Guanabo está en venta y los compradores de casas son cubanoamericanos e italianos

Los precios, que no están pensados para cubanos, alcanzan las seis cifras y en ocasiones rondan el millón de dólares

Los vendedores tasan las casonas entre 300.000 y 600.000 dólares, y sus precios no están pensados para cubanos.
Guanabo enfrenta serios problemas de infraestructura que lastran la vida de sus residentes. / 14ymedio
José Lassa

27 de febrero 2025 - 14:40

Guanabo (La Habana)/A menos de 30 kilómetros al este de La Habana, la localidad de Guanabo se ha convertido en un paraíso inmobiliario para los que disponen de recursos importantes en divisas. Codiciadas por cubanoamericanos y extranjeros, las casas cercanas a las playas de arena blanca alcanzan precios de seis cifras y, en algunos casos, se acercan al millón de dólares.

Alfredo, residente en Guanabo y dueño de una casa a pocos metros de la costa, asegura a 14ymedio que solo en su cuadra hay tres inmuebles comprados por cubanoamericanos. El primero de ellos lo vendió un antiguo amigo suyo hace cuatro años, cuando se fue del país, y ahora es una lujosa mansión con piscina y múltiples cuartos reconvertida en hostal. Una noche, en temporada alta, puede llegar a costar 100 dólares. 

En la esquina opuesta, varios sacos de cemento y arena esperan en el portal de una casa recién pintada. Hace apenas unos meses, recuerda el vecino, el inmueble estaba abandonado y en malas condiciones. Ahora, faltan apenas unos retoques para que se convierta en una propiedad de lujo. 

“Toda esa compraventa la hacen extranjeros. Ningún cubano compra aquí”, explica Alfredo, que ha notado que la mayoría de nuevos propietarios son cubanoamericanos o italianos. “Para ellos 10.000, 15.000 o 30.000 dólares no es dinero. Después remodelan las casas y le sacan el triple”, dice. 

Las casas que se promocionan como "en la primera línea de playa" tienen un futuro incierto debido al avance del mar.
Las casas que se promocionan como "en la primera línea de playa" tienen un futuro incierto debido al avance del mar. / 14ymedio

A falta de canales comerciales, Facebook se ha convertido en la plataforma inmobiliaria a la que acceden tanto quienes quieren vender como los que buscan comprar. La página tiene sus ventajas: no hay intermediarios y mucho menos comisiones. Solo hace falta poner dos palabras en el buscador, casa y Guanabo, y en la pantalla aparecen decenas de propiedades con el cartel de se vende. Sobran quienes ofrecen dejarlo "todo dentro", las fotos de espacios recién remodelados y largas descripciones de inmuebles lujosos y amplios con vista al mar. Los vendedores tasan las casonas entre 300.000 y 600.000 dólares, y sus precios no están pensados para cubanos.

“La casa se le va a pudrir en ese precio, y con el salitre del mar más todavía. Por favor, estamos en Cuba, no en Dubái”, vaticina un internauta al pie de un anuncio de una casa por la que piden 450.000 dólares. Otro, más al tanto de quiénes compran en Guanabo, responde: “Esa casa está en precio, el problema está en que los cubanos no tenemos cómo comprarla. Tampoco los bancos hacen préstamos, es imposible. Puede ser que un extranjero la compre”. “Esas casas son más caras que las de aquí en Estados Unidos,” contestaba otro. 

No obstante, el precio que llamó la atención de los internautas es apenas un valor promedio. En Guanabo, las mansiones con mejores condiciones y ubicación pueden acercarse al millón de dólares. Lo confirma una investigación realizada en 2023 por El Toque, que siguiendo las tendencias de compraventa de casas en la capital asegura que Habana del Este, y Guanabo en particular, son de las zonas más caras con casas de hasta 800.000 dólares. 

Espantados por los precios, algunos extranjeros también dejan sus comentarios al pie de las publicaciones: “El salario promedio al mes de un cubano es de 40 dólares. ¿Cómo en un país como Cuba, que no ofrece calidad de vida, se pueden pedir precios tan absurdos por las propiedades?”, aducía una italiana.

El auge inmobiliario en el poblado empezó a partir de 2014, con el deshielo entre Estados Unidos y La Habana.
El auge inmobiliario en el poblado empezó a partir de 2014, con el deshielo entre Estados Unidos y La Habana. / 14ymedio

El auge inmobiliario en el poblado empezó a partir de 2014, con el deshielo entre Estados Unidos y La Habana. Entonces, muchos cubanoamericanos y extranjeros comenzaron a adquirir casas para montar negocios de alquileres y restaurantes, remodelar y vender, o para vivir, lo que hizo que los precios se dispararan aún más.

