La Habana cumple 500 años con las infraestructuras y servicios anclados en el tiempo
Viales, recogida de la basura, transporte y suministro de agua, puntos flacos de la capital
La Habana/La Habana es muchas ciudades en una. Los turistas la ven como un parque temático del pasado con viejos automóviles y ruinas "bellas"; los que nacieron aquí hace más de cinco décadas evocan sus noches sin fin y lamentan su deterioro; mientras que los jóvenes la consideran como una jungla en la que hay que sobrevivir o huir. La ciudad, a punto de cumplir 500 años, no deja indiferente a nadie.
En su amplia avenida del litoral, con el emblemático Muro del Malecón, radica uno de los grandes atractivos de una urbe a la que la brisa marina refresca de tanto en tanto. Para la mayoría de los visitantes extranjeros, la ciudad se reduce a los municipios La Habana Vieja, Centro Habana y Plaza de la Revolución. Pocos son los que se aventuran más allá, al reverberante Cerro, la antigua y señorial La Víbora o el deteriorado San Miguel del Padrón.
Sin embargo, para los que viven en esta antigua villa fundada en 1519, los barrios de la ciudad son como piezas de un caleidoscopio mal hilvanado que ponen de manifiesto las diferencias sociales, la mayor o menor atención de las autoridades y hasta la composición racial de sus habitantes. Todos ellos, anhelan ver una mejoría en "la capital de todos los cubanos".
Los barrios de la ciudad son como piezas de un caleidoscopio mal hilvanado que ponen de manifiesto las diferencias sociales, la mayor o menor atención de las autoridades y hasta la composición racial de sus habitantes
"En esta ciudad apenas se han construido nuevos viales, circunvalaciones, túneles o puentes en 60 años", advierte Niurka Peraza, graduada de ingeniería civil y dedicada desde hace seis años al trabajo por cuenta propia como diseñadora de interiores. "Y fíjense que digo 'apenas' pero podría ser más rotunda y decir 'nada de nada'".
El túnel de la Bahía de La Habana, sus dos primos cercanos que cruzan al otro lado del Río Almendares y los puentes "elevados" de la calle 100 son parte de una gloria constructiva pasada que no ha vuelto a repetirse. Las avenidas y calzadas siguen siendo las mismas por las que caminaban los habaneros de mitad del siglo pasado.
Para la joven arquitecta "esa falta de ampliación y evolución de los viales y la infraestructura destinada a mejorar el tráfico afecta la vida de todos los habaneros, incluso en los más mínimos detalles. Se ve en las rotondas peligrosas, donde hay continuos accidentes, en el colapso del transporte cuando alguno de los túneles, de la era republicana, se llena de agua. Y no se han creado nuevas alternativas", precisa.
Peraza considera que La Habana "necesita una inversión urgente en viales porque, ahora el problema no se ve tan grave debido a que el parque de vehículos es relativamente pequeño en comparación con otras ciudades, pero podemos estar llegando a un punto de ruptura, de crisis".
"Ahora el problema no se ve tan grave debido a que el parque de vehículos es relativamente pequeño en comparación con otras ciudades, pero podemos estar llegando a un punto de ruptura, de crisis"
El conocido actor Luis Alberto García estalló la pasada semana en Facebook por la situación de los viales. "¿Por qué? ¿Por qué los ciudadanos de este país, peatones, pasajeros y choferes tenemos que estar expuestos a semejantes peligros en carreteras y calles que están en paupérrimo estado, sin mínimas condiciones de seguridad para nuestras vidas?", reclamó. El intérprete de Clandestinos y la saga de Nicanor O' Donnell se mostraba indignado porque se sigan destinando recursos a construir hoteles y no a reparar las calles.
Nieves Suárez, vecina de Cayo Hueso en Centro Habana, es una de los muchos que ven como "mayor problema la recogida de basura y la falta de higiene" y dice sentirse avergonzada cuando recorre otras ciudades del país y las encuentra más limpias y más cuidadas. "Mientras que esta parece una cochiquera", protesta.
