Garbanzos envasados, la avanzadilla de El Corte Inglés en La Habana

El gigante español llega a la Isla a través de dos marcas blancas de alimentación con precios prohibitivos

El corte inglés productos
Los productos se comercializan a un precio considerablemente superior que en España. (14ymedio)
Marcelo Hernández

17 de enero 2018 - 16:35

La Habana/La esquina de San Rafael y Galiano, en La Habana, es ahora una plaza con una zona wifi donde todos miran atentos las pantallas de sus móviles, pero antaño en ella se alzaba la famosa tienda El Encanto que inspiró la creación en Madrid de los almacenes El Corte Inglés, un hijo pródigo que este enero aterrizó en Cuba con algunos productos de su marca blanca.

"Todo está muy caro y aunque se ven de buena calidad en comparación con los productos de factura nacional, estos son productos que compran los extranjeros o la gente que tenga un negocio privado", considera Katia María, madre de dos adolescentes que inspeccionaban las latas.

Los envases llenan los estantes en una escena que apenas recordaban los clientes del Centro Comercial La Puntilla al oeste de la ciudad. Los problemas económicos, que se han recrudecido en los últimos años, habían hecho de una de las tiendas mejor surtidas de la capital un sitio de anaqueles casi vacíos y productos de mala calidad.

"Son cosas de las que puedo prescindir y que compro solo una vez al año para una ocasión especial, pero que no podría mantener con frecuencia"

Ahora, con la llegada del gigante español, se alternan latas de atún, los típicos pimientos del piquillo, pastas y garbanzos envasados. Los clientes recorren las hileras donde asoma el triángulo verde con unas letras cursivas que anuncian la mercancía venida desde el otro lado del Atlántico. Este martes nadie echaba nada en el carrito, solo observaban como en la sala de un museo.

El efecto se ha visto de inmediato en los estantes de los mercados. "Han sido meses duros porque cuando no falta el papel sanitario, falta el pollo o la leche", apunta un cliente del centro comercial que prefirió el anonimato. "Vengo hasta Miramar, aunque vivo en Centro Habana, porque como esta es una zona de diplomáticos, a veces las tiendas están mejor surtidas".

El comprador se sorprendió al ver la nueva línea de productos pero declinó comprar alguno. "Son cosas de las que puedo prescindir y que compro solo una vez al año para una ocasión especial, pero que no podría mantener con frecuencia", asegura.

Al final de un estante, una empleada acomoda todavía algunos de los productos recién llegados. "Este es un tipo de mercancía que normalmente es de lenta salida", comenta. "Se ve que son de buena calidad pero no de primera necesidad y aquí la gente viene buscando básicamente los ingredientes más importantes para cocinar: aceite, salsa de tomate y enlatados cárnicos o de pescado", puntualiza.

Los precios tampoco ayudan mucho. "Esta lata de atún en aceite de girasol cuesta más de lo que gano como pensión mensual", asegura Irma Junco. No obstante, esta jubilada dice poder darse "ese gusto" porque acaba de vender su apartamento para reducirse a un inmueble más pequeño y "la diferencia de dinero es para comer mejor, porque estoy aburrida del arroz con perro caliente y del pollo".

Si en un mercado de El Corte Inglés en España una caja de pastas Farfalle cuesta 1,46 euros, en La Habana su precio de 2.50 CUC equivale a 2,11 euros

Los precios de los nuevos productos también han "engordado" bastante en su largo viaje desde su origen. Si en un mercado de El Corte Inglés en España una caja de pastas Farfalle cuesta 1,46 euros, en La Habana su precio de 2.50 CUC equivale a 2,11 euros. Algo similar a lo que ocurre con la levadura en polvo de 6 usos, que de 0,63 euros ha pasado a costar 1,65.

