Intentan frenar el dengue con una campaña de fumigación sin medios adecuados

La Habana/Temprano en la mañana de este jueves, los habitantes de Nuevo Vedado, en La Habana, se levantaron sobresaltados por el rugido de lo que parecía una avioneta, sobrevolando las calles de la ciudad. Sin embargo, cuando salieron a los balcones notaron que el estrépito no venía de un aparato en las alturas, sino de un viejo camión de fumigación de la empresa de Comunales.

El vehículo dispensaba sus humaredas sobre las calles, aceras y zanjas, con la intención de que el gas alcanzara los numerosos focos de mosquitos que anidan después de los aguaceros de verano. Es una medida aleatoria, pero decretada con urgencia por el Gobierno, que siempre ha carecido de una estrategia sistemática y coherente contra el aedes aegypti.

Otra medida de Salud Pública ha sido el envío de personal médico para inspeccionar los edificios residenciales de la zona. Pero incluso cuando se destina tiempo y recursos humanos para ello, los médicos deben enfrentar los múltiples tropiezos cotidianos de la Isla.

Una doctora que se dirigía a inspeccionar un edificio de la zona entró al elevador para evaluar los pisos superiores y, entre un nivel y otro, quedó atrapada por un corte de electricidad. De no haber acudido uno de los vecinos del edificio, habituado ya al “rescate” durante los apagones, la mujer hubiera permanecido allí, encerrada en el ascensor hasta las dos de la tarde, cuando estaba previsto el regreso del fluido eléctrico.

Incluso cuando se destina tiempo y recursos humanos para ello, los médicos e inspectores deben enfrentar los múltiples tropiezos cotidianos de la Isla

Otros vecinos han presentado quejas a Salud Pública, pues los sanitarios aparecen en los hogares durante los horarios más inapropiados, cuando es necesario salir al trabajo o a la calle, y validan su presencia como algo "obligatorio" y decretado por el Gobierno.

Por si fuera poco, la proliferación del dengue hemorrágico y otras enfermedades transmitidas por el mosquito se encuentran en su punto más crítico. El informe más reciente presentado por el ministro de Salud Pública señaló como causas las "vacaciones" y el "tiempo de lluvia y calor intenso", pero concluyó, con la habitual retórica, que la única medida posible es la "vigilancia, ingreso oportuno, personal entrenado, tratamiento adecuado, y cerrar filas en las áreas de mayor riesgo".

En contraste con el optimismo oficial, el ministro ofreció datos concretos sobre la transmisión de dengue en 11 provincias, 23 municipios y 33 áreas de Salud de la Isla. Durante la última semana de julio, la tasa de incidencia de sospechosos de dengue ha aumentado un 35,5% con respecto a la semana anterior, con un promedio de 68,3 casos registrados por día, sobre todo, en La Habana, Holguín, Isla de la Juventud, Guantánamo y Camagüey.

Un reporte publicado en el diario Tribuna de La Habana informó que en el municipio de Playa circularán vehículos de "fumigación intensiva" semejantes a los de Nuevo Vedado. La proliferación de arbovirosis, que produce dengue, zika y chikungunya, afecta de modo especial a la zona costera de La Habana, donde sobreabundan los focos.

Según Manuel Bravo Fleitas, director de Salud en este municipio del oeste de la ciudad, existe un mapa que registra las manzanas más afectadas y los núcleos de la transmisión de dengue, lo cual incluye al policlínico local.

La práctica más frecuente en este y otros municipios de la Isla ha sido el ingreso domiciliario y el seguimiento esporádico de los pacientes. Los síntomas que señalan el padecimiento y que los vecinos deben "denunciar" a los directivos de Salud son la fiebre, los dolores musculares y oculares, además de la fatiga y el cansancio.

La proliferación de arbovirosis afecta de modo especial a la zona costera de La Habana, donde sobreabundan los focos

"Playa muestra un comportamiento similar al resto de los territorios habaneros en cuanto al número de casos y en cifra de febriles, con un promedio que oscila entre 100-120 diarios", admite el reporte.

Mientras la situación se vuelve cada vez más alarmante, el procedimiento de los Servicios Comunales sigue respondiendo a un patrón de precariedad: los trabajadores riegan charcos, tanques y piscinas con humildes pomos de insecticida aguado; los aparatos de fumigación, además de antiguos y muy molestos, no suelen contar con el mantenimiento y el combustible necesario; y los barrios siguen sufriendo de insalubridad y deterioro sistemático.

Los edificios abandonados y en derrumbe son focos ideales para que anide el mosquito, además de numerosos vertederos y zonas comunes que apenas se limpian de hierba y basura. La imposibilidad de ventilar las casas adecuadamente, debido a los frecuentes apagones, facilita el escenario para las picaduras nocturnas de los mosquitos.

A este panorama se suma el hecho de que Cuba dista mucho de tener una situación satisfactoria en el control de la pandemia de covid-19, además de que los hospitales presentan una falta más que preocupante de insumos médicos, indispensables para el tratamiento y recuperación de estas enfermedades.

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