1/11El lugar fue abierto al público como una “maravilla moderna” que incluía una cafetería dentro de un avión, paseos en bote por un lago artificial, restaurantes especializados en mariscos, comida criolla, italiana e internacional. De todo aquello queda poco funcionando
/ Luz Escobar 2/11Fundado en enero de 1989, el recinto ferial tiene más de 600.000 metros cuadrados de extensión y 25 pabellones, entre los que se encuentra el área central, de gigantescas proporciones. El espacio, apenas visitado durante el resto del año, se llena durante los meses de verano de gente ansiosa de una oferta recreativa que les permita escapar de la bulliciosa ciudad
/ Luz Escobar 3/11Por increíble que parezca, todavía funciona el bar Mirador, que desde las alturas ofrece una vista panorámica de todo el recinto y sus inmediaciones
/ Luz Escobar 4/11Ubicado en una torre, cuenta con un sistema giratorio que permite disfrutar de todo el paisaje, 360 grados, sin moverse de una misma silla. Para los nostálgicos del Expocuba de los primeros años, en esa estructura aún queda un vestigio de aquel pasado lleno de optimismo
/ Luz Escobar 5/11Las sillas voladoras, el carrusel, los avioncitos y los carritos locos todavía siguen funcionando. A algunos trabajadores por cuenta propia también se les ha permitido instalarse en el área, con juguetes inflables o camas elásticas. Aunque los precios resultan caros, los niños y sus padres hacen largas filas ante los juegos. Con cada minuto de diversión se intenta compensar el largo camino y la decepción que produce el entorno
/ Luz Escobar 6/11“Recuerdo la primera vez que vine y había un lugar donde se podían probar, de manera gratuita, quesos de diferentes tipos”, detalla Yordanka, residente en el municipio Centro Habana y que participó como pionera en la ceremonia de inauguración del lugar. “No sé si es que yo lo veía todo con otros ojos en aquella época, pero ahora el lugar me parece feo y caótico”, explica la mujer
/ Luz Escobar 7/11Expocuba se ha convertido en un reflejo de Cuba, pero no a través de sus logros, sino de su desastre. Almorzar entre lo que queda de su otrora parque de diversiones o en los puestos de gastronomía puede costar unos 50 pesos cubanos por persona. Una familia de cuatro miembros se gasta la mitad de un salario mensual en comer si logran convencer a los niños de que no pueden repetir ni un refresco
/ Luz Escobar 8/11“Esto fue concebido en la misma época en aquellas publicaciones al estilo de la revista 'Cuba Internacional', en las que se quería exportar una imagen de que la Isla marchaba indetenible hacia el futuro”, explica con ironía Rogelio de 66 años, que buscaba por todo el lugar un sitio donde su nieta pudiera lavarse las manos, sin éxito
/ Luz Escobar 9/11La atmósfera de modernidad y progreso que debería transmitir una vitrina expositiva de esta naturaleza no es lo que caracteriza al complejo. Aquí la propaganda le gana la batalla a los resultados y los productos en exposición pertenecen más al campo de los planes por cumplir que al de la realidad. Expocuba guarda, eso sí, mucho de la otrora tendencia a mostrar la situación nacional como el mejor de los mundos posibles
/ Luz Escobar 10/11El deslucido escaparate que es hoy Expocuba sigue programando exhibiciones sobre un país que parece reservado a los anaqueles y a las estadísticas oficiales. Este miércoles se inauguraba en su Pabellón Central una muestra de varios centros productivos, educacionales, culturales, científicos y de salud que incluye detalles sobre el plan general de ordenamiento territorial y urbano de La Habana
/ Luz Escobar 11/11Para llegar hasta allá se ha reforzado el transporte público desde varios sitios de la ciudad y en la televisión nacional un anuncio lo promociona como una escapada para la familia cubana. Sin embargo, Expocuba sólo logra posicionarse como una opción recreativa dada la escasez de propuestas asequibles y atractivas para los más pequeños. Un recorrido para comprender al lugar donde pretendimos llegar y que se nos escapó
/ Luz Escobar