El hombre detrás del ‘Milagro’
Jorge César Sáenz es el escultor anónimo que hizo el Cristo de la obra de Kcho regalada al papa Francisco
Trinidad/El traslado a Lampedusa de la obra artística Milagro, regalada por Raúl Castro al papa Francisco, revive las preguntas sobre la autoría de ese Jesús crucificado sobre remos presentado bajo la firma del artista plástico Kcho.
La prensa oficial ha mencionado que la figura del Cristo fue tallada “de manera tradicional por artistas del Museo Orgánico de Romerillo en Trinidad", pero sin especificar nombres. Hasta esa antigua villa del centro de la Isla fue 14ymedio en busca de las manos que contribuyeron al Milagro.
Jorge César Sáenz se graduó en la Escuela Nacional de Arte en la misma promoción de 1990 que Alexis Leyva Machado, Kcho. Después de una larga batalla contra el alcoholismo, que logró vencer hace ocho años, retomó la pintura pero se sentía sin inspiración. Ahora recuerda esa época como un momento en que sólo hacía cuadros con mulatas e imágenes de Che Guevara para turistas. Los vendía en Trinidad, lugar donde nació y vive.
Para construir el famoso Jesús, Sáenz se acostó en el piso sobre un cartón mientras su cuñado con un crayón delineaba la silueta
Un día, de paso por la Habana, vio que en el monumento dedicado a las víctimas del Maine, en el Malecón, varios artistas hacían un mural contra la guerra. Allí estaba Roberto Fabelo, Flora Fong, Eduardo Roca Choco y también Kcho que lo invitó a participar. A partir de ese momento reiniciaron su amistad.
En vísperas de la Bienal de La Habana, Sáenz envió una obra que se expuso en la galería Kcho Estudio Romerillo con una evocación clásica de la sagrada familia y otra pieza que nunca se mostró durante el evento: una escultura de Jesús crucificado que cuando Kcho se la encargó le dijo que quería que fuera "del tamaño de Dios".
Para construir el famoso Jesús, Sáenz se acostó en el piso sobre un cartón mientras su cuñado con un crayón delineaba la silueta. Para el rostro usó una foto suya y la mezcló con ciertos rasgos que aparecen en los cristos clásicos. Las manos tienen, proporcionalmente, sus propias dimensiones en las falanges y el torso. El artista confiesa que lo único donde "se mejoró un poco" fue en las piernas.
La talla se hizo sobre cedro y consta de varias piezas ensambladas. Hay cinco principales: el tronco con la cabeza, las dos piernas y los dos brazos. El tronco se conformó con dos tablones gruesos ahuecados; uno hace el frente y el otro la espalda, unidos por el dorso. La cabeza tiene tres componentes, el rostro, la parte superior de la cabeza y la zona posterior. De esa forma se introdujeron por la parte de atrás del rostro, los ojos de plástico y la dentadura, que es una prótesis.
A Sáenz le gusta escuchar rock and roll cuando trabaja.
"Cuando ya llevaba como dos meses y estaba casi terminada la obra, contraté a mi amigo Osvaldo como ayudante para ensamblar, lijar y estucar juntos”, cuenta el orgulloso artista. “Usamos la misma técnica que aplicamos siempre, por no tener la cola animal que se usaba en el barroco del siglo XVIII” que consiste en “la aplicación consecutiva de varias capas de estuco que se van lijando para darle ese pulido final”.
¿Por qué el nombre de Jorge César Sáenz no ha sido mencionado en los extensos artículos que se le han dedicado a la pieza?
Una vez terminada la pieza, Kcho la adquirió para incorporarla a una obra que él había concebido y que se conoce con el nombre de Milagro, donde aparece Jesús crucificado sobre unos remos.
"En los días en que ya se conocía que el papa Francisco visitaría Cuba, Kcho me pidió que fuera a La Habana para darle mantenimiento a la escultura. Fue entonces que escuché un comentario que hizo un carpintero que trabaja con él cuando decía que a él le parecía que aquello finalmente sería un regalo para Francisco".
"La noticia de que el Milagro viajaría a Lampedusa la supe hace como un mes a través de un amigo que es guía de turistas y leyó en internet que un obispo italiano refirió que la obra se colocaría en la Iglesia de la Santa Cruz en Agrigento y que peregrinaría antes por cinco parroquias del sur de Sicilia para finalmente descansar en Lampedusa”, cuenta ahora. “Me siento muy sorprendido de la repercusión que ha tenido este Cristo".
Entonces aparece la pregunta obvia: ¿Por qué el nombre de Jorge César Sáenz no ha sido mencionado en los extensos artículos que se le han dedicado a la pieza? Con modestia el talentoso escultor responde que "en el arte contemporáneo el autor de una obra es el que tiene la idea”. Cita que “Mauricio Cattelan es el autor de una obra donde se ve al papa Juan Pablo II en el piso mirando aterrorizado un meteorito que ha caído del cielo”, pero “la figura del papa la hizo un escultor que se dedica a realizar piezas para otros artistas”.
“Ese fue mi rol en este caso y le estoy muy agradecido a Kcho por haberme dado esta oportunidad".
Pero no esconde su orgullo de autor de la figura de ese Cristo crucificado que llegará a Lampedusa: “Hubo un creador, ese que dio el primer clic, y sé que estaba conmigo mientras tallaba a Jesús sobre un madero”.