Inventarios perpetuos, cuando la escasez y la paranoia se juntan en la empresa estatal
"Esto es un supercontrol para la supermiseria que hay", precisa la fuente
La Habana/La crisis azota toda Cuba, pero el sector estatal se resiente doblemente. A la falta de materia prima se le suma el saqueo por parte de los empleados. La solución más reciente para disminuir estos robos ha sido aplicar en los comedores comunitarios de La Habana el llamado "inventario perpetuo", que consiste en suministrar las mercancías diariamente en lugar de almacenarlas durante varias semanas.
En El Cubano, perteneciente al Sistema de Atención a la Familia (SAF) y ubicado en la calle Aguiar, entre Obispo y O'Reilly, en La Habana Vieja, "desde esta semana ya se puso en práctica el inventario perpetuo", cuenta a este diario un trabajador de este comedor, al que asisten fundamentalmente ancianos y personas con discapacidades. "Ahora, al almacén entrarán a diario los productos que se van a consumir, no como antes, que entraban productos para el mes o para la quincena", detalla.
"Esto es un invento diabólico y, aunque sabíamos que existía este concepto del inventario perpetuo o almacén perpetuo, como también se le dice, aquí nunca se había implementado. Nosotros tenemos un trabajador que ahora, cada día por la tarde, tiene que ir a buscar la mercancía en un triciclo al almacén central de la Empresa de Gastronomía, eso será lo que se cocinará al día siguiente", explica.
"Esto significa más trabajo y más papeles, ahora hay que hacer cada modelo de entrega doble y triple pero no nos dan papel"
"Ahí deben darle los productos para la cantidad de asistenciados que comen en nuestro local cada día, que ahora son cerca de un centenar". Los empleados de El Cubano achacan la medida al cambio de directora municipal del SAF, que con anterioridad trabajó en el Ministerio de Comercio. "Esto es un supercontrol para la supermiseria que hay", precisa la fuente.
"Esto significa más trabajo y más papeles, ahora hay que hacer cada modelo de entrega doble y triple pero no nos dan papel. En una primera columna tenemos que poner los productos, otra para el precio, otra para la cantidad que entró y otra para la que salió. Con este nuevo mecanismo no queda nada, queda en cero". Durante tres días, el comedor solo ha vendido "arroz y un pequeño trozo de pollo, además de sopa de chícharo".
En Cuba hay unas 76.175 personas inscritas en el SAF que asisten a 445 comedores de este tipo en la Isla. Los usuarios de este servicio se quejan con frecuencia de la mala calidad en la elaboración de los alimentos, que carecen muchas veces de especias, aceite o grasas. El deterioro de los platos se debe, en buena medida, al saqueo de productos que llevan a cabo los propios empleados.
A pesar de que la variedad de ingredientes ha disminuido significativamente en los últimos años, los SAF mantienen una oferta básica que incluye arroz, algo de granos y un poco de proteína animal que muchas veces se diluye entre masas de croquetas o hamburguesas insípidas. Los precios van desde 1,55 pesos por un cucharón de frijoles negros hasta 2,15 por un huevo hervido o un peso por un pequeño pan redondo.
Aunque los precios parecen económicos en comparación con otros locales gastronómicos, la mayoría de los consumidores del SAF tienen pensiones mínimas que no van más allá de los 1.500 pesos. La mayor parte también son ancianos que viven solos y de sus bolsillos deben costear la electricidad de sus viviendas, la transportación y otros múltiples gastos.
La empleada no ve con buenos ojos la nueva medida de limitar diariamente la cantidad de productos que reciben y tener que rendir cuentas sobre el uso de estos alimentos
"Este es un sistema muy sensible, porque cualquier fallo afecta directamente a personas que no tienen otra posibilidad de llevarse algo de comida a la boca", reconoce otra empleada de El Canciller, un SAF próximo a la barriada habanera de La Timba. "La gente cree que nosotros robamos y por eso la comida está tan mala, pero aquí yo tengo compañeros que hasta traen sazones de su casa para que el almuerzo les sepa a algo a los viejitos".
La empleada no ve con buenos ojos la nueva medida de limitar diariamente la cantidad de productos que reciben y tener que, además, rendir cuentas contables sobre el uso de estos alimentos. "Eso lo que va a traer es más burocracia y que no vamos a poder planificarnos para estirar algunos ingredientes", lamenta.
"Si está pensado para más control lo que va a conseguir es volvernos locos y que la calidad de la comida caiga todavía más, porque el día que no nos llegue la proteína el almuerzo va a tener que salir así, mientras que ahora siempre tratamos de ir intercalando y repartiendo durante la semana lo que tenemos en el almacén para lograr un menú lo más variado posible".
"Más trabajadores están planeando irse de baja porque no merece la pena el esfuerzo de venir, menos aún porque en Gastronomía suelen atrasarse los pagos de salarios. En un local cerca de aquí el administrador ya empezó el papeleo para jubilarse a la carrera porque dice que con esto así él no trabaja", añade.
Sin embargo, la razón para aplicar este método difiere si se pregunta a los funcionarios. Mientras en locales como El Cubano y El Canciller se les ha informado a los trabajadores que se trata de una medida para evitar el desvío de mercancías y mantener un control más efectivo sobre los recursos, fuentes del Ministerio de la Agricultura y de la empresa estatal Acopio consultadas por este diario apuntan hacia otros motivos.
"No podemos saber qué cantidad de vianda vamos a tener para llevar a Gastronomia y luego a los comedores en una semana, mucho menos en un mes", advierte un funcionario de Acopio vinculado al suministro de estos locales comunitarios. "Nos está entrando poca mercancía, especialmente arroz, frijoles y viandas, así que vamos a ir repartiendo de poquito en poquito".
Los problemas con el combustible también agravan la situación. "Tenemos menos de la mitad de los camiones que antes usábamos para traer la mercancía hasta la ciudad, porque la falta de piezas y el combustible nos están afectando bastante. El día que nos entra un buchito ese mismo día hay que llevarlo hasta el lugar y así".
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