El Gobierno cubano hará préstamos de mil pesos para cubrir la desaforada subida de precios

La Habana/Los cubanos han comenzado el año en una suerte de tormenta perfecta en la que tienen que deshacerse de una moneda muerta, pagar tarifas de servicios esenciales que se multiplican hasta por diez, bucear en mercados desabastecidos y protegerse de una pandemia, todo a la vez. Si cualquier subida de precios supone un mal momento para la población, la Tarea Ordenamiento transcurre en una situación catastrófica.

El pasado diciembre, el Gobierno decidió adelantar el pago de los nuevos salarios (más acordes con los nuevos precios) para poner en el bolsillo de los ciudadanos circulante con el que afrontar las subidas de tarifas. No tuvo el resultado esperado. A finales de diciembre, una gran parte de los cubanos toman varios días de vacaciones para pasar las navidades y el fin de año en familia, por lo que los salarios se han visto menguados e insuficientes para pagar las cuentas.

La cantidad deberá ser devuelta en hasta cuatro plazos de 250 pesos y la recibirán todos aquellos que la pidan, sin requisitos

De esto se han dado cuenta, demasiado tarde, las autoridades, que para tapar la falta de previsión han puesto en marcha un nuevo parche. Préstamos de 1.000 pesos a los trabajadores con pocos ingresos causados por haber estado de vacaciones, tenido otras licencias sin sueldos, ser trabajadores recién incorporados u otras causas por las que lo soliciten. La cantidad deberá ser devuelta en hasta cuatro plazos de 250 pesos y la recibirán todos aquellos que la pidan, sin requisitos.

El anuncio fue hecho este lunes en un programa de Mesa Redonda encargado de analizar las repercusiones de la Tarea Ordenamiento sobre la asistencia social y otros servicios de ese sector. En el espacio televisado, Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, insistió en la disponibilidad del Gobierno a escuchar las quejas de la población y dar marcha atrás en algunas subidas, como ocurrió con la electricidad o los helados de Coppelia, entre otras cosas que se prevé que lleguen.

"Lo que haya que rectificar se rectifica. Lo que haya que arreglar se arregla, siempre que económicamente sea posible hacerlo", dijo el conocido como zar de las reformas, que admitió la existencia de "desviaciones de la política aprobada y cosas que no se hicieron bien".

Su presencia, junto a la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, tenía como misión la de tratar de infundir tranquilidad en la población insistiendo en la vieja consigna de que "nadie quedará desamparado", pero lo cierto es que dejó una noticia preocupante, la previsión de un elevado número de parados como consecuencia del fin de los subsidios a empresas calificadas como "ineficientes".

"Hay un grupo de empresas que no aguantarán la devaluación, porque además tienen que financiar los incrementos salariales. En el Presupuesto del Estado hay previstos 18.000 millones para apoyar el sistema empresarial, pero no para cubrir ineficiencias, ni para permitir que estas se trasladen a los precios minoristas", dijo Murillo.

"En esas empresas (todas estatales) que calculamos que pueden terminar el año con pérdidas hay más de 300.000 personas ocupadas. Y la solución no es el desempleo, pero tampoco financiar de por vida empresas ineficientes", insistió.

"En esas empresas (todas estatales) que calculamos que pueden terminar el año con pérdidas hay más de 300.000 personas ocupadas. Y la solución no es el desempleo, pero tampoco financiar de por vida empresas ineficientes"

El responsable de los lineamientos quiso templar su pronóstico recordando que dependerá de cómo progrese la pandemia y la recuperación del turismo. Ambas cosas, a juzgar por los acontecimientos de los últimos días, no invitan al optimismo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) vaticina una disminución del 8,5% para Cuba, uno de los países más afectados del continente.

Tras esta exposición, los dos altos funcionarios expusieron las coberturas y garantías sociales previstas para la población más vulnerable, desde los pensionistas a los dependientes de los sistemas de asistencia social y de atención a la familia o familiares de personas con discapacidad.

Sin embargo, tras escuchar las sombrías previsiones de empleo y los inquietantes datos demográficos -105.000 nacimientos frente a 111.000 fallecimientos- a lo que habría que sumar la incontenible hemorragia de migrantes y la desbordante economía sumergida, cuesta saber cómo cuadrará las cuentas el Gobierno para, realmente, no dejar desatendido a nadie.

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