"Hemos pasado semanas sin recibir una gota de combustible", lamenta un empleado de Cupet en Cienfuegos
El 'Ocean Mariner' llegará este miércoles a Santiago de Cuba, mientras el 'PVT Clara' sigue esperando el pago para descargar
Cienfuegos/Los choferes de los automóviles estacionados frente al Cupet de Punta Gorda, en Cienfuegos, están impacientes. Algunos de ellos han intentado durante varios días comprar combustible en vano, después de recorrer varias gasolineras de la ciudad. Los tanques siguen prácticamente vacíos, y las repetidas colas son prueba irrefutable de que la situación, en vez de mejorar, empeora.
"Tuve que pedirle prestados 50 de litros de gasolina a un amigo, y estoy intentando comprarlos para devolvérselos”, cuenta Félix, uno de los cienfuegueros afectados. Este lunes llegó a la fila a las siete de la mañana. “Ya a esa hora estaba formada una cola que se hizo desde ayer”, lamenta. Cuatro horas después, seguía esperando. Apenas habían abierto la venta, pero por delante tenía decenas de vehículos.
Félix también denuncia el trato desigual a los clientes: “Por supuesto, quienes tienen buenas relaciones con los empleados del Cupet ya han resuelto, mientras que los demás seguimos perdiendo el día en esto”.
Mario, un empleado del Cupet, lo niega tajantemente, asegurando que sólo tienen prioridad determinadas empresas y organismos del Gobierno
En su auto antiguo, Félix se dedica al transporte de pasajeros a diferentes municipios de la provincia, y su negocio no solamente sufre las consecuencias de los elevados precios de la gasolina y las dificultades para adquirirla, sino también de los altos impuestos y la carencia de piezas de repuesto. "Sinceramente, he estado a punto de entregar hasta la licencia de conducción y vender el carro, porque a veces toda la ganancia que obtengo termina en el tanque de mi Chevrolet”, confiesa. Lo único que lo mantiene “sobre ruedas” es su familia, que necesita esos ingresos.
La noticia de que ha llegado combustible al Cupet se sabe de diferentes maneras. Lo más habitual es que los conductores de vehículos llamen por teléfono o acudan al sitio buscando información. Sin embargo, otros clientes son más hábiles y se mantienen en contacto con los despachadores, asegurándose de recibir atención inmediata a cambio de una propina generosa. Según afirman algunos choferes, existe un dispensador “separado” para servirle únicamente a quienes pueden pagar por la prerrogativa, evadiendo una cola que llega a extenderse por varias cuadras.
Mario, un empleado del Cupet, lo niega tajantemente, asegurando que sólo tienen prioridad determinadas empresas y organismos del Gobierno, vinculados directamente a la producción y los servicios. "Sabemos que la situación es crítica, por lo que tratamos de prestar la mejor atención a los clientes, hasta donde el abastecimiento de combustible nos lo permite. Hemos pasado semanas enteras sin recibir una gota de gasolina o petróleo. Las personas se quejan, muchas veces con razón, pero deben comprender que nosotros nada más podemos vender lo que recibimos", justifica.
El propio trabajador afirma que entre los mismos choferes se guardan posiciones dentro de la cola, y que hay también coleros que cobran 1.000 pesos por cada turno que garantizan a los favorecidos. Sin embargo, se lava las manos: "Ese es un asunto que no podemos resolver. Es lógico que la irregularidad en el servicio provoque situaciones como éstas, donde gente inescrupulosa trate de beneficiarse. Lo cierto es que los empleados de este servi nos dedicamos simplemente a cumplir con las tareas que nos corresponden", zanja, poniéndole fin a la conversación.
Los autos continúan estacionándose, uno detrás de otro, con la incertidumbre de alcanzar su objetivo. "Si tengo suerte, voy a comprar toda la gasolina que me permitan, porque encontrarla se convierte en un verdadero dolor de cabeza”, anuncia un conductor. “En algunos lugares me han vendido el litro hasta en 300 pesos”. El hombre, que trabaja por su cuenta y no tiene derecho a una asignación estatal de combustible, también critica los privilegios de algunos: “Yo no percibo que hayan restricciones significativas para los dirigentes, sigo viéndolos montados en sus carros sin mirar para los lados”.
La falta de combustible, por lo demás, vuelve a lastrar la capacidad energética. Están fuera de servicio por escasez de petróleo 70 centrales de generación distribuida y la central flotante turca en Santiago de Cuba. Además, siguen averiadas las termoeléctricas Mariel, Nuevitas y Felton.
Según Jorge Piñón, podría tratarse de combustible o crudo comprado a Rusia por un intermediario que está a la espera del pago por parte del Gobierno cubano
Este lunes, el déficit de megavatios (MW) vuelve a superar con creces las tres cifras (1.296, para una demanda máxima de 3.150 y una disponibilidad de 1.854). En el horario pico, la afectación real será de 1.366 MW y “con mayor incidencia en la zona centro oriental”, según el parte de la Unión Eléctrica de Cuba.
Se espera que el tanquero Ocean Mariner llegue a Santiago de Cuba mañana martes procedente de Tampico (México). El Alicia, con bandera cubana, según informó a 14ymedio el profesor de la universidad de Texas Jorge Piñón, está anclado desde hace dos semanas en Puerto La Cruz, Venezuela, esperando su carga. Asimismo, otro buque que está en territorio cubano es el petrolero PVT Clara, que llegó de Kaliningrado, Rusia, el 2 de octubre, aunque inexplicablemente se mantiene en alta mar frente a La Habana desde esa fecha. La presencia de ese barco fue desmentida por el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, el 5 de octubre pasado, pese a las evidencias.
El PVT Clara, que navega con bandera de Panamá, había zarpado de Rusia el 14 de septiembre. Su capacidad es de 20.831 toneladas, pero no se sabe con exactitud lo que transporta. Según Jorge Piñón, podría tratarse de combustible o crudo comprado a Rusia por un intermediario que está a la espera del pago por parte del Gobierno cubano. Pasó lo mismo a principio de este año con el petrolero tunecino Eco Fleet que estuvo meses navegando en círculos frente al puerto de La Habana hasta que se le pagó para entregar en Cienfuegos los 260,000 barriles de diésel que llevaba.