"Entran en Cuba algunos carros incompatibles con nuestra sociedad"

El primer ministro advirtió de que se controlará la importación de autos de lujo

Un Mercedes  recién importado con chapa particular en Camajuaní, Villa Clara.
Un Mercedes recién importado con chapa particular en Camajuaní, Villa Clara. / 14ymedio
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18 de julio 2024 - 21:06

La Habana/Un Chevrolet Camaro ZL1 –blanco y negro, 650 caballos de potencia– parqueado frente a un mísero caserón en El Guaso, Guantánamo. Un jeep Rubicon, “nuevo de paquete”, moviéndose por la periferia de Morón, en Ciego de Ávila. Un flamante Mercedes-Benz, que mira con estupor un militar “de a pie” mientras dobla por una esquina habanera donde alguien pintó un letrero: “Fidel entre nosotros”. 

“Están embarcados”, dijo este miércoles el primer ministro, Manuel Marrero, aludiendo a los propietarios de carros de lujo. “¿No se dieron cuenta de que la gasolina que hay en Cuba no sirve para eso?”, remató, en tono jocoso, antes de lanzar una advertencia: “Hay unos carros que están entrando que realmente no son compatibles con la sociedad nuestra, no son necesarios, y tenemos que acotar la cantidad en función de los intereses del país”. 

En Cuba, conocida en el mundo por sus carros vintage –en realidad sobrevivientes tras la falta de piezas y vehículos después de 1959–, circulan cientos de autos de lujo, de lo cual dan fe grupos de aficionados al automovilismo en Facebook. Comenzaron llamándose carros “diplomáticos”, pues solo el personal de las embajadas manejaba vehículos de ese calibre, pero el término se extendió a todo tipo de autos recién importados, que ya no pasan desapercibidos.

Comenzaron llamándose carros “diplomáticos”, pues solo el personal de las embajadas manejaba vehículos de ese calibre, pero el término se extendió a todo tipo de autos

“Hemos regulado cómo debe ser la importación de vehículos al país”, comenzó Marrero, que describió en su discurso la “nueva política para la transmisión de la propiedad de vehículos de motor, remolques y semirremolques, su comercialización o importación”, de la que todavía no se conocen todos los detalles. 

El Estado decretó, en primer lugar, que toda la comercialización de los vehículos dentro de la Isla –incluyendo carrocerías de uso– se hará en moneda nacional. Solo la estatal Servicios Automotores podrá importar y vender en divisas piezas de carros y motos, pero “exclusivamente como reposición”. 

Los diplomáticos, los cubanos que cumplan “misiones” y los empresarios de la Isla en el extranjero podrán seguir importando carros desde fuera, añadió. Sin embargo, habrá “requisitos que garanticen la compatibilidad técnica”, para que no se “fundan” los carros que entren. 

Se autoriza, explicó Marrero, la transmisión de la propiedad de un vehículo. El Gobierno ve con buenos ojos la importación de triciclos –“ayuda mucho a las necesidades”, acotó– en los cuales ha puesto su esperanza el actual ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila. “Estas normas están en proceso de implementación”, aclaró. 

La circulación de carros de lujo en Cuba comenzó como rumor –las primeras fotos de un Tesla o un Lamborghini eran falsas– y ya es un hecho. Camajuaní, meca del calzado cubano en Villa Clara y donde los zapateros –convertidos en mipymeros de élite– han construido verdaderas mansiones, es un buen ejemplo de la proliferación de “diplomáticos”. Este diario recogió imágenes de automóviles recién importados –como un Mercedes-Benz con chapa particular, parqueado en el barrio periférico de La Ceiba– por familias de zapateros como los Chávez, los Cintra o los Fernández. 

Un flamante Mercedes-Benz, que mira con estupor un militar “de a pie” mientras dobla por una esquina habanera donde alguien pintó un letrero: “Fidel entre nosotros”.
Un flamante Mercedes-Benz, que mira con estupor un militar “de a pie” mientras dobla por una esquina habanera donde alguien pintó un letrero: “Fidel entre nosotros”. / RR.SS.

Pero es en los grupos de Facebook, como Autos Diplomáticos en Cuba, donde mejor se evidencia la amplia circulación –muchas veces sin chapa– de estos vehículos. En esta clase de grupos también se publican anuncios de venta de carros de alta gama, como un Dodge Challenger de 2019 cuyo dueño hizo toda una demostración en una pista y exigió que el pago se hiciera en Estados Unidos. 

Los aficionados advierten de los múltiples inconvenientes para mantener un vehículo así en Cuba, entre ellos la falta de combustible y el pésimo estado de las carreteras. Ante un usuario que celebraba la potencia de su Aston Martin, otro señalaba el bache que se veía delante de las ruedas con un comentario: “Ahí podemos ver uno de los tantos huecos que acabarán rápidamente con su carísima suspensión”. 

Varios coleccionistas, aun en medio de la crisis, tienen el dinero no solo para importar carros nuevos, sino para restaurar viejas joyas, como el Pontiac Firebird de 1977 cuya foto compartió un usuario. Uno de los aficionados conocía bien el vehículo y lo identificó como un antiguo carro de la Embajada de México en La Habana durante los años 80. Los diplomáticos –informó– lo vendieron a una familia adinerada de Playa, estuvo años “desaparecido” y ahora fue restaurado, no se sabe por quién. 

A muchos de estos autos se los ha relacionado en numerosas ocasiones con las familias de la cúpula militar del régimen. El nieto de Fidel Castro, Sandro Castro, confirmó estas sospechas en 2021, cuando publicó un video mientras manejaba un Mercedes-Benz, al que describía como su nuevo “juguete”, a 140 kilómetros por hora.  

El cubano “de a pie” –una expresión que ha alcanzado su sentido más literal con la crisis del transporte–, sin dinero para importar los costosos “jeepones” a los que aludió Marrero, se hace en los grupos una sola pregunta: “¿Qué tengo que hacer para ser diplomático?”. 

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