"¿Se les acabó el dólar y lo están fabricando?"
La demanda supera de lejos la oferta de divisas en las Cadeca
La Habana/Bastó un día para que el mecanismo de compraventa de divisas, puesto en marcha este martes en Cuba, empezara a hacer agua por la falta de dólares para satisfacer la demanda de miles de ciudadanos en todo el país.
Este diario comprobó cómo, desde la madrugada del martes, acudían a la casa de cambio (Cadeca) de Belascoaín, entre Zanja y Salud, en Centro Habana, multitud de cubanos a los que solo se les permitió comprar 100 dólares. Eso, si alcanzaban uno de los 40 turnos disponibles para el día.
Otro tanto sucedía en la calle 23 y J, donde se agolpaban los clientes esperando su lugar. Como un rebaño, el movimiento de la cola variaba, se acaloraba o contorsionaba, en dependencia de la llamada del custodio de Cadeca.
El panorama de este miércoles fue, desde luego, muy distinto. Del ambiente fiestero y vigilado por la Policía se pasó a la interminable cola habitual. Jubilados, impedidos físicos, amas de casa, jovencitos, maleantes y coleros experimentados luchaban por un espacio en lista de espera.
"Yo vengo a hacer un favor", dijo a 14ymedio una mujer apostada en los portales de la Cadeca de Belascoaín. "Los dólares no son para mí sino para un amigo que se quiere ir del país. Hace rato que estoy sin trabajo y con esto cojo 'alguito'". La mujer, una artista que desde hace tiempo no logra firmar ningún contrato, invierte en su supervivencia lo único que tiene: tiempo. Desde hace varios meses se dedica a hacer colas para otras personas.
Jubilados, impedidos físicos, amas de casa, jovencitos, maleantes y 'coleros' experimentados luchaban por un espacio en lista de espera
"Estoy aquí desde las cuatro de la mañana y esto está 'feroz'", aseguró un muchacho, mientras trataba de esquivar el sol del mediodía. "Nada más dieron 20 turnos hasta las 8 y la gente que entró", dice, señalando el interior del establecimiento, "lleva ahí desde que abrieron".
"Todos los infelices que quedamos haciendo cola", afirma con amargura una señora, "es para ver si reparten 10 turnos más que prometieron hace un rato". Sentada sobre el contén de la acera, lamenta la "demora que crece cada vez más. ¿Cómo es posible que se pasen el día atendiendo a solo 20 clientes? ¿Se les acabó el dólar y lo están fabricando?"
Entrar a Cadeca ni siquiera fue garantía para los clientes. La lentitud de la atención, los apagones programados y el hecho de que solo una caja estuviera habilitada para el cambio obstaculizaron las operaciones. Tampoco se informó a la población, como prometía el ministro de Economía, sobre el monto disponible para el cambio diario en cada establecimiento.
Una dificultad adicional es que Cadeca no está operando con las reservas de dólares y euros del Banco Central de Cuba, sino con la cantidad que se ha depositado el día anterior. Esta limitación impide el flujo normal y seguro del mercado cambiario.
"¿Por qué no le dijeron a las personas de Cadeca: prepárense? ¿Necesitan cajeros? ¿Cuánto se va a vender? Si todo eso se habló, ¿por qué no se prepararon?", se quejó un hombre mayor a Televisión Cubana. "Hoy estamos pagando las consecuencias: yo soy un trabajador por cuenta propia y estoy aquí, dejando de trabajar para comprar la divisa que necesito".
En la capital, "último puerto" del éxodo masivo que atraviesa la Isla, el tráfico de divisas se mueve con otro ritmo, pero las sucursales de provincia no tienen tanta suerte. Entre los comentarios optimistas que cultivan los telecentros y periódicos provinciales, se escurren a menudo inconformidades y malestar sobre la poca cantidad de dinero disponible para el cambio.
"Nos informaron acá que nada más que había 200 dólares, no hay un depósito adecuado para esta cantidad de gente que hay. Es incorrecto", lamentó ante la televisora local un residente de Santiago de Cuba.
Mientras que una mujer de Palma Soriano, en la misma provincia, señaló el fallo esencial de las nuevas resoluciones cambiarias: "Hay que tomar otras medidas con respecto a la venta del dólar", explicó a los periodistas locales, porque los salarios de la familia cubana, además de pobres, se entregan "en moneda nacional, no en divisa".
La mala gestión de Cadeca ha sido tan previsible como escandalosa, pero sus directivos no están dispuestos a dejarse criticar.
La mala gestión de Cadeca ha sido tan previsible como escandalosa, pero sus directivos no están dispuestos a dejarse criticar
Una publicación del reportero oficialista Lázaro Manuel Alonso advertía de que el reto de Cadeca era "la transparencia". Según el periodista, no basta que un funcionario consigne en televisión el monto hipotético disponible, las casas de cambio tienen el deber de informar al público sobre el depósito que se realiza.
De lo contrario, "las Cadeca serán tristemente célebres por la oscuridad de su gestión", afirmaba Alonso, "y serán caldo de cultivo para un negocio ya viejo, que durante años ha ganado trigo en las afueras de los comercios y donde quiera que vendan algo que la población necesite".
La mención del mercado informal a la vera de los establecimientos cambiarios y las irregularidades en la consigna del depósito cruzaron la raya de lo razonable para los directivos de Cadeca.
En su respuesta a "una opinión", Cadeca confirmaba que había leído "con desagrado" la crítica de Alonso, aunque no lo exponían directamente. Alegaban respetar las opiniones personales, pero "cuando ese comentario brota de una persona públicamente expuesta, debería medir nuestro verbo", aseguraron con tono de regaño.
La consecuencia, según los directivos habían comprobado en el aluvión de comentarios negativos a la publicación de Alonso, era que la crítica servía a los "enemigos inescrupulosos que pretenden destruir lo que con tanto esfuerzo se ha construido".
A continuación, y respondiendo quizás a la petición de "transparencia" de Alonso, Cadeca resumía escuetamente su proceso de gestión de divisas. "Somos y seremos una entidad dedicada al negocio bancario, enmarcada en su objeto social, presta para servir al cliente, con calidad y transparencia en sus operaciones, serios en su actuar, diligentes, respetuosos, con el debido control y siempre al servicio de la Revolución", zanjaba la institución, por si quedaba alguna duda.
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