La Ley General de la Vivienda en la Isla prohíbe a extranjeros y cubanos no residentes en el país ser propietarios de casas, pero eso no impidió que, usando el nombre de familiares y amigos, muchos compraran viviendas. El actual mercado inmobiliario en Guanabo no se compara con lo que era hace 10 años, pero siguen apareciendo interesados en comprar las casonas con vista al mar.

Aunque el Estado cubano establece valores referenciales para la compraventa de casas, lo cierto es que los precios suelen ser mucho mayores, especialmente en zonas residenciales y céntricas de La Habana, comenta a 14ymedio un corredor de casas que pide mantenerse en el anonimato. 

“Las regulaciones con respecto a la compraventa son simples: el propietario decide el precio al que vende, que no siempre es el mismo que declara”, continúa el corredor, que lleva siete años en el negocio. “La notaría, el banco y la Dirección Municipal de Vivienda, son las tres entidades necesarias para efectuar la compraventa. El propietario y el comprador deben hacer los trámites por su cuenta, presencial, en las entidades mencionadas. No puede hacerlos un abogado y no se permite pagar a plazos o hacer subastas”, concluye. 

El monto declarado casi siempre está por debajo de la cantidad real que se paga por la vivienda.
El monto declarado casi siempre está por debajo de la cantidad real que se paga por la vivienda. / 14ymedio

A pesar de que en octubre del año pasado entró en vigor una ley para prevenir las subdeclaraciones y obligar a los interesados a pagar los impuestos por el trámite en el momento en el que se formalizaba la compra, el monto declarado casi siempre está por debajo de la cantidad real que se paga por la vivienda, especialmente si es del calibre de las mansiones de Guanabo. Los vendedores en muchos casos exigen que el pago se haga directamente a una cuenta bancaria en Estados Unidos o en algún país de Europa, y el dinero nunca toca la Isla. 

En contraposición a este mercado de grandes cifras y lujos, existe otra realidad en Guanabo. Propiedades estatales como la panadería Sylvain o el hotel Las Avenidas, cerrado hace 15 años, muestran un total abandono. “Por ese hotel han venido unos cuantos interesados”, cuenta Alfredo, “pero el Estado les propone dividendos de ganancias irrisorios a los inversores privados, y prefiere que los inmuebles les caigan encima a entregarlos”.

Las Avenidas, construido durante la República, tiene tres pisos y una posición privilegiada en la ciudad. Pero hace tiempo que a las paredes las carcomen el moho y el salitre a pesar de que un cartel de la hotelera estatal Islazul, colgado en el exterior, asegura que la instalación está “en reparación”.

Cerca de ahí, al costado de un parque con asientos y farolas rotas y un busto de Martí descascarado, están las antiguas boutiques de Caracol, con estantes vacíos y olor a humedad. En Guanabo, la inflación del mercado informal y el abandono del Estado cubano van de la mano. 

El hotel Las Avenidas está abandonado hace años a pesar de que un cartel exterior asegura que la instalación está "en reparación".
El hotel Las Avenidas está abandonado hace años a pesar de que un cartel exterior asegura que la instalación está "en reparación". / 14ymedio

La cercanía del mar y la arena fina tienen también inconvenientes. Guanabo enfrenta serios problemas de infraestructura que lastran la vida de sus residentes. El suministro de agua, la mayoría de las veces salobre, fluctúa debido a los problemas con las conductoras y los cortes eléctricos. Los vecinos están obligados a comprar el agua potable en un punto de venta en el que el abastecimiento también es irregular.

Las calles, con el pavimento desgastado, huecos en las esquinas donde una vez estuvieron las alcantarillas y las aceras desechas devalúan las propiedades ubicadas en el balneario. A eso se suma que las casas que se promocionan como “en la primera línea de playa” tienen un futuro incierto debido al avance del mar. En la orilla, los trozos de muros y vigas retorcidas son los vestigios de viviendas que ya fueron tragadas por las aguas.

En la orilla, los trozos de muros y vigas retorcidas son los vestigios de viviendas que ya fueron tragadas por las aguas.
En la orilla, los trozos de muros y vigas retorcidas son los vestigios de viviendas que ya fueron tragadas por las aguas. / 14ymedio

Milay, una cubana de 45 años que vivió más de una década en Miami, y su esposo estadounidense han pagado caro la compra de una de esas casonas a menos de 100 metros de las olas. A la inversión inicial de 40.000 dólares han tenido prácticamente que “añadirle la misma cantidad en reparaciones”. El acero reventado dentro de las paredes, el colapso del sistema hidráulico de la vivienda y el avance de la arena han sido una verdadera batalla para el matrimonio en los últimos tres años.

Otro problema es la seguridad. “La gente cree que porque esto es una playa pública se puede entrar a cualquier jardín o portal de las casas que están cerca de la orilla”, cuenta Milay a este diario. “Solo en cerca, muro perimetral y cámaras de seguridad nos hemos gastado una fortuna”. Como ventaja “dormimos cada noche con el sonido de las olas”.

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