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Otra flotilla rusa en Cuba, nuevo episodio de gesticulación militar frente a EE UU

El arribo de las tres naves, que forman parte de la Flota del Báltico, fue anunciado este miércoles por el Ministerio de las Fuerzas Armadas

La tripulación del 'Smolny' recorrerá La Habana con un “programa de actividades” del cual no dieron detalles los militares cubanos / CC
14ymedio

25 de julio 2024 - 11:34

La Habana/El buque-escuela Smólny y el barco patrullero Neustrahimiy, además del petrolero Yelnya, integran una nueva flotilla rusa –la segunda en poco más de un mes– que llegará a La Habana el sábado 27 de julio. El arribo de las tres naves, que forman parte de la Flota del Báltico, fue anunciado este miércoles por el Ministerio cubano de las Fuerzas Armadas. 

Como es habitual, los militares cubanos han dicho poco de la visita, excepto que se podrá visitar el Smólny el domingo 28 y el lunes 29 –de las 12:00 a las 16:00 horas–, y que su tripulación recorrerá La Habana con un “programa de actividades” del cual no dieron detalles. Se encontrarán con Carlos Duque, el jefe de la Marina de Guerra de Cuba, y con funcionarios del gobierno capitalino. Los tres buques levarán anclas el 30 de julio. 

Menos aparatosa que la anterior visita de una escuadra rusa a la Isla –en la que venía un submarino de propulsión nuclear y una fragata de guerra–, la de este mes dará menos de qué hablar. El Smólny, nave “hermana” del Perekop, bien conocido por los cubanos, y de otro buque de instrucción desactivado en 1999, fue construido en los años 70 en la Polonia soviética. 

Es la nave líder de los buques-escuela rusos y su armamento consiste en ametralladoras AK-726 y cañones antisubmarinos RBU-2500, por lo que cuenta con una capacidad de defensa –prácticamente la misma desde la época soviética– se considera básica. No obstante, tiene un sistema de comunicación y radares avanzado. En el Smólny viajan unos 300 cadetes y alrededor de 100 oficiales de instrucción. 

Por su parte, el petrolero Yelnya, construido en 1968, tiene una capacidad de carga de 3.491 toneladas de combustible para suministrar la flotilla. 

La historia del 'Neustrahimiy' representa, además, la caída del poderío naval soviético y el ascenso de la nueva armada de la Federación de Rusia

En cuanto al patrullero Neustrahimiy, que forma parte de una serie de fragatas antisubmarinas de fabricación más moderna, sí tiene capacidad para lanzar misiles antibuques y antiaéreos, además de torpedos. Se caracteriza por su eficiente radar, denominado Zvezda-1, y puede albergar una tripulación de 210 hombres. Aunque pertenece a la Flota del Báltico, su ambiente fue durante varios años las costas de Somalia, donde –según el Kremlin– se dedicaba a combatir la piratería. 

La historia del Neustrahimiy representa, además, la caída del poderío naval soviético y el ascenso de la nueva –y menos ambiciosa– armada de la Federación de Rusia. Cuando el Partido Comunista ordenó, en la década de los 80, la fabricación del Neustrahimiy y otros seis buques similares, el colapso económico impidió que salieran de los astilleros. Solo esta fragata y otra “hermana”, el Yaroslav Mudry, llegaron a terminarse. El Neustrahimiy fue botado en 1993; el Yaroslav Mudry tuvo que esperar hasta 2009. 

La Flota del Báltico, a la que pertenecen las tres naves, es la más antigua con la que cuenta Rusia. Tiene su cuartel general en Kaliningrado y dos bases importantes, la de Baltiysk y la de Kronstadt, aunque sus naves –y en especial los buques escuela como el Smólny o el Perekop realizan viajes frecuentes a puertos aliados de Moscú. 

El pasado 12 de junio atracó en La Habana una escuadra de la Marina de Guerra rusa integrada por la fragata Gorshkov, el submarino de propulsión nuclear Kazan, el buque petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker. La visita, realizada tras un ejercicio militar a pocos kilómetros de la costa de EE UU, no pudo ser más polémica. 

En los últimos años se han producido otras dos visitas de flotillas rusas, una de ellas en junio de 2019 y la otra en 2013

En los últimos años se han producido otras dos visitas de flotillas rusas, una de ellas en junio de 2019 y la otra en 2013. También han llegado al país varios buques militares aislados, como el Perekop, que arribó a La Habana el año pasado. El contacto entre el Kremlin y La Habana se estrecha no solo con la gesticulación militar, sino también con el abundante trasiego de altos funcionarios. 

Esta semana, por ejemplo, el presidente de la Duma Estatal rusa, Viacheslav Volodin, se reunió con Miguel Díaz-Canel. En un discurso que evita dar detalles sobre acuerdos concretos y que ya se va haciendo habitual en la prensa de ambos países, ambos políticos calificaron el acercamiento como “estratégico” y de “mucha significación”.

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