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Un exdiputado cubano promueve la migración a EE UU desde Ecuador

Peter Josué Borges ha pasado de ser el hombre nuevo modélico a luchar por los derechos de sus compatriotas migrantes

Mario J Pentón

09 de junio 2016 - 10:09

Miami/De pionerito jefe de destacamento a diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular, con la doble militancia en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Partido Comunista, Peter Josué Borges Basulto tuvo una trayectoria modélica de lo que idealmente sería el hombre nuevo formado por la Revolución cubana. Hoy, aunque la jerga de sus años en la nomenklatura lo delata, se encuentra en las antípodas del sistema al que una vez defendió y coordina las acciones de más de 5.000 cubanos que viven en Ecuador y buscan emigrar a Estados Unidos.

La escuela primaria reforzó sus actitudes de líder mediante un sistema educativo que lo formó en el arte de gobernar, primero como jefe de destacamento, un nombre militar que utiliza la organización de pioneros (a imitación de la extinta URSS) para designar al niño que dirige a sus compañeros de clase.

Nacido en una familia de fe evangélica, nada vinculada con el sistema político cubano según él mismo recuerda, cuando le decían que debía ser como Jesús, replicaba que deseaba ser como el Che, el mítico guerrillero argentino a cuyos ideales los infantes cubanos deben jurar fidelidad.

Me fui convenciendo de que esa era la manera en que debía servir a mi país. En Cuba a uno le lavan el cerebro

"Mi abuelo era pastor de una iglesia en Camagüey durante el período de la Umap (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) y tuvo que huir al monte para que no se lo llevaran preso", recuerda Borges, que además comenta que su familia fue de las afectadas por las confiscaciones de los años sesenta.

La generación de Borges creció en los mejores años del modelo económico cubano. De líder en la primaria pasó a jefe de colectivo en la etapa de secundaria básica y presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) en el municipio de Camagüey. Por su vinculación con el programa de formación de maestros integrales, una iniciativa que buscaba llenar los vacíos dejados por el éxodo masivo de maestros en la enseñanza secundaria, se convirtió en un dirigente que se codeaba con las altas esferas de la UJC y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Este programa era parte de los controversiales proyectos llamados "programas de la Revolución", en los que se enrolaron decenas de miles de jóvenes cubanos debido a las escasas alternativas de estudio y trabajo.

Borges se graduó como licenciado en Educación, con la especialidad de profesor general integral y posteriormente hizo una maestría en el ámbito educativo.

"En ese período teníamos muchas reuniones con altos funcionarios del Partido y del Gobierno. Me fui convenciendo de que esa era la manera en que debía servir a mi país. En Cuba a uno le lavan el cerebro, y desde que vas creciendo no conoces otra cosa. A los 19 años ya tenía doble militancia, de la Juventud y del Partido", cuenta Borges a través de Skype a este diario.

Así se convirtió en candidato y posteriormente diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular. "Yo dirigía la FEU en Camagüey y como el parlamento está compuesto en un 50% por organizaciones de masas, me nominaron y luego me eligieron", dice.

Para el exdiputado, el Gobierno cubano busca "crear dirigentes de laboratorio" de manera aséptica. "Una cosa es la teoría, pero otra muy distinta es la práctica. Cuando uno llega a las altas esferas de poder es donde se da cuenta de la podredumbre de ese sistema", dice Borges mientras hace el recuento de sus años de diputado.

Trabajando como parte de la Asamblea Nacional, descubrió lo poco que se puede hacer en un cargo que está destinado simplemente a ser una correa de transmisión desde el poder central. "Yo era diputado por una circunscripción que era la mitad urbana y la otra mitad rural. La gente me pedía ayuda para las casas que se derrumbaban, para las escuelas que estaban en pésimas condiciones... y nunca podía hacer nada. A veces esperaba meses la respuesta de las autoridades y nadie hacía nada".

Según Borges, esta fue la manera en que descubrió el miedo en que vive la población cubana. "Cuando uno cree en un sistema como ese, es ciego. Eso era lo que me pasaba con la ideología y los métodos del Gobierno. En Cuba la gente vive con miedo, tienen miedo a que los marquen, a distinguirse del rebaño".

