En Guantánamo, paradas repletas y ómnibus vacíos con el letrero "Arrendado"

La Habana/El arrendamiento de 26 vehículos estatales "subutilizados", con el que la unidad de Ómnibus Urbanos de Guantánamo pensaba cubrir el déficit del transporte en la provincia, ha sido una medida ineficaz. Incumplir los horarios y saltarse las paradas obligatorias son características de estos choferes, a quienes los directivos han amenazado más de una vez con rescindir sus contratos, según la prensa local.

Rubén Pico Judiones, director de este organismo, lamentó el origen del problema: de los 74 ómnibus con que cuenta Guantánamo, sólo funcionan 33. Esto obligó a buscar alternativas y a solicitar el arrendamiento de guaguas "paralizadas" de varias empresas –amparados en la Resolución 207/2021, que facilita el alquiler de vehículos– para cubrir varias rutas en la ciudad y otras que conducen a las localidades periféricas de Paraguay, Cecilia, Maqueicito, Maquey, La Jabilla, Boquerón, Cayamo y Hatibonico.

Además, detalla Pico, se alquilaron cuatro camionetas "del sector privado" para conectar algunas zonas y se pidió ayuda a los transportes de varios sectores para "apoyar" el traslado de trabajadores. "Todo eso es aún insuficiente", admitió el directivo.

"Estamos insatisfechos con los resultados", insiste, pues por más medidas que se tomen, "persisten las violaciones"

Pico señala en qué condiciones operan los choferes de vehículos arrendados. Deben cobrar cinco pesos y realizar tres viajes por la mañana y tres por la tarde. Además, tienen el deber de cubrir determinadas rutas en un horario establecido. "Una vez que cumplen con ello tienen la libertad para realizar otras faenas que incrementen sus ingresos", afirma.

Sin embargo, esa suerte de laguna en sus obligaciones permite que traten el horario de trabajo con "flexibilidad". Ómnibus Urbanos comenzó a tomar medidas, como inspecciones y ejercicios "intermitentes" de control, expone Pico, dirigidos a sorprender a los choferes durante el incumplimiento. Pero ni siquiera eso ha resuelto la situación. "Incluso, se alerta sobre la posibilidad de rescindir contratos si persisten violaciones a lo regulado, pero ciertamente aún estamos insatisfechos con los resultados", dice.

Es frecuente ver ómnibus que circulan vacíos por la ciudad con el letrero de "Arrendado", y otros que no se dirigen hacia las paradas establecidas pues "prefieren transportar hacia sitios que generen más ingresos", señala Pico.

"Estamos insatisfechos con los resultados", insiste, pues por más medidas que se tomen, "persisten las violaciones".

Por si fuera poco, estos vehículos están sujetos a las mismas dificultades que experimenta todo el sector del transporte: necesidad de reponer los neumáticos, falta de piezas de repuesto, problemas en las baterías y carencia de insumos para el mantenimiento. Por esa razón, lamenta, "están aparcadas en la unidad una treintena de guaguas".

Tampoco los choferes de automóviles estatales han estado a la altura de la crisis. Recoger pasajeros en las paradas "no es un favor, es una obligación" de los dirigentes, se queja Pico. "La población debe denunciar a quienes deambulan por la ciudad vacíos, señalar el número de la chapa y la hora, para identificar a los enajenados, y así contribuir al control desde la acción popular".

El directivo cree que debería existir una ley más severa para aplicar a los "insensibles" que, manejando carros y guaguas del Estado, pasan de largo por las paradas repletas de pasajeros impacientes

El directivo cree que debería existir una ley más severa para aplicar a los "insensibles" que, manejando carros y guaguas del Estado, pasan de largo por las paradas repletas de pasajeros impacientes. A veces, denuncia, ni siquiera se detienen ante la señal de los inspectores. "Hasta la fecha, solo un contrato está en proceso de litigio por incumplimiento del encargo estatal", informa.

"Sin duda, el arrendamiento de los ómnibus paralizados para su arreglo y puesta en explotación por las nuevas formas de gestión es una medida que pudiera ser efectiva a favor de la transportación pública de pasajeros, pero tras ella debe aparecer la exigencia", concluye.

El diario del Partido Comunista en la provincia recoge el testimonio de varios ciudadanos que denuncian, en la práctica, la verdadera gravedad del asunto. Esperas de varias horas y un trato humillante por parte de los choferes son el pan de cada día de los viajeros.

"Confiábamos en que con las guaguas arrendadas cambiaría la situación, pero lo cierto es que está peor y cada vez más complejo el panorama, para quienes dependemos del transporte público", expuso uno de los entrevistados. Otro afirmó que era una "burla" de los choferes deambular cerca de las paradas con el cartel que los señala como arrendados, pero negándose a recoger pasajeros.

La conclusión de los guantanameros es clara: el Estado no garantiza la "estabilidad del transporte urbano" y propicia –con la falta de controles y la burocracia– la corrupción creciente del sector.

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