Cada esquina que se derrumba se convierte en basurero en La Habana
El hedor se extiende por las calles del centro de la capital, sin que a las autoridades parezca importarles
La Habana/Un hedor se extiende por las calles de La Habana.
No es solamente en los alrededores del hotel Saratoga, destruido por la explosión del viernes, cuyos escombros aún cubren más de una decena de cadáveres.
A unas cuadras de ahí, en Centro Habana, las esquinas se convierten en basureros improvisados, llenando el ambiente de un olor que se impregna en la ropa y en la piel.
Uno de ellos está a la vuelta del hospital Hermanos Ameijeiras, donde un contenedor de construcción, desbordado de material, sirve ahora para arrojar en él bolsas y bolsas de basura, algunas de ellas repletas de alimentos putrefactos.
No hay flores ni limpieza que honren la memoria del trabajador de Servicios Comunales que murió ahí ese día a consecuencia del derrumbe, sino una montaña de basura a la que nadie parece preocupar
Pero quizá el más impresionante es el que se encuentra en la esquina de San Miguel y Belascoaín, un rincón abandonado desde que el edificio se derrumbó parcialmente el 18 de julio de 2020.
No hay flores ni limpieza que honren la memoria del trabajador de Servicios Comunales que murió ahí ese día a consecuencia del derrumbe, sino una montaña de basura a la que nadie parece preocupar, desde hace décadas.
El edificio, uno de los más altos de esa zona, sigue estando en el olvido, como ha estado los últimos cuarenta años. Ya en los años 80, los transeúntes evitaban pasar cerca de él, con varios balcones desplomados y con su fachada rota de grietas, y bajaban la acera en ese tramo de la calle.
Ahora, al peligro de un nuevo derrumbe se unen los insoportables efluvios de los desperdicios.
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