"El Gobierno debe entender que solo nosotros podemos lograr que la gente coma"

Ante las nuevas medidas restrictivas, muchos comerciantes de Cienfuegos han cerrado sus negocios

La prudencia de los propietarios de negocios particulares se nota hasta en las tablillas con productos.
La prudencia de los locales particulares se nota hasta en las tablillas con productos. / 14ymedio
Julio César Contreras

31 de diciembre 2024 - 11:19

Cienfuegos/El antes y después que marca la llegada de un año nuevo plantea una duda universal: ¿qué traerá 2025? Cienfuegos, como tantos rincones en Cuba sumidos en una profunda crisis, no es la excepción. Las dudas son mayores entre los emprendedores, un sector que en los últimos meses ha mutado de la euforia inicial, al temor ante las nuevas medidas oficiales que regulan el comercio mayorista.

En la calzada de Dolores, ancha y con casonas de amplios portales a ambos lados, la prudencia de los propietarios de negocios particulares se nota hasta en las tablillas con productos. Donde antes había un listado apretado de golosinas, refrescos, bebidas alcohólicas y todo tipo de alimentos importados, ahora apenas se leen algunas pocas mercancías.

Norberto evita hacer pronósticos a partir de enero. "Nos han sacudido el tablero", explica a 14ymedio sobre las nuevas regulaciones que obligan a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) a vender de manera mayorista con la mediación del Estado y la prohibición explícita de hacerlo para los trabajadores por cuenta propia. Su pequeña tienda particular se nutría, justamente, de un negocio privado que importaba grandes volúmenes desde México. 

"En nuestro establecimiento estaba garantizada la venta estable de aceite, pollo, picadillo y otros productos altamente demandados por nuestros clientes", puntualiza Norberto. Este fin de año, sin embargo, en sus neveras y estanterías han desaparecido los paquetes de cuartos traseros de pollo congelado, parte de la gran variedad de frijoles que hasta hace poco ofertaban y también han disminuido las opciones de pastas o salsas de tomate.

Los emprendedores evitan hacer pronósticos para 2025 y son cuidadosos con los productos que exhiben.
Los emprendedores evitan hacer pronósticos para 2025 y son cuidadosos con los productos que exhiben. / 14ymedio

La tienda de Norberto es un destilado del esfuerzo de varias generaciones de su familia. La amplia finca familiar, a las afueras de la ciudad, fue por décadas el epicentro productivo de sus abuelos y sus padres. Pero hace unos años, cuando finalmente se permitió la compra y venta de viviendas y de terrenos, sus parientes decidieron rematar la quinta con cultivos, árboles frutales y una cochiquera. El dinero resultante se concentró en una casa en la calzada de Dolores y en el monto fundacional de una pequeña bodega.

Ahora, el cienfueguero tiene muchas interrogantes sobre el futuro de su negocio: "¿Serán capaces las empresas estatales de mantener un surtido permanente de la mercancía que necesitamos? ¿Vendrán nuevas medidas con más restricciones y prohibiciones? ¿Incluirán más productos en la lista de precios topados que nos imponen ahora?". Sus dudas no son exageradas, pues desde que abrió las puertas de su tienda hace menos de dos años "solo ha habido malas noticias".

Sin embargo, Norberto no va a desistir, por el momento. "Nuestra mipyme va a actualizar la licencia, pero también nos estamos preparando por si al final tenemos que cerrar", admite. "El problema es que en la vida no se puede ir mucho tiempo con dos jabas: la jaba de seguir y la jaba de cerrar. Hay un momento en que te tienes que quedar con una sola".

Gonzalo es uno de entre tantos emprendedores que esta Navidad, en lugar de guirnaldas y gorros rojos, se ha vestido con el traje de la incertidumbre. En un espacio habilitado en la calle San Carlos, cerca del parque Martí, el propietario de otro local comercial repite preguntas similares. "Yo compraba directamente a un privado de Punta Gorda, pero ya ellos están liquidando los productos que les quedan porque no quieren hacer negocios con el Gobierno. ¿A quién le voy a comprar a partir de enero", precisa. 

