La falta de liquidez dificultó la importación de yodo para la sal

Aunque el problema está resuelto actualmente, las consecuencias de la falta de la materia prima a finales del pasado año aún se sienten

La inestabilidad en la materia prima de finales de 2017 ha repercutido en el suministro de sal. (14ymedio)
La inestabilidad en la materia prima de finales de 2017 ha repercutido en el suministro de sal. (14ymedio)
Marcelo Hernández

09 de mayo 2018 - 17:13

La Habana/Después de meses de inestabilidad en su suministro, los medios oficiales han abordado finalmente esta semana el desabastecimiento de sal causado por la falta de materia prima y los daños causados por el huracán Irma. Granma atribuye a la interrupción en la importación de yodo el agravamiento de la situación, un problema que, pese a estar resuelto actualmente según fuentes de 14ymedio, ha dejado efectos que aún se notan en los hogares de la Isla.

"Con el paso del huracán por el país, en septiembre del pasado año, las seis salineras existentes en el territorio nacional sufrieron grandes daños", explica una nota publicada este martes en el órgano oficial del Partido Comunista que responde a las quejas de los clientes que han visto desaparecer el producto de los mercados en los últimos meses.

La falta de yodo que se importa desde otros países agravó la crisis y obligó a parar la producción de sal durante los meses de octubre y noviembre de 2017, según declaraciones a los medios nacionales de un directivo de la Empresa de la Sal (Ensal).

"La falta de liquidez está afectando muchos renglones porque no tenemos recursos disponibles para comprar materia prima"

Funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex) en La Habana confirmaron la información a 14ymedio. "La falta de liquidez está afectando muchos renglones porque no tenemos recursos disponibles para comprar materia prima", aseguró un empleado de la entidad, bajo condición de anonimato.

"Los últimos meses de 2017 y los primeros de este año han sido especialmente críticos en la disponibilidad de fondos para comprar desde productos para la industria farmacéutica hasta ingredientes vitales en la producción de alimentos", puntualiza el trabajador del Mincex.

"Estamos haciendo maromas para comprar, pero no hay dinero y hay que priorizar un sector sobre otro", declara una funcionaria de alto rango del Mincex a este diario. "Hemos resuelto de manera temporal el tema del yodo, pero no sabemos si podremos asumir la próxima compra porque nuestro rango para maniobrar es muy limitado".

La producción de sal disminuyó en los últimos años, cuando la extracción de "sal en grano" (no refinada) pasó de algo más de 280.000 toneladas en 2011 a 248.000 en 2016. Las autoridades justificaron esta disminución a partir de los problemas climatológicos y la "obsolescencia técnica" de la industria.

La producción de sal fina, yodada, destinada al consumo de la población a través del mercado racionado y la red de tiendas en pesos convertibles, también se ha reducido desde las 93.700 toneladas en 2012 hasta 76.100 en 2016, según el Anuario Estadístico.

Cuba atraviesa una crisis en la disponibilidad de dinero para importar insumos, que se ha agravado con los recortes en la ayuda proveniente de Venezuela. "No existe liquidez porque no entran divisas del exterior y el déficit del Estado se come todo el circulante", asegura el economista cubano radicado en España, Elías Amor.

En 2017 la Oficina Nacional de Estadística (ONE) reveló una caída del comercio entre ambos países del 70% en tan solo dos años. Un desplome que se hizo sentir especialmente en la vida cotidiana de los cubanos con un empeoramiento del suministro de alimentos y mayores dificultades para transportarse.

La sal, sin embargo, parecía un producto que podría sobrevivir los vaivenes de la economía por producirse en la Isla, un país con más de 5.000 kilómetros de costa. Pero las regulaciones establecidas a principios de este siglo para agregar yodo al producto han complicado la tarea.

"El resultado es que no hay sal y la gente está empezando a molestarse porque algo tan simple falte"

A principios de siglo comenzó la obligatoriedad de yodar la sal para consumo humano en la Isla como estrategia para combatir los problemas de salud asociados al déficit de yodo.

"Sin yodo la producción de sal no puede salir a la venta para la población", subraya Alberto Fuentes, un ingeniero químico que dedicó tres décadas de su vida a la industria salinera en la zona central del país. "Por eso cuando hay inestabilidad en el suministro de ese producto todo se queda paralizado, porque así no podemos sacar la sal de los almacenes".

"En este caso ha ocurrido una 'tormenta perfecta' de problemas", opina el ingeniero. "El resultado es que no hay sal y la gente está empezando a molestarse porque algo tan simple falte".

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