tiendas de barrio que han pasado de vender en pesos cubanos a ofrecer sus productos en moneda libremente convertible (MLC), una dolarización que se extiende por toda Cuba.
Cada día crece la lista de estos comercios estatales. Esta transformación causa malestar en la población, que percibe el cambio con una sensación de inestabilidad económica y discriminación monetaria, pero el proceso parece indetenible para las autoridades, sedientas de recaudar a toda costa moneda extranjera.
La heladería El Bimbón, ubicada en la intersección de las calles Infanta y Manglar, en La Habana, es un ejemplo de esta reconversión. Hasta hace poco, el local tenía una tienda anexa que vendía productos de primera necesidad en pesos, pero hoy se impone la divisa para poder adquirir su pobre catálogo de mercancías.
Esta transformación causa malestar en la población, que percibe el cambio con una sensación de inestabilidad económica y discriminación monetaria, pero el proceso parece indetenible para las autoridades
"Soy la última en la cola, pero te advierto que esta tienda es en dólares ahora", aclaraba una mujer de unos 70 años este jueves a un cliente que se acercó a la fila. En el interior del local la oferta era muy limitada: salsa de tomate, pastas, picadillo y pollo congelado. Más o menos lo mismo que meses atrás se vendía en pesos.
Ante la avalancha de quejas por las diferencias sociales que ahondan estos mercados, el ministro de Economía, Alejandro Gil, intentó calmar los ánimos en diciembre pasado y aseguró que la apertura de tiendas en divisas para la venta de alimentos y productos de aseo era "una decisión de justicia social y de socialismo".
"Un mercado desabastecido no capta divisas", explicó entonces el ministro para referirse a lo que muchos cubanos han catalogado como un "apartheid monetario" que divide a la sociedad entre quienes tienen dólares para adquirir productos en estos comercios y los que deben conformarse con la red de locales en moneda nacional.
Hace unas semanas, la tienda de El Bimbón fue cerrada porque, presuntamente, varios trabajadores dieron positivos al coronavirus. Días de rumores concluyeron con la reapertura del local, pero esta vez con estantes algo más surtidos y mercancía exclusivamente en MLC.
"Ahora para comprar pollo o picadillo tengo que caminar mínimo 12 cuadras y arriba de eso hacer una cola interminable, y ya no me siento con salud para esto", se quejaba otra clienta esta semana. La tienda está a pocos metros de un edificio multifamiliar conocido en el barrio como "fama y aplauso" porque en él viven artistas y presentadores televisivos.
"Toda esa gente que sale en los medios oficiales vive aquí mismo y no han dicho ni una palabra de esta injusticia", lamenta Mateo, un jubilado de 67 años que vive en la cercana calle Amenidad. "Con el cambio de esta tienda a divisas, todo el barrio se queda colgado de la brocha, pero esta gente no dice nada, sigue poniendo su cara en el noticiero para apoyar al Gobierno y aplaudir".
A mediados de octubre pasado, el diario Granma publicó que el país "no dolarizará su economía" y que las tiendas en MLC "son necesarias pero transitorias". En el texto, el órgano oficial del Partido Comunista citaba al ministro Gil, quien aseguró que el ordenamiento monetario "está pensado" para que Cuba "trabaje con una sola moneda: el peso cubano".
El propio Raúl Castro en su informe ante el Octavo Congreso del Partido Comunista reconoció que "las tiendas en MLC se crearon para incentivar las remesas desde el exterior". Sin embargo, no parece que su fin esté próximo, al contrario.
A unas cuadras de Infanta y Manglar, en la esquina de Santa Marta, permanece cerrado desde hace meses otro mercado. A los vecinos del lugar les ha llegado el rumor de que las ventas serán en dólares cuando la reabran. "Con una tienda a 20 metros de la entrada de mi casa y tener que moverme un kilómetro para poder comprar un pedazo de pollo, no es fácil", comenta una vecina.
Algo similar ocurre en la tienda Panamericana Aranguren, en el Cerro, epicentro de colas y algarabía: hace más de una semana que está cerrada, supuestamente por un brote del virus entre sus trabajadores. Los vecinos temen que reabra surtida, pero en la nueva modalidad de venta en monedas extranjeras.
"Le pregunté a la delegada del Poder Popular y me dijo que no se había tocado ese tema en la reunión del lunes pasado, pero que ni siquiera ellos tenían esa información porque esas cosas venían de más arriba", se queja una vecina. "A veces pienso a Cuba como un edificio muy alto y que nuestros gobernantes viven en las nubes".
"No han dejado una ferretería que no venda en dólares en este país. La de Infanta y Desagüe antes tenía una oferta variada en pesos convertibles, pero ahora hasta para comprar una llave de paso, un codo o un tornillo hay que ir con la dichosa tarjetica en MLC", comenta la trabajadora de una cafetería particular que está frente a la tienda La Especial.
"Hoy sacaron presurizadores de agua en La Cubana (la antigua Feíto y Cabezón) y ahí no hay quien entre: 50 turnos para comprar en el día y encima de eso solo una bomba por tarjeta", advertía a todo volumen un frustrado comprador que terminó por regresar sobre sus pies por la calle Reina al ver la larga fila ante uno de las ferreterías más importantes de la capital.
No ha pasado un año desde su apertura y ya las tiendas que venden alimentos y productos de aseo en divisas atraviesan una crisis
No solo las largas filas y la imposibilidad de pagar en moneda nacional marcan estas tiendas. No ha pasado un año desde su apertura y ya las tiendas que venden alimentos y productos de aseo en divisas atraviesan una crisis. Poco suministro y larguísimas colas marcan las jornadas en los comercios más criticados del país, los únicos, sin embargo, que todavía tienen más de una decena de productos en sus estanterías.
Dado su carácter elitista, los mercados en MLC proporcionan un nuevo modus vivendi a miles de cubanos que tienen una tarjeta magnética con moneda extranjera. Compran granos, productos cárnicos, lácteos, ferretería, muebles y conservas que luego revenden en el mercado informal. Los ansiosos clientes pagan por no hacer largas filas, para evitar el contagio por covid-19.
"Cola y más cola, son en dólares pero con el servicio como si fueran en pesos cubanos", lamentaba este jueves un hombre a la salida de un mercado en MLC de la calle Galiano. "No importa con qué moneda pague, el desastre es el mismo". En la fila, bajo el sol, algunos clientes asentían mientras otros preferían dirigir la mirada hacia otro lado.
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