Muchos comerciantes mantienen la ilusión de que "algo pase" que obligue a las autoridades a implementar una mayor apertura económica

Por el momento tampoco se plantea liquidar su negocio. La esperanza es lo último que se pierde cuando hay tanto dinero propio en juego. Muchos comerciantes mantienen la ilusión de que "algo pase" que obligue a las autoridades cubanas a implementar una mayor apertura económica y se eliminen las medidas restrictivas recién adoptadas. "El año que viene se ve ya que será muy difícil y es posible que eso haga entender al Gobierno que solo nosotros podemos lograr que la gente coma".

Para Gonzalo hay una relación inversamente proporcional entre lo que ocurre en las bodegas del mercado racionado y el papel que están jugando los comercios privados. "En la misma medida en que el suministro del racionamiento es menor y más inestable, las mipymes han ido creciendo en ofertas, variedad y también tenemos lugares a los que dan ganas de entrar, bonitos, bien decorados con buena atención. Comprar ahora mismo en una bodega estatal es deprimente".

El emprendedor, no obstante, reconoce que muchos cubanos no pueden pagar los altos precios de las mipymes. Un litro de aceite vegetal, 800 pesos esta última semana de diciembre en Cienfuegos; la libra de pollo rondando los 310 y un paquete de espaguetis de 500 gramos, en 300. Para los jubilados y los empleados estatales que no reciben remesas del extranjero ni tienen alguna entrada informal de dinero, los locales privados resultan prohibitivos. 

"No son precios puestos por capricho, nuestro negocio tiene muchos gastos que enfrentar y la falta de combustible nos ha encarecido todos los traslados de mercancía, el pago de los empleados y la inversión para convertir la sala y el portal de la casa en una bodeguita agradable son gastos que nos impiden abaratar lo que vendemos". Las ofertas navideñas y las rebajas por fin de año no están a la orden del día porque las cuentas no dan.

Las ofertas navideñas y las rebajas por fin de año no están a la orden del día porque las cuentas no dan.
Las ofertas navideñas y las rebajas por fin de año no están a la orden del día porque las cuentas no dan.

Otros comerciantes se adelantaron a los hechos. El olfato de Liuba, de 48 años, la alertó de lo que venía. Residente en el barrio de Junco Sur, la pequeña empresaria liquidó a inicios de este año su negocio, una diminuta tienda donde los clientes podían encontrar desde galletas dulces, maltas y cervezas hasta paquetes de picadillo de pavo, un alimento muy socorrido por quienes no pueden pagar por otras proteínas animales. "Sabía que todo esto iba a venir porque tengo un familiar que trabaja en el Ministerio de Comercio Exterior y me avisó de lo que se estaba cocinando".

Liuba no perdió demasiado dinero. "Terminé de vender la mercancía que tenía en existencia y avisé a la dueña de la casa, que me arrendaba el portal, que ya no iba a seguir y entregué mi licencia". Ahora, se dedica a ofrecer algunos productos a través de grupos de WhatsApp. "Tenemos combos de comida que se pagan desde el extranjero por Zelle. Mi esposo, mi hijo mayor y yo los entregamos a domicilio". La nueva modalidad, absolutamente informal, le ha dado un respiro: "me quité de encima a los inspectores, los precios topados y el mantenimiento del local". Ahora, conforma los paquetes comprando mercancías a productores agrícolas y a otras mipymes. "Vendo menos, pero estoy más tranquila".

En la amplia calzada de Dolores las tablillas de ofertas tienen este fin de año muy pocos productos, pero las nuevas restricciones oficiales no han afectado mucho a los módulos que ha preparado Liuba para Navidad. "Si el próximo año quitan todas estas leyes absurdas, vuelvo a abrir mi bodeguita", asegura, pero por el momento prefiere seguir "bajo el radar" y vender al margen de la ley.

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