La Época y otras tiendas cubanas en divisas, tan vacías y tristes como las bodegas de la libreta
Ni los mercados en moneda libremente convertible se salvan del recrudecimiento de la crisis
La Habana/Ya no hay caras pegadas a las vidrieras ni bullicio a la entrada. La tienda La Época, en la céntrica esquina de Galiano y Neptuno, en Centro Habana, tiene sus neveras completamente vacías. Ni los mercados en moneda libremente convertible (MLC) se salvan del recrudecimiento de la crisis en Cuba. Lo que una vez fueron comercios para gente privilegiada por tener divisas, hoy emulan, en su falta de suministro, a las bodegas del racionamiento.
"Esto lleva semanas así", contó este lunes una cliente de La Época a 14ymedio. La mujer llegó hasta la carnicería, ubicada en el sótano del inmueble, en busca de algunas salchichas o "un picadillo de pavo, por lo menos, para hacer unas croquetas", pero se encontró con que las neveras, apagadas y con las puertas abiertas, están apiladas en el centro. Los empleados, de brazos cruzados, no saben qué responder cuando se les pregunta si recibirán pronto productos cárnicos.
Con las caras alargadas, los clientes se mueven también por otras áreas de la tienda. "No hay nada de proteína", grita un joven a un anciano que se asoma por la escalera que conduce hacia el sótano. "Ni bajes, que esto está pelado", le reitera, y el otro da media vuelta y regresa a la planta principal, también con trabajadores de expresión aburrida y anaqueles desiertos o con mercancía que a nadie le importa llevar.
"A Boyeros y Camagüey ni vayan, que está vacío", "La Puntilla parece un cementerio", "Lo de nunca, hasta 3ra y 70 es como una pista de baile sin música", "En 3ra y 28 tampoco hay nada, como en las gasolineras"
Los más frustrados dirigen sus pasos hacia el mercado La Isla de Cuba, también en MLC y ubicado a pocos metros del Parque de la Fraternidad. Allí solo quedan unos grandes lomos de cerdo importado, a 11 dólares el kilogramo y con la obligación de comprar la pieza completa. Dos mujeres que vienen juntas sacan cuentas a ver si les conviene adquirir entre las dos un trozo de un poco más de 6 kilos, que ya despide un olor fuerte. A pesar del elevado precio, "es esto o nada, porque en pesos cubanos el puerco está por las nubes y de muy mala calidad", asegura una de ellas.
Ya fuera de La Isla de Cuba, en un banco cercano y bajo la sombra de un árbol, las dos mujeres revisan sus teléfonos. Están inscritas en un grupo de WhatsApp donde se pasan información sobre las tiendas en MLC de La Habana. En el último centenar de mensajes que han llegado se repiten frases muy similares: "A Boyeros y Camagüey ni vayan, que está vacío", "La Puntilla parece un cementerio", "Lo de nunca, hasta 3ra y 70 es como una pista de baile sin música" y, para rematar, el que equipara estos comercios con los servicentros sin combustible: "En 3ra y 28 tampoco hay nada, como en las gasolineras".
La Habana aguanta la respiración: ni con divisas se consigue comida.
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