Esteban Lazo viaja a Kenia para indagar sobre la presunta muerte de los dos médicos cubanos

La Habana/Tres días después de que el grupo terrorista Al Shabab difundiera la presunta muerte de los dos médicos cubanos Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández, secuestrados en Kenia en 2019, la Cancillería de la Isla informó este martes que el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo Hernández, viajó al país africano como "enviado especial" para indagar sobre el fallecimiento "no confirmado" de los galenos.

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, Lazo, –quien por años ha sido una figura de confianza de la generación histórica del régimen– fue enviado "para realizar gestiones urgentes con las máximas autoridades de ese país en la búsqueda de cooperación y esclarecimiento" de la muerte de los doctores, que Al Shabab difundió el pasado sábado a través de la red social X.

La Cancillería afirmó que "brinda absoluta prioridad a las gestiones que, por diversos medios y de parte de distintos actores internacionales, se llevan a cabo con el fin de obtener la información más objetiva referida a los hechos, hasta que se agoten todas las posibilidades que permitan confirmar la situación de nuestros compatriotas".

Las declaraciones del Gobierno cubano llegan horas después de que trascendiera que Estados Unidos está investigando si pudo ser un ataque aéreo que efectuó en Somalia contra Al Shabab lo que mató a los dos sanitarios. La ofensiva a la que hace referencia Washington se llevó a cabo el pasado jueves cerca de la localidad de Jilib, en el sur del país africano.

Al respecto, el régimen cubano adelantó en su comunicado que “se han iniciado contactos oficiales con el Gobierno de Somalia en búsqueda de precisión sobre las operaciones militares reportadas” y que la Cancillería “se dirigió por los canales diplomáticos al Gobierno de EE UU el domingo 18 de febrero en búsqueda de aclaración y aún espera respuesta”.

Lazo fue enviado "para realizar gestiones urgentes con las máximas autoridades de ese país en la búsqueda de cooperación y esclarecimiento" de la muerte de los doctores

"No se registra hasta el momento declaración pública del Gobierno de Estados Unidos o sus fuerzas armadas que confirme la noticia referida a los colaboradores cubanos secuestrados o desmienta lo que se ha reportado", añade el Ministerio de Relaciones Exteriores, al precisar que "no se tiene conocimiento sobre las circunstancias y características de la operación militar" estadounidense y "si se actuó con el cuidado obligatorio de evitar daño colateral, proteger a civiles e inocentes, y el debido respeto al derecho internacional humanitario".

El grupo terrorista Al Shabab aseguró que ambos doctores murieron durante un bombardeo estadounidense con aviones no tripulados ocurrido el 15 de febrero. Era la primera vez que los yihadistas reconocían tener como rehenes a los dos cubanos, luego de casi cinco años de haberlos secuestrado en el norte de Kenia.

Tras conocerse la noticia, el mandatario Miguel Díaz-Canel tuiteó que "mientras no exista confirmación oficial de que hayan fallecido", Cuba "no pierde las esperanzas" de hallar a los médicos con vida.

En la misma línea se mantuvo el ministro cubano de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, quien un día después reiteró en en conferencia de prensa, que la Isla mantenía “comunicación permanente con los Gobiernos de Kenia y Somalia para confirmar el estado de los médicos" y también insistió en que las fuentes de información son "no oficiales" y que la noticia "no ha sido confirmada". 

Portal Miranda aseguró, además, que las familias de los doctores "han tenido el acompañamiento permanente y una atención constante por parte del Ministerio de Salud Pública, de la máxima dirección del país, y de autoridades provinciales y municipales".

Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández fueron secuestrados en la ciudad keniana de Mandera, fronteriza con Somalia y objetivo frecuente de ataques yihadistas. El 12 de abril de 2019, los dos galenos se desplazaban, como era su costumbre, en un convoy al hospital de Mandera protegidos por escoltas armados, cuando fueron interceptados tras un tiroteo en el que falleció uno de los policías que velaban por su seguridad.