Funeral multitudinario en Ceballos por dos mujeres y dos niños asesinados el sábado
La Policía detiene al "autor del asesinato múltiple" y encuentra el arma utilizada
Madrid/La Habana/El pueblo de Ceballos, en Ciego de Ávila, acudió en pleno este domingo al funeral de Yamila Reyes Tamayo, su hijo de cuatro años, Richard Dariel Núñez, su vecina Raysa Rodríguez y el hijo adolescente de esta, Lester Rivadeneira, asesinados durante un robo la madrugada del sábado. Varios videos publicados en redes muestran a los carros fúnebres avanzar entre la multitud en completo silencio.
“Fue el velorio más grande que yo he visto en mi vida”, expresa el autor de un video difundido por CubaNet en Instagram, en el que se exhibe a una multitud desplegada a las puertas de la delegación de Policía, que, según la prensa oficial, detuvo este lunes al "autor del asesinato múltiple".
"El proceso investigativo arrojó que el hecho estuvo asociado al robo de la vivienda de dos de las víctimas y fueron recuperados los bienes sustraídos y el arma que perpetró tan doloroso suceso", se especifica en un breve comunicado publicado en Invasor.
El medio oficial añadió que se "continúa el proceso de investigación penal a fin de poner el imputado a disposición de los tribunales".
El sábado las autoridades expusieron, a través de un comunicado, que los “órganos competentes” investigaban las causas del asesinato múltiple. Ahí mismo aseguraron que “en la medida que se disponga de suficientes elementos probatorios se informará al pueblo, bajo los preceptos de la más absoluta objetividad y la convicción de que la justicia revolucionaria se encargará, una vez más, de cortar de raíz la impunidad”.
Ceballos, un pueblo de 12.000 habitantes y situado a 14 kilómetros de la ciudad de Ciego de Ávila, no solamente está de luto, sino que clama por justicia, aunque sea tomándola por propia mano. “Pena de muerte”, son las palabras más repetidas en las publicaciones sobre el caso y haciendo referencia al autor del crimen.
Según reportaron fuentes cercanas a este diario, las cuatro víctimas fueron asesinadas en el transcurso de un atraco mientras el padre de familia había salido a trabajar en el campo. “Se metieron a robar en la casa y la vecina de al lado sintió el ruido, escuchó los gritos de la muchacha que era la madre del niño pequeño”, contó un vecino de las víctimas que actualmente reside en el extranjero, refiriéndose a Yamila Reyes Tamayo, de 29 años, y a su hijo, Richard Dariel Núñez. “Cuando la vecina [Raysa Rodríguez, de 50 años] fue a ver qué pasaba la mataron también a ella y a su hijo de 17 años [Lester Rivadeneira]”.
Los cuerpos fueron hallados por familiares de las víctimas cuando llegaron al lugar la mañana del sábado, y sobre el crimen circulan detalles truculentos que tampoco ha podido confirmar 14ymedio.
Que la prensa oficial haya informado del asesinato múltiple, en cualquier caso, no es habitual, a pesar de la sensación de inseguridad que se ha disparado en los últimos meses en la Isla. Las noticias de robos, apuñalamientos, peleas con cuchillo y asesinatos son cada vez más frecuentes en la redes sociales y los medios independientes, a falta de una crónica roja que reporte estos hechos en los medios controlados por el Partido Comunista.
En marzo pasado, el vocero del régimen Humberto López entrevistó sobre el tema a Beatriz de la Peña La O, jefa del Departamento de Investigación de la Dirección de Procesos Penales de la Fiscalía, y al coronel Idael Fumero Valdés, jefe de Información y Análisis de la Dirección Técnica de Investigaciones del Ministerio del Interior. Ambos enfatizaron que no hay un aumento numérico de la delincuencia, aunque la sensación indique lo contrario.
Para Manuel Cuesta Morúa, promotor de la iniciativa Shanti, el crimen de Ceballos “es una clara muestra de cómo la violencia ha escalado a un nuevo nivel”. En declaraciones a Radio Martí aseveró: “Ahora estamos frente a una violencia absolutamente cruel y eso tiene dos señales claras: una es la normalización del hecho de la violencia en Cuba, lo cual es terrible y difícil de asimilar”, y una segunda, “cómo se van articulando, entre sí, las distintas violencias sociales con la violencia política que ejerce el Estado, sobre todo a través de su lenguaje”.