"En La Güinera las agresiones se iniciaron desde el lado del oficialismo"
María Luisa Fleitas Bravo, madre de Rolando Vázquez, condenado a 21 años de prisión, repasa la jornada en que su vida y la de su hijo se torcieron para siempre
La Habana/Hasta hace unos meses, la principal preocupación de María Luisa Fleitas Bravo era reparar el techo de su casa en la barriada habanera de La Güinera, que el huracán Irma dañó, pero ahora su mente está ocupada en otro drama. Su hijo, Rolando Vázquez Fleitas, fue condenado a 21 años de prisión por sedición tras las protestas populares de julio pasado.
Este jueves, Fleitas repasó para 14ymedio aquella jornada de hace nueve meses en que su vida y la de su hijo se torcieron para siempre. Vázquez tenía 32 años entonces y aquel 12 de julio "quiso tomarse un refresco, así que fue hasta un kiosco que tiene su hermano donde venden ese tipo de cosas", recuerda la madre.
"Se quedaron un rato conversando y cuando fue a regresar para la casa ya estaba la gente en la calle", detalla. "Hay un video en que se le ve cruzando la calle, atravesando la multitud, y que luego sigue su camino. Solo por esa imagen, en el que no se ve a Rolando sumarse a la protesta, lo condenaron".
"Hay un video en que se le ve cruzando la calle, atravesando la multitud, y que luego sigue su camino. Solo por esa imagen, en el que no se ve a Rolando sumarse a la protesta, lo condenaron"
"Mi hijo no participó, no hay una sola prueba de que él haya estado en la manifestación. Incluso a él no lo detienen ese día, sino que el 21 de julio lo citan para un interrogatorio en la estación de policía del Capri [municipio Arroyo Naranjo]", explica. "Él fue tranquilo porque le habían dicho que era solo para hacerle unas preguntas pero de allí no regresó".
En el expediente que se presentó ante el Tribunal Popular de La Habana, al que tuvo acceso este diario, se asegura que Vázquez y varios de los acusados en la misma causa lanzaron piedras contra "funcionarios del gobierno local y vecinos de la barriada, quienes en defensa de la Revolución y para contrarrestar el avance de los acusados se personaron" ante los manifestantes.
Pero los videos presentados en el juicio no confirman esa secuencia, según los familiares consultados por 14ymedio, testigos de la protesta o que presenciaron la vista oral en la sala del Tribunal, las agresiones se iniciaron desde el lado de los defensores del oficialismo que intentaban impedir así que los manifestantes siguieran avanzando y se les sumaran más vecinos.
Tras el primer interrogatorio, Vázquez pasó unas dos semanas recluido en la estación del Capri, luego fue conducido al centro de detención de 100 y Aldabó donde los mantuvieron unos dos meses. Posteriormente fue trasladado a la prisión de Valle Grande hasta que, tras el juicio celebrado en diciembre pasado, lo recluyeron en el Combinado del Este, la mayor cárcel de Cuba.
Sin antecedentes penales, antes de que su vida quedara recluida tras unos barrotes, Vázquez se dedicaba a la construcción como parte de una brigada de trabajadores particulares
Sin antecedentes penales, antes de que su vida quedara recluida tras unos barrotes, Vázquez se dedicaba a la construcción como parte de una brigada de trabajadores particulares. "Su sueño era ayudarme a reparar mi casa porque el huracán Irma, de hace cinco años, la dejó desbaratada", agrega Fleitas.
La familia lleva dos generaciones viviendo en La Güinera, uno de los barrios más pobres de la capital cubana. Tras el derrumbe parcial de la casa, sus seis miembros, incluyendo un bebé, habitan en un pedazo que milagrosamente quedó en pie. La madre laboraba como trabajadora doméstica pero desde julio pasado no pudo más: "No tengo fuerzas para hacer eso estando mi hijo preso".
