Un cuadro de Fidel Castro en el mostrador, el requisito para las vendutas cubanas de fin de año
En la feria de la calle Zanja, en Centro Habana, las autoridades prepararon un coctel de altos precios y mucha propaganda
La Habana/Un cuadro de Fidel Castro aguardaba la mañana de este sábado a los curiosos que se acercaban a uno de los kioscos de la feria de fin de año en la calle Zanja de Centro Habana. Al lado de la imagen, un par de tenis, una mala copia de la marca Nike, costaba 16.000 pesos cubanos, cuatro meses de salario de un profesional. Las autoridades orientaron a los comerciantes que debían colocar alguna consigna, bandera o foto de los dirigentes del Partido Comunista en cada puesto.
"Mucha propaganda pero todo está carísimo", se quejaba un joven que se acercó a la feria para comprarse una nueva billetera. "La mía me la robaron ayer y ahora estoy haciendo los trámites para un nuevo carné de identidad", lamentaba. Tradicionalmente, durante los fines de año los hurtos se disparan "porque todo el mundo está desesperado por tener dinero", considera el hombre. "Ahora a lo que perdí por culpa del ladrón le voy a tener que sumar lo que voy a gastar aquí".
Otros, llegaban a la feria en busca de alimentos de cara a los festejos navideños. Las autoridades de la capital cubana habían anunciado la venta de productos agropecuarios como un "saludo al próximo aniversario 65 de la Revolución cubana", pero la oferta de viandas, vegetales y carnes era muy pobre en la calle Zanja. Unas mustias lechugas y algunas remolachas sucias de tierra componían el surtido para poner en el plato. El resto eran gorras, ropa, calzado y productos de higiene personal.
"¿A cómo van a vender la caldosa?", preguntó un anciano a dos hombres que revolvían una humeante cazuela detrás de un cartel en el que se anunciaban "nuestros retos y nuestras victorias". "Va a demorar abuelo, porque estamos empezando ahora y cuando ya la saquemos será a 50 pesos el vaso", respondió uno de los improvisados cocineros. Bajo una foto de Raúl Castro, las carteras femeninas se exhibían a precios entre 1.500 y 3.000 pesos, en dependencia del tamaño y el material.
Custodiado por una imagen de Ernesto Guevara, tabaco en boca, un conjunto de ropa para niñas combinaba los tonos rosas con los rostros de personajes de Disney. Más adelante, junto a una bandera del 26 de julio, se ofertaban chancletas de playa, también imitando marcas conocidas como Adidas y Tommy Hilfiger. A pocos metros, el kiosco de una mipyme despachaba refrescos y pollo congelado, todo importado.
En unos pocos metros de feria, se resumía este sábado el fin de año que está viviendo los cubanos, atrapados entre la inflación y los excesos de propaganda política.
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