Se dispara en La Habana el precio del servicio de las antenas parabólicas ilegales
En algunos barrios de la capital, las tarifas se han duplicado y alcanzan los 1.000 pesos mensuales
En las zonas más pobres, siguen reinando por su estabilidad en comparación con las plataformas de 'streaming'
La Habana/La inflación sigue golpeando el bolsillo de los cubanos. A la subida del precio de los alimentos y la transportación se suma ahora el aumento de la cuota que deben pagar las familias que reciben el servicio de canales de televisión extranjeros a través de las ilegales antenas parabólicas. Las tarifas se han duplicado y en algunos barrios de La Habana alcanzan los 1.000 pesos mensuales.
"Ya no puedo pagarlo así que le dije al muchacho que me pasó el cable que venga a quitarlo", cuenta a 14ymedio Maritza, una jubilada de Cayo Hueso, en Centro Habana, que desde hace más de doce años disfrutaba del servicio a través de un tendido escondido en supuestas tuberías de agua que llegan hasta su casa. Con una gran densidad poblacional, el municipio es una de las zonas de la capital donde las parabólicas están más extendidas.
"De un día para otro me avisaron que donde antes pagaba 250 pesos, ahora tengo que empezar a pagar 500", lamenta la mujer. "Con mi pensión de 1.400 mensuales ya no puedo permitirme algo así". Del servicio, Maritza ve, fundamentalmente, los programas de participación, las telenovelas y "todo lo que tenga que ver con Cuba, como los noticieros del canal 41 [América TeVé]".
Los costos pueden dispararse aún más para los gestores de este servicio si son víctimas del robo de cables, una práctica creciente en las azoteas habaneras. Los ladrones cortan el tendido para revenderlo en el mercado negro. Muchas veces, para reponer los cables sustraídos, los propietarios de las antenas deben usar divisas o apelar a familiares y amigos en el extranjero que compren el producto, con sus tarjetas Visa o Mastercard, en las tiendas digitales de envíos a la Isla.
"De un día para otro me avisaron que donde antes pagaba 250 pesos, ahora tengo que empezar a pagar 500", lamenta la mujer. "Con mi pensión de 1.400 mensuales ya no puedo permitirme algo así"
En la barriada de Luyanó, municipio Diez de Octubre, la subida es mayor. "En dependencia de la cantidad de canales que contrates, hay paquetes que cuestan 800 pesos mensuales y otros mil", detalla a este diario Dayron, un joven que hace de intermediario entre los clientes de esa zona y el propietario de dos potentes antenas parabólicas. "Todo ha subido y ahora a nosotros todo nos cuesta más caro", explica.
El joven detalla que a los gastos de mantenimiento de los dispositivos hay que agregar la tarifa eléctrica para mantener funcionando el receptor, las tarjetas de activación para el servicio de DirecTV, los cables para llevar el servicio a los clientes y los montos "para que los inspectores se hagan de la vista gorda" y no denuncien al propietario de las antenas. A los vecinos más extremistas políticamente "se les da su cable gratis y así no se van de lengua".
Las antenas parabólicas llevan décadas en la diana de la censura, pero hace unos años las redadas para detectarlas habían disminuido significativamente en La Habana. Sin embargo, tras las protestas populares del 11 de julio de 2021 el régimen cubano redobló la persecución de estos dispositivos para evitar que se difundieran las imágenes de esas manifestaciones antigubernamentales.
Los operativos policiales para detectar estos dispositivos se hicieron más frecuentes, hasta el punto de que en amplias zonas de la ciudad los dueños de antenas parabólicas prefirieron suspender el servicio a la espera de mejores tiempos. Poco a poco volvieron a conectar a los clientes y restablecieron su parrilla de programas, series, películas y reality shows.
Tras las protestas populares del 11 de julio de 2021 el régimen cubano redobló la persecución de estos dispositivos para evitar que se difundieran las imágenes de esas manifestaciones antigubernamentales
Entre las apretadas calles y cuarterías repletas de habitantes de Centro Habana es donde más abundan estas antenas, unos de los primeros elementos tecnológicos, que a finales de los noventa, provocó un cambio en el consumo de contenidos audiovisuales en la Isla, seguido del paquete, las memorias USB y, desde hace casi cinco años, la conexión a internet desde los móviles.
Sin embargo, a las antenas parabólicas les ha aparecido recientemente un nuevo competidor: los servicios de streaming como Netflix. Muchos emigrados cubanos contratan el servicio en el extranjero y comparten las claves de acceso con sus familiares en la Isla. En algunos casos, los parientes en Cuba también cuentan con un dispositivo de Fire TV o similar que les permite disfrutar desde su televisor de una amplia gama de opciones audiovisuales.
Pero las oscilaciones de la conexión a internet, los altos precios de la navegación web y los problemas de velocidad para mantenerse online lastran la posibilidad de ver películas o series a través de esos dispositivos. En las barriadas más pobres, las antenas parabólicas siguen reinando por su estabilidad y precios más bajos. Una situación que podría cambiar con la actual subida de las tarifas.
"Lo que más demanda tiene son los programas de Miami de América TeVé, también Telemundo, la CNN en Español y otros que ofrecen series, documentales y telenovelas", enumera Dayron. "La mayoría de nuestros clientes nos han dicho que van a seguir con el servicio, aunque ahora les cueste más. Ya están enganchados y lo que no quieren, por nada del mundo, es volver a ver la televisión nacional".
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