El cubano con dólares también come mal: picadillo, salchichas y mayonesa pagados desde fuera
El problema de la malnutrición en la Isla no se debe solamente a los cada vez más alarmantes índices de pobreza
La Habana/Las páginas de venta online para que familiares en el extranjero compren para sus allegados en Cuba no solo han proliferado como hongos después de la lluvia, sino que son reveladoras del trastorno en la dieta de la Isla.
Entre los primeros cinco productos de las secciones de "lo más vendido" que incluyen algunos sitios, como Supermarket 23, Yuppy Market, Alawao o Nercado, los siguientes se repiten: leche condensada, leche en polvo (con y sin azúcar), picadillo de pollo, salchichas o mayonesa y galletas saladas (una merienda frecuente para muchos cubanos). Es decir, alimentos muy poco compatibles con una alimentación equilibrada.
Entre los productos más solicitados se encuentran también aquellos que se puedan fraccionar y estirar para varias comidas. Lideran la lista las salchichas de pollo o cerdo, las hamburguesas y el picadillo de pavo que se utiliza en muchos hogares para hacer croquetas, junto a los refrescos instantáneos que constituyen el apuntalamiento principal que llevan los estudiantes a las escuelas primarias.
Mientras las piezas de carne de res o cerdo tienen menos demanda, las cajas de cuartos de pollo congelados, las vísceras y los embutidos baratos pueden terminarse horas después de aparecer a la venta en esos portales en línea. El aceite vegetal también se agota con frecuencia y la oferta de frutas, vegetales o verduras es reducida y muchas veces estos se venden en formato cortado o congelado.
El aceite vegetal también se agota con frecuencia y la oferta de frutas, vegetales o verduras es reducida y muchas veces estos se venden en formato cortado o congelado
Las mercancías importadas le ganan, ampliamente, la partida a lo producido en la Isla. Resulta más fácil encontrar en esos mercados digitales una lata de atún proveniente de Europa que un pescado fresco sacado de los mares alrededor de Cuba. Los quesos, al estilo gouda o cheddar, también superan varias veces a los pocos lácteos de factura nacional que se comercializan.
Todo ello acredita que el problema de la malnutrición en Cuba no se debe solamente a los cada vez más alarmantes índices de pobreza. Cuando hace casi tres años se dolarizaron las tiendas de alimentación y aseo, pareció que, al menos, iban a poder tener comida variada quienes recibieran remesas de familiares en el extranjero. Ello, a pesar de suponer una nueva división social, convertida muy pronto en queja generalizada e incluso en uno de los motivos de las protestas masivas del 11 de julio de 2021 (en muchas de las manifestaciones se pidió el cierre de las tiendas en MLC, moneda libremente convertible).
Justamente a principios de este abril, el Programa Mundial de Alimentos, perteneciente a la ONU, hizo público un informe en el que acredita que "la dieta del hogar cubano promedio es pobre en micronutrientes y no suficientemente sana o diversa debido a la limitada e inestable disponibilidad de alimentos nutritivos, factores socioeconómicos y malos hábitos alimentarios".
En el documento, en el que se denuncia la responsabilidad de las decisiones económicas del Gobierno como la llamada Tarea Ordenamiento, se hacía énfasis en que la situación era peor para el cubano que no recibía remesas. Sin embargo, las webs de venta para el extranjero confirman que, como pasa con la felicidad, el dinero tampoco garantiza una buena alimentación.
Las carnes asadas, la langosta, los camarones, desaparecidos de la inmensa mayoría de las mesas cubanas, parecen hoy salidos de una novela de fantasía, pero el acceso a divisas ni siquiera hace que los cubanos se inclinen por las variadas viandas y frutas que siempre dio la Isla: aguacate, boniato, yuca, malanga, quimbombó, plátanos, mamey, piña, mango o todo tipo de cítricos... Pocas pruebas más elocuentes del fracaso de un sistema que dura ya 64 años.
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