El contraste se vuelve mayor en aquellas ofertas que en Madrid se presentan en paquetes y en La Habana se venden al menudeo. Si un atado de tres latas de maíz dulce le cuesta a los españoles 2,09 euros, los cubanos deben pagar 1,10 por cada lata. Al indagar con la administración de La Puntilla la respuesta se repite: "Los precios no los ponemos nosotros, sino que ya vienen orientados", dice en alusión a las Tiendas Recuperadoras de Divisas (TRD).

Los consumidores cubanos se han quejado en reiteradas ocasiones de la falta de transparencia para conocer el porciento de ganancia que tiene el Estado sobre los productos que vende en las TRD. No obstante, estudios hechos de forma independiente ubican el monto entre un 50% y un 240% del costo inicial de compra en el mercado internacional.

Las excesivas regulaciones mantienen atada la producción agrícola de la Isla. El país debe importar más del 80% de la comida que consume, lo que cada año significa una factura de más de 2.000 millones para las arcas nacionales.

El maíz en grano, las frutas en conserva o el café molido que ahora se comercializan en La Puntilla son parte de una enorme factura que la Isla gasta en la compra de cereales, arroz, frijoles, maíz y soja, leche en polvo y pollo para sostener el mercado racionado y la red de tiendas minoristas.

En los últimos dos años, con la crisis económica en Venezuela y la reducción de las partidas de petróleo que el país sudamericano enviaba a precio preferencial, costear ese caudal de importaciones se ha vuelto muy difícil. La falta de liquidez, ante la pérdida de los beneficios de la reventa petrolera, ha hecho que el Gobierno de Raúl Castro haya tenido que recortar importaciones.

El nombre Aliada, otra de las marcas blancas de El Corte Inglés, también se ve inscrito en varios paquetes de pastas que abarrotan los estantes. Los alimentos de ambas llegan a la Isla a través de la empresa italiana Farmavenda y se venden exclusivamente en las TRD que gestionan las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Hasta el momento solo dos locales en la capital cubana ofertan sus productos, aunque planea extenderse a otros durante este año.

A Cuba llegó también en los últimos meses, con menos algarabía mediática, otra línea de alimentos, como las comercializadas por Alcampo, la filial española del grupo francés Auchan.

El desembarco de El Corte Inglés en Cuba a través de su línea de alimentación es un suceso cargado de simbolismo. El establecimiento se inspiró en las técnicas de venta de los novedosos almacenes El Encanto, que fundaron en la Isla los hermanos españoles José y Bernardo Solís.

El establecimiento se inspiró en las técnicas de venta de los novedosos almacenes El Encanto, que fundaron en la Isla los hermanos españoles José y Bernardo Solís

Dos de sus empleados originarios de Asturias, César Rodríguez y Ramón Areces, se instalaron en Madrid después de haber trabajado durante décadas en la famosa tienda habanera. Allí fundaron, en 1935 los grandes almacenes, a los que trasladaron su experiencia en la venta por departamentos, las campañas publicitarias y el diseño de las vidrieras que tanto éxito había tenido entre los clientes cubanos. A día de hoy, el gigante sigue siendo el más poderoso en España a pesar de la caída de sus beneficios o sus problemas con Hacienda.

Su antecesor en La Habana no corrió la misma suerte. Con la llegada al poder de Fidel Castro en enero de 1959, El Encanto fue nacionalizado y en 1961 varias bombas lo hicieron arder. El Gobierno revolucionario acusó a la CIA de estar detrás de la acción, en la que murió la miliciana Fe del Valle. El lugar donde estaba el inmueble se convirtió en un parque que lleva su nombre.

A pesar de su repentino final, El Encanto no ha dejado de ser un recuerdo recurrente cuando se habla del pasado republicano de la Isla.

"Ahora son ellos los que nos mandan productos a nosotros", se lamenta Irma Junco, una jubilada de 78 años que este martes inspeccionaba los anaqueles de La Puntilla tras haberse enterado de la llegada de los productos de El Corte Inglés. "Fuimos pioneros en un montón de cosas y ahora estamos en el cabú del tren", ironiza la mujer, que sostiene una lata de cóctel de fruta con el logotipo de la marca española.

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