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"Nos mejoran el pago o el arroz no llega a las bodegas", advierten los estibadores de Sancti Spíritus

Los obreros se quejan también de que no cuentan con los medios de protección adecuados para cargar productos peligrosos

El Centro de Carga del Ferrocarril en Sancti Spíritus, que nutre a la bodega, las tiendas en pesos y las de MLC. (14ymedio)
Mercedes García

18 de enero 2021 - 10:09

Sancti Spíritus/Los estibadores del Centro de Carga y Descarga de Sancti Spíritus están indignados. El Gobierno, con la nueva estructuración por la Tarea Ordenamiento, ha tasado cada saco que carguen en 0,50 pesos y su sueldo depende de la cantidad de costales que puedan mover cada mes, en fuerte declive por la recesión económica que atraviesa el país.

"En estos momentos de crisis por la pandemia, no está entrando la cantidad de mercancía que en otros años", explica uno de los empleados a 14ymedio. "Cuando uno saca su cuenta por dos o tres casillas de tren [vagones de carga] que entran semanales, escasamente llegamos a los 500 o 600 pesos de sueldo cada mes. Con eso no hay quien viva".

La modalidad de contrato de los estibadores del Centro es conocida como "a destajo" y no incluye un salario básico mínimo de 2.100 pesos, como sí ocurre en otras entidades estatales. El pago a destajo individual se basa en los resultados de cada trabajador, amén del volumen de carga que maneje la empresa.

Los reclusos de ese centro que trabajan como estibadores reciben un 20% menos del pago por saco que se entrega a los empleados regulares

"Mucha de la mercancía que llega a la provincia entra por aquí por tren y por lo general desde este lugar se abastece la cuota del mercado racionado y la que va hacia otros comercios estatales", asegura a este diario una fuente cercana a la empresa. En el Centro laboran dos brigadas de estibadores, una de ellas conformada por reclusos que son trasladados desde un centro penitenciario cercano.

Los prisioneros están recluidos en la periferia de Banao, en un antiguo preuniversitario en el campo reconvertido en campamento de trabajo y destinado a los condenados de menor rigor o quienes han cumplido parte de su sanción. Los reclusos de ese centro que trabajan como estibadores reciben un 20% menos del pago por saco que se entrega a los empleados regulares.

"Los presos no protestan porque a ellos les da lo mismo, nunca les van a subir el salario y, a fin de cuentas, para ellos venir aquí y no estar en la cárcel ya es un alivio", reconoce un empleado que lamenta la pasividad de la brigada de prisioneros ante el deterioro salarial que viven los estibadores. "Con ellos no podemos contar para plantarnos o reclamar".

A pesar del temor a posibles represalias por los reclamos, el pasado viernes un grupo de estibadores se reunió con directivos de la Empresa de Ferrocarriles Centro para discutir el nuevo pago y mostrar su inconformidad. Durante el encuentro, los empleados aseguraron que de no encontrar una solución justa, dejarán de trabajar y recordaron a los funcionarios la importancia de su labor para el suministro de alimentos en toda la provincia.

"Somos un sector vital, algo que ahora mismo tiene tanta importancia como los médicos o las enfermeras, porque somos los que garantizamos que a la gente le llegue la comida, la poca comida que hay", apunta otro empleado que participó en la reunión con los directivos. "O nos mejoran el pago o el arroz no llega a las bodegas, así de sencillo. No cargamos ni un saco más con este salario", advierte.

Los empleados aseguraron que de no encontrar una solución justa, dejarán de trabajar y recordaron a los funcionarios la importancia de su labor para el suministro de alimentos en toda la provincia

"No sabemos siquiera la escala salarial en la que entramos y si contamos con un salario básico porque nadie nos ha explicado eso. Hasta ahora no lo teníamos pero solo con el pago a destajo no tiene sentido venir aquí cada día", asegura otro de ellos. Agrega que tampoco cuentan con una sección sindical que discuta por ellos este tema ni con un representante que los guíe en sus reclamos.

En la reunión, los funcionarios determinaron elevar una propuesta a la empresa ferroviaria para que cada saco se pague a 1,14 pesos. "De aprobarse este nuevo pago, todavía sería una miseria", se lamenta el empleado. "En empresas que realizan la misma actividad, los estibadores ganan por cada saco 2,60 pesos y en varias de ellas además tienen un sueldo básico".

