Hasta El Mariel en el tren fantasma
La Habana/"Todavía no sabemos nada sobre el tren de El Mariel", repetía esta mañana una empleada en la Estación 19 de Noviembre del municipio Plaza de la Revolución. La mujer ha tenido que decir decenas de veces la misma frase desde que el pasado sábado la televisión oficial anunciara a bombo y platillo el nuevo servicio de transporte entre la capital y la Zona Especial de Desarrollo de El Mariel (ZEDM).
Hoy los esperanzados clientes se encontraron con la noticia de que el tren no estaba programado en ningún itinerario. Un grupo de ancianos pertenecientes a un Círculo de Abuelos esperaba en la estación con la ilusión de que el silbato de la locomotora les confirmara su excursión hacia El Mariel. Sin embargo después de aguardar por horas desistieron, al igual que otros pasajeros que habían escuchado la noticia en la televisión.
Una llamada al Ministerio de Transporte bastó para recibir la explicación que lo inaugurado el sábado había sido el trazado de la línea ferroviaria, pero que aún la puesta en marcha del tren de pasajeros podía "demorar unos días más". La justificación no coincidía en nada con el optimismo demostrado por ingenieros y técnicos entrevistados en el noticiero estelar, quienes aseguraban que el servicio ya estaba listo.
Según explicaron ante las cámaras los proyectistas y ejecutores de la obra, llevar la línea de ferrocarril desde el puerto conllevó un estudio topográfico previo. El terreno accidentado, los poblados y las carreteras complicaron el trabajo. Las lluvias hicieron otro tanto, junto a la consabida ineficiencia estatal, que es capaz de duplicar los plazos de realización y multiplicar también los gastos.
Se prevé que el "tren fantasma" salga de la estación 19 de noviembre, cuyo nombre conmemora el primer ferrocarril que entró en servicio en Cuba. Ese día de 1837 quedó abierto el tramo de 27,5 kilómetros desde la capital cubana hasta Bejucal. La metrópoli española tardaría nueve años en tener su primera línea funcionando. Pero eso pertenece a la historia de lo que una vez fue nuestro principal medio de transporte.
A diferencia de lo ocurrido en el siglo XIX, hoy la noticia consiste en anunciar que las vías están en su sitio aunque todavía ningún vagón circule sobre ellas. Ese triunfalismo informativo se debe a la desmedida importancia que el Gobierno ha concedido a las obras del puerto de El Mariel. Mientras lo poco se convierte en mucho en la prensa oficial, otros temas más trascendentales están bajo un misterioso silencio.
Aún no sabemos, por ejemplo, cuándo el canal de la bahía tendrá el suficiente calado para recibir los grandes barcos que se esperan, ni cuáles serán las primeras industrias que se inauguren en la zona. Ni siquiera está claro quiénes están dispuestos a invertir más allá de lo que ya ha hecho la firma brasileña Odebrecht. Mientras tanto, sólo se podrá ir por carretera hasta El Mariel.
