Envueltos por la oscuridad, los primeros adornos navideños brillan en La Habana
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El rojo de Papá Noel reina en los negocios privados, el verde olivo del régimen en las zonas bajo gestión estatal
La Habana/Tímidamente han comenzado a aparecer los adornos navideños en La Habana. El sector privado, con sus cafeterías, sus bares y sus tiendas, está a la avanzadilla de un decorado con luces y guirnaldas que al oficialismo le hace chirriar los dientes. Este diciembre, sin embargo, todavía no se ha publicado ninguna diatriba de funcionarios o ideólogos partidistas reprochando los arbolitos ni los trineos. Quizás porque para finales de este 2024 el principal enemigo de cualquier festejo es la crisis y especialmente los apagones que dejan en penumbras los pesebres.
En un comercio particular dentro de la Terminal de Ómnibus Nacionales en la avenida Rancho Boyeros, la noche de este jueves la figura de un enano con barba y sombrero puntiagudo contrastaba con la poca iluminación del local. Con una mezcla de gnomo de jardín y de Santa Claus, el muñeco inflable reinaba sobre los mostradores casi a oscuras donde se exhiben desde paquetes de galletas dulces hasta envases con papas fritas, todos importados.
“Mejor ni ver los precios, para no espantarse”, aconsejaba una joven que había llegado hasta la estación con solo una mochila. “Voy a necesitar más que un mago con capucha para ver si puedo subirme a una guagua”, apuntaba. Frente a su rostro, en un estante con chucherías, una nieve de poliespuma rodeaba varios adornos en forma de regalos.
Dos hombres con el uniforme de las Tropas de Prevención de las Fuerzas Armadas patrullaban con sus perros
Una hilera de diminutas luces parpadeantes trataba de impregnar a la escena cierta atmósfera de festividad, pero la mayoría de la gente que pasaba iba con paso apurado y no miraba la fanfarria navideña que salía del conjunto. Alrededor del local, dos hombres con el uniforme de las Tropas de Prevención de las Fuerzas Armadas, conocidas como boinas rojas, patrullaban la terminal con sus perros.
El rojo de Papá Noel en los negocios privados, el verde olivo del régimen en las zonas bajo gestión estatal. Un reno acarreando regalos por un lado, un pastor alemán buscando con su olfato droga, queso, carne de res o mariscos en los equipajes de los pasajeros y, alrededor de todos ellos, las tinieblas de una estación con tan pocas luminarias como los ómnibus que parten.