"También nos están exigiendo que debemos trabajar toda la semana sin días de descanso, y los domingos no vamos a trabajar", asegura.

Los obreros además se quejan de que no cuentan con los medios de protección adecuados en el centro. "Mañana nos toca descargar urea, un químico bien fuerte y tenemos que hacerlo así, sin ninguna protección. No contamos con caretas, guantes, ni una ropa adecuada para manipular esa sustancia. Lo tenemos que hacer con los andrajos estos que nos ponemos".

Pero la mayor preocupación de los empleados apunta a la caída de mercancías que llegan. En 2012, el Centro recibía más de 5.000 toneladas mensuales, pero actualmente esa cifra ha descendido a menos de un tercio, explica a este diario una fuente administrativa. "La disminución no solo ha estado en los productos de importación o que llegan desde otras provincias, sino también en los facturados en el territorio como la compota para niños, el papel y el tabaco en rama", precisa.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, durante 2019 se desplazaron por la Isla un total de 88.649 toneladas de mercancías. De este volumen, el 77,8% fue trasladada por camiones a través de las carreteras, mientras que solo el 15,3 % estuvo a cargo de los ferrocarriles; el resto fue movido por vía aérea o marítima de un punto a otro del territorio nacional.

Desde el Centro de Carga y Descarga de Sancti Spíritus parten los camiones con mercancías hasta los almacenes de la Empresa Mayorista de Alimentos, un periplo que continúa hacia los almacenes de Comercio de cada municipio

Pocos meses después, en enero de 2020, Miguel Díaz-Canel Bermúdez llamó a priorizar la transportación de carga por ferrocarril, al que consideró como "un medio más eficiente" para la economía cubana. "Hay que transportar todo lo que se pueda mediante esa vía", aseguró entonces. Sin embargo, la profunda crisis de liquidez de la Isla y los efectos de la pandemia parecen haber dejado rezagado ese objetivo.

Desde el Centro de Carga y Descarga de Sancti Spíritus parten los camiones con mercancías hasta los almacenes de la Empresa Mayorista de Alimentos, un periplo que continúa hacia los almacenes de Comercio de cada municipio de la provincia y que concluye en los locales comerciales del territorio, ya sean de modalidad de venta racionada o liberada.

Creado en la década de los 80, cuando el abultado subsidio soviético permitía un constante ir y venir de productos en la Isla, el Centro está ubicado fuera de la llamada Línea Central de ferrocarril, a unos 14 kilómetros del poblado de Zaza del Medio. Su localización se ha convertido también en un inconveniente, porque obliga a las mercancías a recorrer largas distancias para llegar a todos los municipios espirituanos.

El Centro atraviesa además otros problemas, entre ellos el mal estado de las líneas que lo conectan con varios poblados espirituanos y que tienen más de 100 años de existencia sin apenas reparaciones en ese tiempo. El tramo entre la Estación Ferroviaria de Sancti Spíritus y el paradero próximo a la zona del Combinado Lácteo es uno de los que se encuentra en peor estado.

El malestar laboral en el Centro preocupa a las autoridades espirituanas, porque tradicionalmente el sector de los estibadores ha sido uno de sus puntos más sólidos y de mayores reivindicaciones sindicales en la Isla. En diciembre pasado, el anuncio de la nueva escala salarial provocó reacciones de protesta en un grupo de trabajadores del Puerto de La Habana que mostraron su inconformidad con el sueldo establecido, según denunció el periodista independiente Jorge Enrique Rodríguez.

El malestar laboral en el Centro preocupa a las autoridades espirituanas, porque tradicionalmente el sector de los estibadores ha sido uno de sus puntos más sólidos y de mayores reivindicaciones sindicales en la Isla

Las autoridades habían anunciado a los trabajadores del puerto capitalino que a partir de este enero iban a regirse por una escala de salario básico de 2.420 pesos al que se le suman primas y pagos por volúmenes de mercancías, en contraste con los empleados de las oficinas de la misma empresa que devengan un sueldo base de 4.000 pesos y no deben laborar los fines de semana.

En la primera mitad del siglo XX, Aracelio Iglesias, uno de los rostros más visibles de las luchas sindicales cubanas, fraguó su prestigio justamente entre los trabajadores que descargaban y acarreaban mercancías. Si en otros países de América Latina las luchas laborales han tenido sus principales pilares en metalúrgicos, camioneros o ganaderos, el sindicalismo cubano ha sido fundamentalmente de estibadores.

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