La Fiscalía cubana pide 15 años de cárcel para la joven que retransmitió la protesta de Nuevitas
Un total de 14 manifestantes reciben la petición fiscal, en su mayoría 10 años de prisión
Madrid/Hasta 15 años de cárcel ha pedido la Fiscalía para dos de los ciudadanos que salieron a la calle en Nuevitas, Camagüey, en agosto del año pasado en protesta por los prolongados apagones que sufrían. Se trata de José Armando Torrente Muñoz y Mayelín Rodríguez Prado, la joven de entonces 21 años que transmitió las protestas a través de Facebook.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos informó este lunes en sus redes sociales que un total de 14 manifestantes recibieron el viernes la petición fiscal, en su mayoría de 10 años de privación de libertad por el delito de sedición.
Según detalla la organización, además de Torrente Muñoz y Rodríguez Prado –acusada de sedición y "propaganda enemiga de carácter continuado"–, la lista la componen Yennis Artola del Sol, Daiver Leyva Vélez, Keyler Velázquez Medina, Menkel de Jesús Menéndez Vargas, Frank Alberto Carrión Suárez, Fray Pascual Claro Valladares, Lisdan Cabrera Batista, Jimmy Jhonson Agosto, Ediolvis Marín Mora, Yanelis Valladares Jaime, Lázaro Alejandro Pérez Agosto y Wilker Álvarez Ramírez, el único para el que piden menos tiempo de cárcel, cuatro años por encubrimiento del delito de sabotaje.
La organización Justicia 11J, que recopila la lista de manifestantes detenidos desde aquella jornada de 2021, reportó en su momento, luego de dos jornadas seguidas de manifestaciones pacíficas en Nuevistas, la detención "violenta" de José Armando Torrente, que salió a la calle en el barrio de Pastelillo. La organización advirtió entonces de que había "evidencia audiovisual de la agresión a su hija de 11 años, Gerlin Torrente Echeverría" y otra niña que la acompañaba, cuando la policía reprimió a los manifestantes.
También la madre de Gerlin fue detenida violentamente, pero liberada en la noche del sábado. De igual manera, las ONG indicaron que la Policía interrogó a Fray Claro Valladares, de 21 años, y a la joven Mayelín Rodríguez Prado, de la misma edad y conocida como La Chamaca, por transmitir las protestas a través de Facebook.
La organización advirtió entonces de que había "evidencia audiovisual de la agresión a su hija de 11 años, Gerlin Torrente Echeverría" y otra niña que la acompañaba
El caso de Rodríguez fue específicamente mencionado por Justicia 11J el pasado 7 de septiembre, cuando denunció que al menos 17 personas que participaron en las protestas de Nuevitas seguían en prisión esperando a ser juzgadas, acusadas de "desórdenes públicos, atentados, daños, desacato, resistencia e instigación a delinquir".
"En Nuevitas se pudo observar una estrategia represiva que sería aplicada en protestas posteriores: arrestar a manifestantes o supuestos líderes de las marchas tanto durante los hechos como luego de estos, como parte de operativos y redadas, o tras asistir a citaciones para interrogatorios", recordó la organización sobre esas manifestaciones, las más multitudinarias desde las que tuvieron lugar el 11 de julio de 2021, tras las cuales la Seguridad del Estado empleó una represión similar.
Meses después de las protestas, el régimen todavía buscaba a los "culpables" de las manifestaciones en Nuevitas pues, a pesar de que "entendía las molestias y dificultades del pueblo por los frecuentes apagones", nada "justifica" las protestas.
Justicia 11J añadió que "desde inicios de 2022 hasta la fecha se han realizado al menos 254 protestas públicas de distinta tipología y escala", e indicó que han registrado "la detención de 241 personas en relación con protestas, aun cuando la víctima no hubiera participado en eventos de protesta en el espacio público".
Las manifestaciones en Nuevitas iniciaron la noche del 18 de agosto al grito de "el pueblo está cansao". Cientos de vecinos salieron a las calles a gritar consignas de libertad y exigencias de electricidad. Ese día también amenazaron con volver a las calles si las autoridades cortaban la energía nuevamente.
Al día siguiente, los vecinos de Nuevitas reportaron la militarización del lugar.
Las protestas, tal y como se observó en numerosos videos compartidos en redes sociales, fueron multitudinarias, alumbradas por la linterna de los celulares y los faros de motocicletas y acompañada de cacerolas, cláxones, palmas y consignas a voz en cuello.
Junto a los gritos que pedían el fin de los apagones –"pongan la corriente, pinga"– resonaron también los de "libertad" y "patria y vida". Algunos ciudadanos clamaban aquel lema irreverente repetido el 11J –"oye, policía pinga"– y otros cantaban a todo pulmón y al unísono el himno nacional.
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