Empieza la demolición del inmueble afectado por la explosión en el hotel Saratoga de La Habana
Un año después de la tragedia, con 47 muertos, el Gobierno no ha hecho públicas las conclusiones de la investigación
La Habana/Una nube de polvo emergía este lunes de los escombros situados junto al derruido hotel Saratoga, en La Habana. El edificio ubicado en el número 609 de la calle Prado –que también sufrió los daños de la explosión ocurrida el 6 de mayo de 2022, que se cobró la vida de 47 personas– comenzaba a ser demolido con maquinaria pesada.
El brazo de una enorme pinza demoledora, de color rojo, rompía las paredes y las columnas del inmueble con sus grandes tenazas. Los trozos de concreto caían al suelo despedazados, mientras los curiosos –fuera del perímetro de seguridad, marcado por una cinta roja– se aglomeraban en el Parque de la Fraternidad.
No pasó desapercibido a los habaneros que una máquina semejante, si no la misma, había protagonizado la demolición del restaurante Moscú, en marzo de 2022, situado en pleno Vedado.
Tampoco olvidaban que, tras el derrumbe el 7 de abril en la chimenea de la termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, las autoridades enviaronuna herramienta similar, empleada en la "remodelación" del Saratoga, para "romper el muro" y rescatar a los trabajadores asfixiados por el hollín. Sin embargo, de los cuatro obreros que esperaban el rescate, sólo dos sobrevivieron.
Los vecinos de Prado 609, entrevistados en febrero pasado por 14ymedio, conocían ya los planes del Gobierno para demoler el edificio y, según lo prometido, construirles nuevas viviendas. No sucedió así con las víctimas de otro inmueble, ubicado en la calle Zulueta, cuyos habitantes fueron reubicados en casas de hormigón fundido, en la "conflictiva" calle Vives.
Ahora la polvareda, que rebasa la cerca roja de zinc que impide el paso de los caminantes, recuerda al día de la explosión. Tras el accidente, del que el Gobierno no ha publicado las conclusiones de la investigación, el inmueble, Prado 609 comenzó a ser desvalijado no, porque sino no sería desvalijado sino recuperando sus pertenencias, por rateros que se hacían con cualquier objeto, desde muebles hasta alimentos.
Almest, la inmobiliaria de las Fuerzas Armadas encargada de las obras, debe trabajar en la reconstrucción del edificio con una empresa francesa cuyo nombre el Gobierno no reveló, aunque todo parece indicar que se trataba de Bouygues, que ha laborado ya en una veintena de hoteles en Cuba.
Un año después de la explosión en la de una de las manzanas más céntricas de La Habana –situada, además, frente al Capitolio Nacional– los edificios afectados siguen esperando una reparación capital.
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