Rolando Vázquez Fleitas nació en el convulso año de 1989, poco antes de la caída del Muro de Berlín. No llegó a conocer la época de cierta bonanza que el subsidio de la Unión Soviética apuntaló durante esa década en la Isla. Desde que era niño, convivió con la dualidad monetaria y la necesidad de tener dólares para comprar zapatos o juguetes.
"Aquí se vive muy mal porque es un reparto muy insalubre. Hay mucha gente a la que se le ha caído la casa. No se ve futuro aquí en La Güinera por eso los jóvenes salieron para la calle ese día. Después de la protesta vinieron y arreglaron tres o cuatro calles, pero eso no es suficiente", remacha ahora la madre.
"Pocos días antes de las manifestaciones, mi hijo había regresado de su primer viaje a Rusia y estaba esperanzado con ayudarme a resolver la situación de la casa. Me dijo, ya voy a poder hacer un dinerito para ayudarte. Tenía todo planificado para regresar a Moscú en septiembre, pero antes lo detuvieron y no pudo", lamenta Fleitas.
"Logré entrar el último día del juicio porque los días anteriores entró su esposa. Eran 17 personas de La Güinera las que estaban siendo juzgadas en ese grupo, incluyendo mujeres". En la misma causa fueron juzgados un padre y una hija, Fredy Beirut, de 64 años y Katia Beirut, de 35. "Los familiares hasta se desmayaban a la salida del Tribunal después de ver lo que pasaba ahí".
"Hay mucha falsedad en eso, porque cómo iban a atacar ese lugar solo con las manos, en las imágenes se ve que no llevan nada en ellas"
"Se dijeron muchas mentiras", asevera la mujer, como que en La Güinera habían asaltado la estación de policía. "Hay mucha falsedad en eso, porque cómo iban a atacar ese lugar solo con las manos, en las imágenes se ve que no llevan nada en ellas". Fleitas apostilla que en los videos se ve que los que comenzaron a lanzar piedras a la gente fueron "ellos", es decir, los oficialistas.
"El abogado de defensa actuó bien pero en muchos momentos del juicio no lo dejaron hablar", lamenta. "Contra mi hijo y contra los otros detenidos de esa causa se han cometido muchas injusticias. Conozco jóvenes que solo estaban en el portal de su casa y desde ahí hicieron un video de la manifestación y los han condenado a un montón de años".
Tras recibir la sentencia, la familia comenzó un proceso de apelación del que todavía están esperando un resultado. "Como madre tengo esperanzas de que lo suelten pronto, pero no me siento optimista. Solo sé que él no puede pasar tantos años en la cárcel, porque no hay pruebas. Es inocente".
Con un hijo preso, la situación económica de la familia se ha hecho más difícil de sobrellevar: "Una vez fui a visitarlo a la cárcel y no pude llevarle nada de comer porque no tenía nada. Su esposa a veces le lleva alimentos pero yo a veces no puedo".
"No podemos hablar casi nada por teléfono porque lo tienen muy vigilado. Las cartas que le mandamos se las leen todas", lamenta la madre. "Cuando me llama hablamos muy rápido, me pregunta cómo me siento y casi ya tiene que colgar. Porque le dan unos pocos minutos y también tiene que llamar en ese tiempo a su mujer y a su hermano".
"En la cárcel mi hijo pasó varios días encerrado en una celda de la que no podía salir por una cuestión 'operativa', así nos dijeron los guardias. Pero cuando fui a averiguar, me dijeron que era por protección pero no me dieron detalles. Algo tiene que haberle pasado para eso pero no me quisieron decir y eso me preocupó mucho", añade.
Las madres de los detenidos de esa jornada en La Güinera "no estamos tan unidas. A veces sí, otras veces no". El pasado miércoles, Fleitas fue citada por la Seguridad del Estado para advertirle de que no filmara más videos de denuncia para publicar en las redes sociales. "Les dije que los iba a seguir haciendo porque ese es mi hijo. Voy a seguir exigiendo la libertad de Rolando".
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