De sus años como diputado recuerda que entre las cosas que más le afectaron estuvo su encuentro con personas que todavía no tenían electricidad en las casas y vivían en pésimas condiciones. "Únicamente cuando uno está en esos niveles nacionales es cuando ve cómo funciona realmente la maquinaria del sistema: todo está fundado sobre la mentira".

Cuando uno llega a las altas esferas de poder es donde se da cuenta de la podredumbre de ese sistema

Su momento de quiebra, recuerda, llegó el día en que quisieron imponerle "la falsa modestia" de la que viven los diputados. "Me querían exigir que utilizara bicicleta en vez de carro, porque el auto que yo usaba era de mi abuelo, de su iglesia. A partir de ahí comenzaron los encontronazos con los superiores, hasta que finalmente decidí retirarme de la Asamblea, de la Juventud y del Partido".

Las diputadas cubanas Migdalia Águila Arostegui y Teresa Cruz Proenza, compañeras de Borges en el Parlamento y actualmente vinculadas con el órgano legislativo, negaron rotundamente esta versión. Contactada telefónicamente por 14ymedio, Águila afirma que ella posee dos vehículos de transporte y que el Parlamento nunca se ha pronunciado sobre eso y añade que piensa viajar al extranjero de vacaciones y no ha tenido el más mínimo problema al respecto. Según ella, Borges descuidó su labor como "diputado del pueblo" y por eso terminó retirándose de la Asamblea Nacional.

Cruz afirma que vio en él "actitudes oportunistas" y un desmedido afán de protagonismo. "Le gustaban los perfumes caros, las cosas caras. Era una persona muy autosuficiente y con ansias de protagonismo, por eso no pudo continuar como diputado", dice.

Según Borges, salir de la Asamblea Nacional y abandonar la militancia tuvo repercusiones inmediatas. "Intenté ser cuentapropista y llegué a tener dos cafeterías, pero los inspectores me comían a multas, evidentemente orientados por alguien". Para él, la presencia de un agente de la Seguridad del Estado a su alrededor se hizo común hasta que decidió marcharse a Ecuador.

"En el aeropuerto temía que no me dejaran salir, pero finalmente lo hice y desde que llegué a Quito estuve vinculado a otras iniciativas como la Alianza Nacional Cubana de Ecuador (Ance) y después al Movimiento X Cuba".

De mantener un perfil bajo en la búsqueda de una solución para los miles de cubanos que están pidiendo visa a Estados Unidos, Borges se unió a varios activistas, entre ellos Nancy Sosa, Fernanda de la Fe y Roxana Acanda, promoviendo manifestaciones frente a las embajadas de Estados Unidos y México para pedir visas humanitarias para los migrantes cubanos.

Para unos se trata de un presunto espía, implantado por la Seguridad del Estado cubana; para otros es el mesías que se propone llevar al pueblo a la tierra prometida

Han organizado, además, un sistema de atención a connacionales con escasos recursos y canalizan la ayuda recibida de parte de benefactores y entidades privadas. "Hay personas que no tienen qué comer. Muchos de ellos son indocumentados. Hemos tratado de dar respuesta a estas situaciones, de forma independiente".

El uso de las redes sociales se ha convertido en el vehículo por excelencia de un discurso salpicado de matices religiosos y un tono claramente militante, pero que atrae a miles de personas que desean escapar de una realidad en que han quedado atrapados después de descubrir que no basta con vender sus escasas pertenencias en Cuba para triunfar en el país andino, sacudido por crisis y terremotos.

Con un listado de más de 5.000 firmas, Borges y su grupo, que se autodefinen como "voceros de la comunidad", se han dirigido a las embajadas de México y de Estados Unidos, hasta el momento sin resultados. Las cartas abiertas enviadas a los presidentes de esos países y a la Conferencia Regional sobre Migración que acaba de celebrarse en Honduras tampoco han ayudado. Algunas voces se han levantado para criticar su gestión y deslegitimar lo que realiza por su historial revolucionario. El cubanoecuatoriano espera "ser juzgado por sus obras más que por sus palabras".

Para unos se trata de un presunto espía, implantado por el omnipresente Departamento de la Seguridad del Estado cubana, con el fin de asegurar una fuente de divisas para el Gobierno de la Isla; para otros es el mesías que se propone llevar al pueblo a la tierra prometida, Estados Unidos, en medio de las turbulencias.

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