Drones militares sobrevuelan Melones para medir la temperatura antes de mandar a rescatistas

Holguín/Ocho días después de la desaparición de 13 militares en una serie de explosiones en la base de Melones de Rafael Freyre, en Holguín, la única actividad de las autoridades que han visto los vecinos ha sido el vuelo de varios drones por la zona del desastre. Según cuenta a 14ymedio un familiar de los desaparecidos –que ruega anonimato porque les han prohibido hablar con los medios o incluso publicar en redes–, están usando los aparatos para “medir la temperatura desde el aire” y saber cuándo se puede acceder. Por el momento, asegura que les han comunicado, “no es seguro enviar seres humanos porque hay partes todavía calientes”.

El Gobierno, mientras tanto, guarda absoluto mutismo sobre el asunto, desde que reveló —más de 12 horas después del suceso, ocurrido en la madrugada del 7 de octubre— la lista de los desaparecidos. Se sigue sin saber cuántas explosiones ocurrieron exactamente, qué tipo de municiones explotaron y la cantidad de armamento almacenada en el lugar.

Tampoco ha mandado ninguna señal el presidente, Miguel Díaz-Canel, más allá del único tuit que destinó al tema, el miércoles, y mucho menos ha visitado Holguín, de donde es originario, por cierto, el primer ministro, Manuel Marrero.

Las autoridades ni siquiera están permitiendo a allegados de otras provincias acercarse a Rafael Freyre y a Melones, asegura la misma fuente, para acompañar a las familias que están esperando noticias de los desaparecidos. “Un tío de uno de los muchachitos del servicio militar que está desaparecido se fue hasta allá apepecojones, pero le dijeron que diera media vuelta, no lo van a dejar pasar”.

El viernes, según información oficial, las fuerzas de seguridad autorizaron el retorno de algunas personas desplazadas a las casas que están “ubicadas a una distancia de radio que ya no ofrece peligros”, pero tampoco dijeron dónde se encuentran concretamente.

En los medios oficialistas circularon varios relatos de intentos frustrados de acercamiento a la zona. Uno de ellos, publicado en Granma, fue el del presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Rafael Freyre, Alexis Driggs Gómez. El dirigente, según el periódico, “lleva en la frente, entre los ojos, la huella del impacto de un fragmento de vidrio expedido por la primera gran explosión que se produjo en la Unidad Militar”. 

Driggs estaba en la zona junto a un grupo de militares, a las dos de la madrugada, cuando la onda expansiva de una de las detonaciones los arrojó al suelo, "en medio de una nube de partículas, tierra y polvo que volaba en todas las direcciones”.

Driggs estaba en la zona junto a un grupo de militares, a las dos de la madrugada, cuando la onda expansiva de una de las detonaciones los arrojó al suelo

Más de 490 residentes en la circunscripción rural de Sao Redondo fueron trasladados a “sitios seguros”, al igual que vecinos de Sao Nuevo, El Cerro y el propio poblado de Melones. Las fuentes de Granma destacaron “la creación de brigadas campesinas” que custodian “las viviendas con las pertenencias de los trasladados a centros de evacuación y protegidos en casas de familiares y amigos, en la cabecera municipal y en otros lugares”. 

Entre los desaparecidos, está Leinier Jorge Sánchez, de tan solo 18 años, hijo precisamente de la secretaria de Driggs Gómez, Gretel María Franco. Junto a él están los también reclutas del servicio militar, Liander José García Oliva, Brian Lázaro Rojas Long, Yunior Hernández Rojas, Rayme Rojas Rojas, José Carlos Guerrero García, Frank Antonio Hidalgo Almaguer, Carlos Alejandro Acosta Silva y Héctor Adrián Batista Zayas, además de los cuatro oficiales Carlos Carreño, Orlebanis Tamé Torres, Yoennis Pérez Durán y Leonar Palma Matos.