Fallece Fernando Dámaso, el bloguero que abandonó el Ejército cubano tras el fusilamiento de Ochoa
Autor del blog 'Mermelada', fue experto en historia republicana y colaborador de la prensa independiente
La Habana/Nacido en 1938, sagitario, ex alumno escolapio, ex militar del régimen y escritor apasionado por Cuba, la literatura, el deporte y el cine: esta era la carta de presentación de Fernando Dámaso, antaño uno de los autores más activos sobre temas cubanos en internet y fallecido a las 8:00 am de este viernes a sus 87 años, en La Habana.
Su esposa, Rebeca Monzó, confirmó a este diario el deceso de quien fue también, durante una época, colaborador de 14ymedio y Diario de Cuba. Conocedor de la maquinaria interna del Ejército, llegó a ser coronel de las Fuerzas Armadas bajo las órdenes del general Ulises Rosales del Toro, uno de los hombres que movían las riendas de las tropas cubanas en África.
Tras el fusilamiento de Arnaldo Ochoa y otros tres implicados en la célebre Causa 1 de 1989, Dámaso renunció al Partido Comunista y a las Fuerzas Armadas. El gesto de protesta le costó caro. No solo fue sancionado, sino también regulado con el pretexto –aplicado a todos los militares cubanos de alto rango que desertan– de que podría revelar secretos al “enemigo”.
Para entonces, Dámaso acumulaba en su hoja de servicios varias “misiones” militares en África, una época de su vida sobre la cual prefería mantener la discreción.
Dámaso acumulaba en su hoja de servicios varias “misiones” militares en África, una época de su vida sobre la cual prefería mantener la discreción
En Mermelada, su blog –activo hasta 2020–, Dámaso abordó un sinnúmero de temas, desde la política de una orilla y otra, hasta la historia de la Isla. Desde ese espacio criticó una y otra vez al régimen, siempre con argumentos sosegados y expresados de manera irónica, sobre todo en forma de comentarios a la prensa oficial.
También publicó, en Hypermedia Ediciones, Mapa perdido de La Habana, donde recogía algunos de sus textos de corte histórico y cultural, que exploraban el carácter de la capital a través del origen de sus calles y rincones emblemáticos. Fue un experto en la cultura y la política durante la República, de cuya “historia sepultada” fue un cronista.
En varias entrevistas, Dámaso cifró el futuro de Cuba en la tensión entre dogmáticos y pragmáticos, dos extremos de la nomenklatura que entrarían –pensaba– en un enfrentamiento definitivo cuando la llamada generación histórica, comenzando por Fidel Castro, estuviera muerta y enterrada. Vivió para ver que el fallecimiento de Castro poco conmovió los cimientos de una dictadura que hizo de la “continuidad” una consigna.
Preguntado por medios de todo el mundo, invitó a ser cautelosos y a no subestimar la estructura de carácter militar sobre la que el caudillo había cimentado su dominio sobre los cubanos. El cambio no sería “inminente, ni siquiera cercano”, pronosticaba en el ya lejano 2017, al menos mientras Raúl Castro siguiera dictando el rumbo del país desde su retiro.
Sobre la posibilidad de un cambio, sí aventuraba al menos que lo llevaría a cabo “alguien que surgirá del proceso, alguien que nadie conoce hoy”.