Las familias intentan equipar a los hijos para el curso escolar sin arruinarse

Los padres se dejan cerca de un salario promedio en estos preparativos

Con una matrícula de más de 1.750.000 alumnos, el próximo curso escolar ha desatado una carrera contra reloj en las tiendas estatales y el mercado negro. (Laura I.)
Con una matrícula de más de 1.750.000 alumnos en todos los niveles de enseñanza, el próximo curso escolar ha desatado una carrera contra reloj en las tiendas estatales y el mercado negro. (Laura I.)
Luz Escobar

30 de agosto 2017 - 14:04

La Habana/Son días frenéticos. Hay que dejar listo el uniforme; acopiar lápices, gomas, reglas y sacapuntas. El curso escolar comienza el próximo lunes y cada año se elevan los costos de equipar a un estudiante para su vuelta al aula. Las familias cubanas se dejan cerca de un salario promedio en esos preparativos, según entrevistas realizadas por 14ymedio a varios padres.

Yampier López y su esposa, padres de dos hijos, llevan un minuciosa relación del dinero invertido para preparar el inicio de clases. El calzado y las mochilas resultan ser lo más caro, pero la lista sigue creciendo con dos pomos de agua, un compás para el mayor de los hermanos que comienza a estudiar geometría y dos merenderos.

Con un total de 1.750.000 alumnos matriculados entre todos los niveles de enseñanza, el próximo curso escolar ha desatado una carrera contra reloj en las tiendas estatales y el mercado negro. El lema que guía a las familias es simple: comprar productos más duraderos al menor precio posible. En ello les va la economía doméstica.

Por cada niño, Lopéz y su esposa han invertido hasta ahora cerca de 740 CUP, el equivalente a un salario medio según los últimos datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), pero prevén que la cifra llegue a más de 1.000 CUP cuando adquieran algunos artículos que faltan.

El lema que guía a las familias es simple: comprar productos más duraderos al menor precio posible. En ello les va la economía doméstica

"Hay que tratar de encontrar la mayoría de las cosas que se van gastando a lo largo del curso y que ahora es el momento de comprar", cuenta el padre. "Casi siempre se piensa en lo más visible, pero también hay que buscar medias, shorts para la Educación Física y las libretas".

López es diseñador, mientras que su esposa trabaja como secretaria en una dependencia del Ministerio de Transporte. Ambos recuerdan los años ochenta del siglo pasado, cuando entraron a la primaria y "en la escuela lo daban casi todo", pero el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la crisis económica han disminuido al mínimo esos subsidios.

En los últimos años el Gobierno ha reducido significativamente su inversión en el sector educativo, que pasó del 14,1% del PIB en 2005 al 9% en 2017. El recorte afecta a los laboratorios de física y química, la infraestructura audiovisual y la partida de material docente que se entrega a cada alumno.

Para el curso 2017-2018 la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, aseguró a la prensa oficial que "se garantizan todos los libros de texto, así como los cuadernos de trabajo", aunque reconoció que tienen problemas con "el papel, pues hay demora en la llegada de ese recurso desde el exterior".

Los uniformes escolares cuestan menos de 10 CUP a precios subsidiados, pero la cantidad que se entrega es limitada y con poca variedad de tallas. En Miami, con una abultada comunidad cubana, varias tiendas ofertan los módulos de vestimenta para la enseñanza primaria y secundaria en la Isla. Estos días los emigrados reciben desde Cuba frecuentes pedidos del producto.

"Para garantizar un uniforme limpio cada día, tengo que comprar por lo menos tres blusas y dos sayas", asegura Damy, una santiaguera de 34 años con una hija que este septiembre comienza su segundo grado. Los revendedores ofrecen cada pieza a un precio que oscila entre 50 y 75 CUP, más de cinco veces el valor que tienen en el circuito estatal.

En los últimos años el Gobierno ha reducido significativamente su inversión en el sector educativo, que pasó del 14,1% del PIB en 2005 al 9% en 2017

Después del uniforme, los zapatos son una de las preocupaciones principales porque en las tiendas estatales cuestan entre 140 y 380 CUP. A eso se le agrega el importe por las medias (25 CUP por par) y la mochila (nunca menos de 300 CUP) lo que acerca la suma al sueldo mensual de un ingeniero o un maestro.

No hay datos oficiales sobre los gastos en que incurre como promedio una familia por cada hijo que comienza la escuela, pero varios economistas consultados por este diario coinciden en que representa un difícil reto para el poder de compra del trabajador cubano que se redujo en los últimos años a tan solo un 28% del que recibía en 1989.

En julio pasado, durante la conferencia de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), el economista Carmelo Mesa-Lago aseguró que aunque "el acceso universal y la gratuidad son puntos importantes y rescatables" es necesario "focalizar los recursos en aquellas provincias y personas que no puedan pagarse los estudios".

La situación se vuelve tensa a escasos días de que comience septiembre. Aunque el uniforme es obligatorio las desigualdades sociales afloran en la calidad del calzado o del bolso. Las autoridades escolares intentaron prohibir en el pasado que los estudiantes llevaran refrescos o sándwiches a las aulas que denotaran un mayor poder adquisitivo, pero han perdido la batalla al no ser capaces de mantener la merienda gratuita.

A partir de este curso el bolsillo de las familias se vacía un poco más por los gastos de la merienda escolar

"Antes entregaban crayolas, lápices de colores y libretas de mejor calidad, pero ahora todo eso corre a cargo de la familia", se queja Yander López. Los libros se reparten entre los educandos de forma gratuita, pero deben devolverlos al finalizar el curso. Las familias con mayores ingresos compran en el mercado negro parte de esa "base material de estudio".

A partir de este curso el bolsillo de las familias se vacía un poco más por los gastos de la merienda escolar, el llamado "refuerzo" del almuerzo con el que los padres mejoran la alimentación de los alumnos en régimen seminternado y la compra de útiles de limpieza para unos centros docentes que cada vez reciben menos implementos de higiene.

"Esto no se termina, los próximos meses mi mujer y yo trabajaremos casi exclusivamente para que nuestros hijos puedan ir a la escuela con un uniforme limpio, lápices, libretas y unas galletas para la merienda", lamenta López.

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