La Habana genera 20.000 metros cúbicos (m3) de desechos sólidos cada día, clasificados en 15.000 de desechos urbanos, 3.000 en escombros y 2.000 en podas de árboles, además de otros tipos de basura. A pesar de que la cantidad no es muy elevada para una ciudad de dos millones de habitantes, buena parte de los desperdicios terminan sobre el pavimento, en solares abandonados o la acera.
A pesar de esos problemas, Suárez no quiere mudarse a otra zona de la Isla. "Aquí es donde están las mayores oportunidades, porque este es un país muy centralizado, si no estás en La Habana te pierdes casi todo". Uno de sus hijos emigró recientemente, "gracias a una turista que conoció en el Malecón. ¿Te imaginas eso en Aguada de Pasajeros?", reflexiona.
La Habana genera 20.000 metros cúbicos (m3) de desechos sólidos cada día, clasificados en 15.000 de desechos urbanos, 3.000 en escombros y 2.000 en podas de árboles, además de otros tipos de basura
El problema de la basura se conecta directamente con el del suministro de agua. La Habana sufre desde hace décadas la inestabilidad en el acceso de ésta a las viviendas. Los vecinos han desarrollado mecanismos que van desde las populares carretillas con las se trasladan tanques de agua desde un barrio a otro, hasta aprender a bañarse con el mínimo de líquido.
"Si no fuera por ese problema yo me sentiría muy bien aquí, porque la zona la han restaurado y de verdad que hay edificios que han quedado muy bonitos", confiesa Esperanza González, residente en la calle Cuba, en La Habana Vieja. "Hemos tenido que poner más tanques dentro de la casa y fregar con el agua de la pila es un lujo porque se gasta mucho. Hay que hacerlo jarrito a jarrito".
Desde la ventana de González se ve parte de la bahía, una zona que antaño vivía el ajetreo de barcos de carga que iban y venían. Ahora, solo hay mayoritariamente cruceros y los pequeños botes de los pescadores. "Dicen que la van a convertir en una gran zona recreativa, pero mientras los cubanos no podamos montar en un yate de paseo y conocer nuestra costa eso será muy difícil", considera la habanera.
Viajar por mar es una quimera que parece inalcanzable y en la que pocos piensan cuando deben agarrar un ómnibus, guagua, en las horas pico.
Desde el año 2016 el Gobierno emprendió un reordenamiento de las rutas y frecuencias del transporte de pasajeros dentro de la ciudad, pero dos años después los habaneros se desesperan ante el poco avance y la falta de mejoras.
En ese tiempo, el número de ómnibus cayó. Si en 2016 la capital tenía rodando 858 guaguas, de ellas 339 articuladas, en la actualidad solo lo hacen 792, 260 articuladas. El resultado son largas colas en las paradas y la irritación de la población, que se ve forzada a recurrir a los taxis colectivos privados, que poseen tarifas desproporcionadas en relación a los salarios.
Si en 2016 la capital tenía rodando 858 guaguas, de ellas 339 articuladas, en la actualidad solo lo hacen 792, 260 articuladas. El resultado son largas colas en las paradas y la irritación de la población
Para el 500 aniversario de la fundación de la ciudad, que se celebra en noviembre de 2019, se espera un amplio programa de reparaciones y de actividades culturales, pero los habaneros se muestran escépticos. "Se quedarán en los mismos lugares, de siempre, La Habana Vieja, las calles más turísticas y las avenidas por donde pasan los visitantes extranjeros", lamenta Nieves Suárez.
"Algo nos tocará a nosotros, pero quizás sea solo música y fanfarria porque no creo que el problema de los salideros y del mal estado de la tubería vaya a arreglarse en un año cuando lleva décadas de deterioro", vaticina Suárez.
Para la arquitecta Niurka Peraza, la fecha es "una oportunidad. Para una ciudad celebrar 500 años es todo un reto y esto puede ayudar a que tanto las autoridades como los habitantes valoren más lo que tenemos. En el caso del Gobierno eso se traduce en más inversiones y en el caso de los ciudadanos, en más cuidado".
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